En Melilla se discute dónde realmente comienza la frontera

Hay tres cercas que separan esa ciudad autónoma del vecino Marruecos

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Melilla, España. Ahora, las imágenes de migrantes africanos sentados en las cercas que separan al territorio marroquí del español aquí se han vuelto familiares en todo el mundo.

ENCLAVE DE ESPAÑA EN ÁFRICA

Desesperados por encontrar un camino hacia Europa, los migrantes acampan en el desierto marroquí y piensan en la forma de escalar las barricadas, en ocasiones tomándolas por cientos. Unos 14.000 migrantes han tratado de escalar las cercas este año, y 2.000 han tenido éxito.

Las autoridades españolas han adoptado medidas cada vez más elaboradas para fortificar las cercas. Los migrantes, a su vez, han colocado tornillos en sus zapatos o doblan varillas de metal como ganchos en un intento para escalar mejor.

El desafío de las cercas es solo el más reciente problema con que se han topado las autoridades españolas mientras pasan apuros con la tarea, al parecer insostenible, de asegurar las fronteras de Melilla y Ceuta, sus dos enclaves en territorio de África.

¿Dónde empieza la frontera? , No obstante, si el juego de la escalada de obstáculos ha hecho a este cruce fronterizo uno de los más notorios del mundo, un nuevo desafío legal de grupos defensores de los derechos humanos amenaza ahora con hacer a gran parte de ese ejercicio irrelevante.

El caso radica en la premisa – no totalmente disputada por las autoridades españolas – de que incluso la primera de la serie de tres vallas realmente está dentro de España. Como tal, simplemente llegar al perímetro exterior del enclave podría significar que los migrantes ya han entrado en Europa, potencialmente ampliando las cantidades con derecho a asesoramiento legal, reclamos de asilo o procedimientos de deportación adecuados.

En lo básico, el caso plantea la cuestión de ¿qué, exactamente, es una frontera: una barrera física o algo más hipotético?

Como los enclaves están cada vez más bajo asedio , Madrid ha sido a cusado de recurrir a medidas cada vez más duras para asegurar las fronteras .

Grupos defensores de derechos humanos y la Unión Europea han criticado fuertemente a España por violaciones a la ley española e internacional, incluidas golpizas a los migrantes y expulsiones sumarias sin el debido proceso. El desafío a la ubicación de las cercas ahora amenaza con añadir aún más presión a la defensa española del enclave, ampliando la apertura legal para los migrantes que reclaman asilo.

El territorio en cuestión fue conquistado por la monarquía española en 1497 , y luego controlado desde un fuerte que aún domina el enclave. Marruecos firmó un tratado fronterizo con España en el siglo XIX, pero nunca ha reconocido la soberanía española sobre el territorio.

De hecho, Marruecos complicó la decisión de España de construir su primera cerca aquí en 1998 al insistir en que ninguna excavadora española o cualquier otra maquinaria de construcción operara en suelo marroquí, según José Palazón, el fundador de Prodein, uno de los grupos de derechos humanos que presentó el desafío de la valla.

Como resultado, admiten incluso las autoridades españolas, las cercas se ubican unos 12 metros dentro de lo que España considera su territorio.

El delegado del Gobierno español en Melilla, Abdelmalik el Barkani, dijo en una entrevista que los cruces fronterizos mundialmente “a menudo no eran el lugar geográfico exacto” donde deberían estar, en gran medida por razones logísticas.

España nunca habría expandido el perímetro de seguridad, como lo hizo en el 2005, ni se hubiera molestado en construir tres cercas, dijo, “si solo tocando la primera cerca uno ya hubiera llegado a España”.

En respuesta al desafío legal, Madrid ha argumentado que llegar o incluso cruzar las tres cercas en torno a la frontera de 11 kilómetros de Melilla no es suficiente para reclamar asilo.

En vez de ello, el Gobierno argumenta que los migrantes deben cruzar lo que llama una “frontera operacional”, establecida donde se ubica la última línea de seguridad policiaca.

Esos argumentos han sido criticados por la Comisión Europea –el Poder Ejecutivo de la Unión Europea–, así como por algunos abogados españoles.

En junio, expertos legales españoles criticaron el manejo por parte del Gobierno de los migrantes. Dijeron, entre otras cosas, que la idea de una frontera operacional en vez de fija “no era legalmente admisible”.

“Malvenidos”. Por ahora, muchos de los migrantes que se las ingenian para escalar las tres cercas en torno a Melilla pasan apuros para entender por qué son regresados a Marruecos –a veces violentamente– justo cuando pensaban que habían llegado a la seguridad en España. En entrevistas, algunos muestran cicatrices y huesos rotos que, dicen, son el fruto de la violencia policiaca.

Recientemente, el Gobierno español fue puesto en evidencia por imágenes de video, reunidas por grupos de derechos humanos locales, que mostraban una aparente brutalidad por parte de policías españoles y marroquíes, en ocasiones dentro del área de seguridad de la[[BEGIN:INLINEREF LNCIMA20141213_0090]] cerca triple[[END:INLINEREF]].

En uno de los videos de Prodein, a un migrante africano lo golpearon agentes policiales españoles que blandían bastones después de escalar la última cerca hacia Melilla. Al parecer inconsciente, eventualmente es llevado a través de la puerta por la policía española hacia el lado marroquí de la frontera.

Aunque sin refutar la autenticidad de las imágenes, las autoridades españolas afirman que ofrecen una versión parcial y sesgada de las dificultades que enfrenta la policía ante la presión migratoria masiva.

Barkani declaró en una entrevista que España “usa la fuerza solo cuando es necesario; y es posible que desafortunadamente haya algunos lesionados”.

Tener el derecho a usar una fuerza limitada y legítima, añadió, es precisamente “la razón por la cual se llaman fuerzas de seguridad fronterizas”.

En setiembre, un juez en Melilla encausó al jefe de la Policía Militar del enclave, el coronel Ambrosio Martín Villaseñor, después de una queja presentada por tres organizaciones no gubernamentales –Prodein, SOS Racism y Andalucía Acoge– que acusó a ese cuerpo de expulsiones sumarias ilegales de los migrantes, así como de permitir a la policía marroquí aprender migrantes en territorio español. El coronel ha negado cualquier mala acción.

El juez, Emilio Lamo de Espinosa, dijo que el caso se centraría en la respuesta de la policía española a al menos dos episodios en los cuales los migrantes cruzaron algunas de las cercas.

También aceptó examinar una orden firmada por el coronel que coloca el límite del territorio español en la cerca más interna, sugiriendo que la orden parecía contraria a obligaciones de España en varios tratados internacionales, incluso con Marruecos.

Barkani admitió que España ha permitido a agentes policiales marroquíes entrar en el perímetro de la cerca triple en “algunas circunstancias excepcionales”, principalmente para permitirles “refugiarse de la violencia de los migrantes”.

Esa versión de los acontecimientos la refutan activistas de derechos humanos, algunos de los cuales cuestionan el celo mostrado por la policía marroquí para evitar que los migrantes entren a un territorio que Rabat oficialmente considera como ocupado por España.

De hecho, Marruecos está construyendo una zanja extra y otra cerca a unos 500 metros de las españolas existentes, extendiendo más la pista de obstáculos para los migrantes.

“España habla de tener mayor cooperación con Marruecos”, dijo Palazon, el fundador de Prodein. “Pero esta cooperación es realmente pagar a Marruecos para que haga el trabajo sucio para España, al igual que lo que Europa ofrecía a Gadafi a cambio de que impidiera que los migrantes llegaran de Libia”.

Hasta ahora, ninguna de las medidas, ni siquiera la amenaza de la violencia, parece suficiente factor de disuasión.

Aboubajaar Wada, de 16 años y originario de Níger, dijo que había sido violentamente rechazado después de escalar las tres cercas, cuando “yo pensaba que finalmente estaba en España”. Pero tratará de nuevo, advirtió.

Explicó: “No voy a regresar a Níger, donde no hay nada que hacer ni en qué trabajar, cuando cada vez que despierto ahora puedo al menos ver ya Europa”.