Miles de desplazados por conflicto vuelven a ciudad siria tras acuerdo entre Rusia y Turquía

Analistas, organizaciones no gubernamentales e incluso los pobladores tienen reacciones encontradas sobre el acuerdo. El gobierno Sirio y la oposición apoyaron la medida

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Cerca de 30.000 personas habían huido de sus localidades por la violencia concentrada en el sur de la provincia o el norte de la vecina región de Hama, según la ONU, para dirigirse más al norte, hacia la frontera turca.

Moscú y Ankara, aliado de los rebeldes, anunciaron el lunes la creación de una "zona desmilitarizada" en Idlib, alejando así la perspectiva de una ofensiva.

Desde este anuncio, "más de 7.000 desplazados volvieron a sus localidades y pueblos, en particular en el sureste de Idlib y el norte de Hama", indicó el miércoles el director del OSDH, Rami Abdel Rahman.

La vuelta de los desplazados comenzó incluso antes del anuncio del lunes, aprovechando la relativa calma reinante en la provincia, pero el ritmo se aceleró tras el acuerdo, precisó Abdel Rahman.

El acuerdo entre el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan y el presidente ruso Vladimir Putin consiste en crear una zona desmilitarizada “a lo largo de la línea de contacto entre la oposición armada y las tropas gubernamentales”, que siga más o menos los límites de la provincia de Idlib.

Se establecerá un corredor de 15 a 20 kilómetros de ancho antes del 15 de octubre por el cual todos los combatientes yihadistas deberán retirarse, allanando el camino para que las patrullas turcas y rusas controlen el área.

Unos tres millones de personas, la mitad de ellos desplazados, viven en la provincia de Idlib y en zonas insurgentes de las provincias vecinas de Hama, Alepo o Latakia, según la ONU.

Algunas de estas localidades se encuentran en la futura zona desmilitarizada, que servirá como zona de separación entre los territorios insurgentes de Idlib y las zonas gubernamentales de alrededor.

Las medidas propuestas permitirían dar tiempo a las conversaciones alrededor del acuerdo de paz en Siria y evitarían una catástrofe humanitaria en la provincia de Idlib, sin embargo, analistas aún desconfían del acuerdo por los pocos detalles revelados por los mandatarios.

En los últimos meses la provincia ha estado bajo el asedio de Rusia y Siria para colocarla bajo control del régimen de Damasco, pero Turquía, que apoya a algunos grupos armados de la zona, ha pedido un alto el fuego.

Alivio temporal

El secretario general de la ONU, António Guterres, celebró el acuerdo entre Rusia y Turquía que da “un respiro a millones de civiles”.

Este acuerdo debería "evitar una operación militar a gran escala" en la región, añadió Guterres, que apeló a "todas las partes en Siria a aplicar este acuerdo y garantizar el acceso humanitario seguro y sin obstáculos a todas las zonas y por las vías más directas", en una provincia donde viven tres millones de personas.

La ONU había advertido que un sitio contra Idlib desencadenaría una catástrofe humanitaria y, posiblemente, uno de los peores baños de sangre en los siete años de guerra en Siria.

El enviado de paz de la ONU, Staffan de Mistura, también mostró su satisfacción por el acuerdo, y dijo en una reunión del Consejo de Seguridad que "hemos visto como se evitaba una crisis en Idlib".

De Mistura indicó que la descompresión podría abrir la puerta a la celebración de conversaciones sobre una nueva constitución de posguerra para Siria sobre la que se podría comenzar a trabajar en Ginebra en las próximas semanas.

"Estamos decididos a hacer todo lo que podamos para darle una oportunidad", dijo a los periodistas después de la reunión.

El jefe de ayuda humanitaria de la ONU, Mark Lowcock, se mostró más cauteloso, al señalar que el acuerdo no era abierto y que simplemente podría posponer la acción militar.

"¿Es esto simplemente una suspensión de la ejecución (de la operación)? ¿O es el comienzo de un indulto, el primer destello de luz al final del túnel más oscuro?" se preguntó.

Los civiles en Idlib quieren saber si se trata de un arreglo temporal o del primer paso para eliminar por completo la amenaza de una acción militar, subrayó Lowcock.