Santiago. AFP. Michelle Bachelet cumplió ayer los 100 primeros días de su gobierno en Chile, con un inicio trepidante, que tiene ocupado al Congreso con las reformas más profundas de los últimos años y polarizado el debate sobre la velocidad y profundidad de estas.
Bachelet comenzó su mandato a un ritmo intenso y con dos catástrofes a cuestas, que apenas distrajeron su autoexigente agenda de 56 medidas para los 100 primeros días, de las que cumplió un 86%, según un análisis de Fundación 21.
La mandataria empezó con la reforma tributaria que pretende recaudar un 3% del producto interno bruto chileno. Después envió al Congreso una modificación del sistema electoral binominal, una de las principales herencias de la Constitución impuesta durante la dictadura.
Sumó también el primer paquete de leyes de la reforma educativa para poner fin al lucro, la selección y el copago en escuelas subvencionadas y manifestó su intención de aprobar el aborto terapéutico.
Plazos. En vista del enfrentamiento que supone la reforma educativa con la Iglesia católica chilena, dejó el debate sobre el aborto para el segundo semestre.
“Los tiempos políticos útiles son los dos primeros años, porque el tercer año se reinicia el ciclo electoral por las municipales y el cuarto año las presidenciales. Ella sabe que tiene que aprobar lo más rápido las reformas y tratar de implementarlas”, explicó el analista político Max Colodro.
La oposición, arrinconada y desorientada aún tras la derrota electoral, critica las prisas en el Congreso y la falta de acogida de sus propuestas.
“La celeridad que el Gobierno ha impuesto a las reformas atenta contra la calidad de lo que se está discutiendo”, afirmó Colodro, poniendo como ejemplo los roces por la reforma tributaria.