Santiago
La presidenta de Chile, Michelle Bachelet, anunció este jueves que su reforma educativa incluirá la creación de un Servicio Nacional de Educación para administrar las escuelas públicas, que dejarían de estar a cargo de los municipios.
En su segundo día al frente de un nuevo periodo presidencial, Bachelet inauguró el año escolar en un colegio de Santiago y detalló algunas de las medidas que incluirá la gran reforma educativa que se comprometió a enviar al Congreso en los 100 primeros días de su gobierno.
"No queremos devolverlos al Ministerio de Educación. Todos (los colegios públicos) dependientes del Ministerio de Educación sería lo más ineficiente posible", dijo Bachelet, sobre las escuelas públicas que desde la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) hasta ahora son administrados por los municipios.
"Vamos a generar un Servicio Nacional de Educación (...), de manera que sea el Estado el que garantice una buena administración", agregó la mandataria.
Actualmente, la calidad de los colegios públicos depende de los recursos con los que cuenten las municipalidades. Cada vez más, las familias prefieren pagar aranceles en instituciones privadas que, a la vez, reciben subvención del Estado.
Pagar por educarse. Los llamados colegios particulares-subvencionados concentran hoy más de 60% de la matrícula chilena, y se han convertido en una ingente fuente de recursos para sus dueños, que reciben aportes del Estado y de las familias.
La reforma prometida por Bachelet busca acabar con el 'copago' que realizan las familias, sin terminar con el aporte del Estado a este tipo de colegios.
A nivel universitario, Bachelet prometió instaurar la gratuidad universal de manera gradual, en un plazo de seis años.
Hoy en Chile no es posible estudiar gratis en la universidad. Tanto las instituciones públicas como privadas cobran altos aranceles, que los estudiantes financianpor medio de créditos que deben pagar una vez egresados.
El fin de la municipalización de las escuelas públicas, así como el establecimiento de educación pública, gratuita y de calidad, son parte de las principales consignas del poderoso movimiento estudiantil chileno, que desde 2011 protagoniza multitudinarias protestas callejeras, y ahora está a la espera de conocer detalles de la reforma comprometida con Bachelet.