Dos estadounidenses ganan Nobel de Economía por su búsqueda de la subasta perfecta

El premio fue atribuido, este lunes 12 de octubre, a Paul Milgrom y Robert Wilson. Su trabajo es aplicado en subastas comerciales, incluidos bienes y servicios difíciles de vender en formas tradicionales, como las frecuencias de radio a operadores de telecomunicaciones

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El Premio Nobel de Economía fue atribuido, este lunes 12 de octubre, a los estadounidenses Paul Milgrom y Robert Wilson, dos expertos en subastas “perfectas” cuyo trabajo innovador fue utilizado en particular para la asignación de frecuencias de radio a operadores de telecomunicaciones.

El premio les fue otorgado por mejorar la teoría de las subastas e inventar nuevos formatos de subasta, en beneficio de los vendedores, compradores y contribuyentes de todo el mundo, dijo el jurado de la Academia Sueca de Ciencias.

Milgrom y Wilson, que estaban entre los favoritos para el premio de este año, crearon un concepto que se utiliza para la venta de licencias de frecuencias de telecomunicaciones en Estados Unidos. El jurado destacó que trabajaron tanto en la teoría como en la práctica.

El trabajo de los dos economistas, ambos profesores de Stanford, también se ha aplicado a los mecanismos de asignación de las franjas horarias de los aeropuertos.

“Las subastas son extremadamente importantes (...) estos nuevos formatos están al servicio de la sociedad en todo el mundo”, dijo el miembro del jurado Peter Fredriksson, en la conferencia de prensa que siguió al anuncio.

Robert Wilson, de 83 años, demostró, entre otras cosas, que los participantes racionales en una subasta tienden a hacer una oferta inferior a la situación óptima por miedo a pagar en exceso.

Consultado en la conferencia de prensa poco después de que se anunciara el premio, Wilson se mostró encantado con la noticia y dijo que él mismo nunca había participado en una subasta.

"Nunca participé en una subasta (...) Mi esposa me señaló que compramos unas botas de esquí en eBay, supongo que fue una subasta", dijo.

Paul Milgrom, de 72 años, formuló una teoría más general sobre las subastas, que muestra que ésta genera precios más altos cuando los compradores obtienen información sobre los valores estimados de unos y otros durante la subasta.

Para el último premio Nobel del año, oficialmente llamado Premio del Banco de Suecia en Economía en memoria de Alfred Nobel había varios candidatos, expertos en cuestiones como desigualdades, psicología económica, salud o mercado laboral.

En el 2019, el premio se concedió a un trío de investigadores especializados en la lucha contra la pobreza, los estadounidenses Abhijit Banerjee y Michael Kremer y la franco-estadounidense Esther Duflo, la segunda mujer distinguida en la disciplina y la ganadora más joven en la historia del premio.

Hasta ahora el de Economía ha sido el Nobel donde el perfil del futuro laureado es más fácil de adivinar: un hombre de más de 55 años, de nacionalidad estadounidense, como este año. En los últimos 20 años, tres cuartas partes de los ganadores encajan en esta descripción.

La edad media de los laureados también supera los 65 años, la más alta de los seis premios otorgados.

Sobre la teoría y las aplicaciones prácticas

Los estudios de Paul y Wilson tienen aplicaciones prácticas en la vida de las personas porque la gente siempre ha vendido cosas al mejor postor o se las ha comprado a quien hace la oferta más barata.

Actualmente se hacen subastas de arte, antigüedades, valores, minerales y energía, entre otros.

En Costa Rica, por ejemplo, en la subasta de espectro radioeléctrico realizada en el 2017 se hizo por medio del modelo de múltiples rondas contra reloj, galardonado este 12 de octubre con el premio Nobel.

En nuestro país, también se realizan subastas para vender bonos del Gobierno en la Bolsa Nacional de Valores, en las compras públicas por medio del Sicop (Sistema Integrado de Compras Pública), ahí por ejemplo, el Instituto del Café ha usado subastas a la baja para compra de llantas y el ICE para la compra de equipo de cómputo, entre otras instituciones.

Según explica el sitio oficial de la organización del Premio Nobel el resultado de una subasta depende de tres factores. El primero son las reglas o el formato de la subasta: ¿Las licitaciones están abiertas o cerradas? ¿Cuántas veces pueden los participantes pujar en la subasta? ¿Qué precio paga el ganador, su propia oferta o la segunda oferta más alta?

El segundo factor se relaciona con el objeto subastado: ¿Tiene un valor diferente para cada postor o valoran el objeto de la misma manera? El tercer factor se refiere a la incertidumbre: ¿Qué información tienen los diferentes postores sobre el valor del objeto?

Usando la teoría de la subasta, es posible explicar cómo estos tres factores gobiernan el comportamiento estratégico de los postores y, por lo tanto, el resultado de la subasta. La teoría también puede mostrar cómo diseñar una subasta para crear tanto valor como sea posible.

El análisis es difícil, porque los postores se comportan estratégicamente, con base en la información disponible.

Wilson desarrolló la teoría de las subastas de objetos con un valor común, un valor que es incierto de antemano pero, al final, es el mismo para todos.

Los ejemplos incluyen el valor futuro de las frecuencias de radio o el volumen de minerales en un área en particular. Wilson mostró por qué los postores racionales tienden a colocar sus ofertas por debajo de su mejor estimación del valor común: están preocupados por la maldición del ganador, es decir, por pagar demasiado y perder.

Paul Milgrom formuló una teoría más general de las subastas que no solo permite valores comunes, sino también valores privados que varían de un postor a otro.

Analizó las estrategias de licitación en varios formatos de subasta conocidos, demostrando que un formato le dará al vendedor mayores ingresos esperados cuando los postores conozcan más sobre los valores estimados de los demás durante la licitación.

Con el tiempo, las sociedades han asignado objetos cada vez más complejos entre los usuarios, como espacios de aterrizaje y frecuencias de radio.

En respuesta, Milgrom y Wilson inventaron nuevos formatos para subastar muchos objetos interrelacionados simultáneamente, en nombre de un vendedor motivado por un amplio beneficio social en lugar de ingresos máximos.

En 1994, las autoridades estadounidenses utilizaron por primera vez uno de sus formatos de subasta para vender frecuencias de radio a operadores de telecomunicaciones. Desde entonces, muchos otros países han seguido su ejemplo.

“Los galardonados en Ciencias Económicas de este año comenzaron con la teoría fundamental y luego utilizaron sus resultados en aplicaciones prácticas, que se han extendido por todo el mundo. Sus descubrimientos son de gran beneficio para la sociedad”, dijo Peter Fredriksson, presidente del Comité del Premio.

Otros Nobel del 2020

Aunque es la recompensa más prestigiosa para un investigador en economía, el premio no ha adquirido la misma categoría que las disciplinas elegidas por Alfred Nobel en su testamento fundacional (medicina, física, química, paz y literatura).

Sus críticos lo llaman "falso Nobel" y aseguran que representa en exceso a economistas ortodoxos y liberales.

Este premio fue instituido en 1968 por el Banco Central de Suecia y concedido por primera vez en 1969.

El Nobel de Economía cierra un año marcado el viernes por el premio de la paz otorgado al Programa Mundial de Alimentos, la agencia de la ONU que lucha contra el hambre.

El jueves, la poetisa americana Louise Glück recibió el premio de literatura.

Además de la estadounidense Andrea Ghez, coganadora del Nobel de Física, dos mujeres pasaron a la historia del Nobel por su descubrimiento de las “tijeras genéticas”: la francesa Emmanuelle Charpentier y la estadounidense Jennifer Doudna, que se convirtieron en el primer dúo femenino en ganar un Nobel científico, el de química.

Con cuatro ganadoras femeninas, la temporada 2020 fue más femenina de lo habitual, aunque no iguala el récord de cinco en 2009.

Los laureados, que se reparten casi un millón de euros ($1,18 millones) por cada disciplina, recibirán su premio este año en su país de residencia debido al coronavirus.