De orquídeas a hongos ostra: así reconvirtió su negocio una docente jubilada junto a su hijo

Empresa familiar de Tucurrique, en Jiménez de Cartago, adaptó un antiguo vivero y varios espacios de su casa para dedicarse a la producción de hongos ostra en media pandemia

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Aryeri Calvo Quesada dedicó 30 años de su vida como docente de preescolar en el Ministerio de Educación Pública (MEP). De manera paralela a su profesión, incursionó en la producción de orquídeas con un pequeño vivero que construyó en su casa, en Tucurrique de Jiménez, en Cartago.

Calvo se jubiló en el 2015 y continuó con el cultivo de orquídeas; pero dos años después decidió darle un giro a su negocio en compañía de su hijo, Juan Carlos Araya Calvo, cuando empezaron a recibir cursos del Instituto Nacional de Aprendizaje (INA) enfocados en la producción de hongos ostra.

En ese año tuvieron un primer acercamiento con la producción de hongos ostra, pero por diferentes motivos decidieron ponerle pausa al proyecto. No fue hasta que inició la pandemia de la covid-19 que decidieron lanzarse de lleno con el cultivo del producto, pues consideraron que hubo un cambio en los hábitos nutricionales de las personas que les podía beneficiar para comerciar los hongos.

“Al principio tuvimos sus pro y sus contras, entonces decidimos detener la producción. La recomenzamos ahora que empezó la pandemia, como una forma de brindarle a los consumidores un producto de calidad. A partir del 2020 nace nuevamente el proyecto de Hongos Ostra Tucurrique”, comentó Juan Carlos.

Así, aprovecharon el espacio de un antiguo ciclo donde trabajaba Juan Carlos para instalar un invernadero con todas las condiciones necesarias para poder enfocarse en la producción del hongo ostra, en una primera fase. Luego, al notar que el producto tenía buena aceptación, echaron mano del galerón donde tenían el vivero de orquídeas para adaptar un segundo invernadero.

Hace tan solo cuatro meses construyeron el tercero de ellos en ese mismo espacio, que es el más grande de todos. Cada uno de los invernaderos tiene un sistema de riego y un equipo que permite controlar las condiciones de humedad y temperatura, para así poder conservar el hongo de la mejor manera.

También cuentan con una planta de producto terminado, en la que antes tenían una tienda de ropa. La exdocente comentó que el proceso no fue fácil, pues se les dificultó el acceso a un crédito bancario y tuvieron que hacer una inversión importante para poder readaptar el espacio a sus nuevas necesidades.

“La inversión que se hizo fue grande, porque para hacer los invernaderos se ocupa mucha inversión. Nosotros teníamos un vivero, pero para un invernadero de este tipo debe de haber muchísima asepsia, entonces tenía que modificarse porque debía ser completamente cerrado para que no entren insectos y debe ser higiénico”, explicó Calvo.

La planta ubicada en el terreno de su casa, en Tucurrique, les permite producir unos 850 kilos de hongos ostra cada dos meses, pues ese es el tiempo estimado que tarda todo el proceso de producción, desde la reproducción de la semillas hasta su cosecha final.

Los hongos ostra, cuyo nombre científico es Pleurotus ostreatus, son un tipo de hongo comestible que sirve para preparar infinidad de platillos. De acuerdo con una investigación de la Universidad Técnica Nacional, tienen un alto valor nutricional y pueden ser cultivados a escala comercial a partir de residuos y derivados de actividades agrícolas.

En Costa Rica, algunas personas productoras utilizan residuos de la actividad piñera; pero, en el caso de la empresa familiar tucurriqueña, usan como materia prima para la producción del hongo el zacate de arroz, en el que se siembra la semilla para cultivarlo.

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Largo proceso

El hijo de Aryeri, Juan Carlos, se encarga de todo el proceso de producción y recolección del hongo ostra, que involucra la preparación de la semilla, el pasteurizado del zacate de arroz donde se siembra, así como el monitoreo y riego de los tres invernaderos en los que se producen los hongos.

“El proceso de producción inicia en un pequeño laboratorio que tenemos acá, donde reproducimos la semilla a partir de agar (un tipo de sustancia gelatinosa). Ahí replicamos las sepas para después pasar al cuarto de incubación, donde el proceso tiene una duración de 22 días mientras la semilla se desarrolla y crece”, mencionó Araya.

Posteriormente, pasan a la etapa del cuarto de producción, en el que utilizan como materia prima zacate de arroz, que debe someter a un método de pasteurizado a través de calor, para que luego pueda cultivarse el hongo una vez que se agrega la semilla.

El zacate de arroz se empaca en una bolsa de plástico, en la que se ponen tras capas de la materia prima y otras tres de la semilla del hongo, de manera intercalada. El proceso no termina ahí, pues debe llevarse a un cuarto oscuro, en el que tienen un equipo de calefacción, donde la semilla empieza a germinar por otros 22 días.

Finalmente, las bolsitas se envían a los invernaderos, en donde se cuelgan para que en un promedio de 10 a 15 días se obtenga la cosecha, la cual debe recogerse en recipientes herméticos, que luego se trasladan a la planta de procesado, donde se empaca para venderlo fresco o en conservas.

Sueñan con exportar

Aryeri contó que ella se encarga de la parte de procesado de los hongos, en la que tratan de darle un valor agregado a su producto. Actualmente, además de venderlo fresco, producen conservas en aceite de oliva, en escabeche, en escabeche al vino tinto y con chile picante, así como crema de hongos con leche deslactosada y otra con leche de coco.

También están trabajando en la producción de un paté a base de ese tipo de hongos. El anhelo de Aryeri y su hijo en un futuro cercano es ampliarse lo máximo posible en el mercado nacional y expandirse a mercados internacionales con la exportación de sus productos.

“Los clientes han tenido una buena aceptación del producto, entonces, a pesar de que tuvimos un inicio un poco atropellado con el tema de la pandemia, hemos logrado crecer y mejorar como estructura empresarial”, manifestó Juan Carlos.

Actualmente, los distribuyen en diferentes partes del país; en San José lo hacen a través de Jinca Market, en Escazú los venden en La Cocotería y en la provincia de Heredia lo comercian en Metromercado. Mientras que en Guanacaste tiene una persona que les ayuda a distribuir.

De igual forma, venden en la comunidad de Tucurrique y en Turrialba, así como en ferias y eventos de emprendedores a los que los invitan. También distribuyen los hongos frescos y en conserva por medio de sus redes sociales de Facebooke Instagram.