Las personas con desórdenes de alimentación sí pueden recuperarse del todo

Por años se creyó que quienes sufrían esta condición la tendrían de forma crónica o con propensión a recaídas frecuentes; estudios y el tiempo han visto que sí es posible un cambio total y permanente

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Cuando Rosanna Mauro, nutricionista especialista en trastornos de la conducta alimentaria (TCA), tiene una consulta por primera vez con alguna familia que pasa por esta situación, hay un mito que debe botar una y otra vez.

“No es cierto que la persona que tiene un TCA se va a quedar enferma toda la vida, y que va a tener que vivir con eso. Que se puede controlar, pero no recuperar, eso no es cierto”, manifestó.

“Yo tengo casi 20 años de trabajar en esto, y ya tengo pacientes que puedo decir ‘mirá, sí, la recuperación es posible, no es un mito urbano. La gente sí se recupera y tiene una vida completamente funcional sin los miedos y sin el estrés’”, añadió.

¿A qué se debe el mito? Mauro lo achaca a que durante muchos años no se sabía tanto de la enfermedad como hoy sabemos y durante mucho tiempo se pensó que sí era así.

“Antes se pensaba que ya si tenías ese diagnóstico ya iba a ser para toda la vida y en realidad no. Lo que sí necesito es hacer el trabajo correspondiente para poder mejorar todos los puntos que me están costando, tanto a nivel de la comida como de las emociones”, recalcó.

De acuerdo con la especialista, la persona que tiene un TCA lo tendrá por un tiempo y con el tratamiento basado en evidencia se recuperará.

“Actualmente, hay un 60% de personas que se recuperan al 100%”, comentó Mauro. Otras más se recuperarán en más de un 80%.

Silvina Gimpelewicz, presidenta de la Asociación de Desórdenes de Conducta Alimentaria de Costa Rica, también da fe de ello.

“Hay personas que se pueden recuperar por completo. Hay activistas que se han recuperado completamente y dan apoyo por eso”, subrayó.

En carne propia

Lo dicho por Mauro como especialista no solo se apoya en la evidencia hasta el momento. También en su testimonio.

“Yo misma tuve un TCA hace muchísimos años y tengo un montón de años recuperada”.

“Yo tenía 17 años, ahora tengo 42. En aquél entonces, no había tanta información, nadie sabía. Ahorita hay profesionales especialistas, hay grupos de apoyo. Esto da más posibilidades de éxito porque hay más conocimiento para enfrentarlo”, agregó.

Mauro lo resume: ya se sabe qué funciona y qué no. Y se conoce cómo potenciar las herramientas que tiene cada persona.

Proceso

Silvina Gimpelewicz, la presidenta de la Asociación, por su parte, señala que la recuperación depende de los procesos. Nadie se recupera totalmente en cuestión de meses.

“Es un trastorno complejo, con muchas aristas y por algo se ha evaluado, y se ha dictaminado que los tratamientos duran hasta cuatro años”, aseguró.

“¿Por qué toma tanto tiempo? Para evitar las recaídas, porque esto no es solo subir de peso. Es una vulnerabilidad, es una debilidad con la que la persona convive, entonces hay momentos en donde podría caer”, agregó.

Mauro coincide con Gimpelewicz. Para la nutricionista, el proceso “es como pelar una cebolla. El hecho de que la persona coma ‘normal’ y esté ganando peso solo es la primera capa de la cebolla”.

Y añadió: “primero come mejor, se alcanza el peso y luego comienza con lo de verdad: los pensamientos, las ideas, los mitos, el aislamiento, el manejo de las emociones, el balance cerebral. Son demasiadas cosas”.

Sí, hay casos que se mantienen crónicos

Gimpelewicz indica que las generalizaciones son imposibles, porque cada persona es diferente.

“No todas las anorexias son idénticas, ni todas las bulimias. Tampoco todas las pacientes son iguales. En algunas personas sí hay disparadores que las hacen reaccionar, como vomitar sangre o desmayarse. En otras, no”, afirmó esta experta.

“No podemos decir “todos los casos se recuperan” o decir “ninguno se recupera”, cada caso es muy diferente y depende de un montón de variables”, agregó.

Estas diferencias implican que hay personas que sí vivirán con la enfermedad de forma crónica.

“Mucha de la gente que se enferma no se recupera, muchas veces porque no se obtiene el tratamiento adecuado. Hay un 30% crónico y puede dar una recaída”, admitió Mauro.

Para Gimpelewicz, mucho depende de la voluntad de cada individuo.

“El deseo de mejorar juega un papel primordial. El deseo de recuperarse. Si la persona afectada no colabora, por mejores tratamientos, no lo logra”, concluyó.