Costa Rica entra en la cuarta ola de la pandemia: ¿cuáles serán sus características?

Pico de la ola se alcanzaría más rápido, pero también descendería de forma veloz, prevén quienes estudian el comportamiento de la enfermedad

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La variante ómicron del SARS-CoV-2s, virus causante de la covid-19, llegó a Costa Rica y, de su mano, comenzaron a subir los casos. y con ellos, empezó una nueva ola de la pandemia en el país. Sin embargo, esta tendrá características muy diferentes a las vistas en las olas anteriores.

Especialistas de la Universidad Hispanoamericana (UH) y del Centro Centroamericano de Población de la Universidad de Costa Rica (CCP-UCR) coinciden en que esta será una ola mucho más rápida, es decir, llegaremos más pronto al pico, permaneceremos muy poco tiempo allí y descenderemos con la misma velocidad —o una muy similar— a la que subimos.

“A mediados de diciembre tocó tierra, fondo, cuando teníamos unos 50 casos diarios. A partir de entonces lo que comenzamos a ver fue el comienzo de la cuarta ola. Estamos presenciando el inicio de una ola que viene veloz y cuyo agente propulsor es ómicron”, destacó el médico y epidemiólogo Ronald Evans, de la UH.

Este jueves, la Universidad Hispanoamericana informó que la tasa de contagio de la covid-19 en Costa Rica aumentó en un 113,27% en los últimos siete días y alcanzó su valor más alto en todo el análisis de la pandemia. Según este documento, la cuarta ola ya comenzó.

Para entender mejor las características de esta nueva ola es bueno tomar en cuenta las anteriores y cómo se desarrollaron. Estas son las olas pandémicas según la UH:

  1. Un primer impacto del virus a inicios de la pandemia, la cual comenzó en marzo de 2020.
  2. Una primera ola que comenzó a mediados de 2020 y culminó en noviembre de ese año.
  3. La segunda ola tuvo su pico máximo en mayo de 2021.
  4. La tercera ola habría tenido su pico máximo en setiembre pasado y descendió hasta su mínimo a mediados de diciembre.
  5. Una cuarta ola que habría comenzado cerca de la tercera semana de diciembre.

El demógrafo y salubrista público Luis Rosero, del CCP-UCR, también interpretó la velocidad de la actual fase de la pandemia: “Estamos en nueva ola. El número de casos se va a duplicar cada diez días o incluso más rápido”.

Evans por su parte, añadió que según su criterio y el de su equipo, esta variante está en Costa Rica desde al menos hace cuatro semanas, pero no fue descubierta antes porque la capacidad de análisis genómico de nuestro país —así como de muchos otros— es limitada y esto no permite detectar de inmediato los casos. A su vez, recordó que delta no se ha ido de Costa Rica y que probablemente seguirá como la variante dominante durante un tiempo más, y esta, aunque es menos transmisible, tendría manifestaciones más graves que ómicron.

¿Por qué será una ola tan diferente?

Hay varias razones que motivan a un comportamiento distinto al visto con otras fases de la pandemia en nuestro país. Estos son algunos aspectos que deben tomarse en cuenta.

La variante que lo impulsa: Ómicron es mucho más transmisible que las anteriores, pero la gravedad de sus síntomas es menor y su letalidad (porcentaje de enfermos a los que mata) es más baja. También se ha visto que su periodo de incubación (tiempo que pasa desde la infección hasta el desarrollo de síntomas) es menor.

Por ejemplo, en la ola anterior, donde el propulsor fue la variante delta, era muy transmisible, pero la gravedad de sus síntomas era mayor y estos tardaban más tiempo en aparecer. Esto dio como resultado un pico bastante prolongado que se mantuvo durante más de un mes.

Evans aseguró que en Sudáfrica por ejemplo, los casos sí están descendiendo muy rápido, pero que no es bueno ver el ejemplo de una sola región del mundo y que debemos esperar a ver cómo se comporta ómicron en Europa y Estados Unidos para advertir cómo será la ola.

Mayor cantidad de población vacunada e incluso con refuerzos: Aunque ómicron sí ha sido capaz de “burlar” los anticuerpos generados por las vacunas y por la infección natural, esto no quiere decir que la acción de la inoculación desaparezca por completo. Los anticuerpos no son las únicas defensas generadas, también está la protección de las células inmunitarias, que es capaz de reducir el riesgo de complicaciones y muertes en quienes sí enferman.

Cuando ómicron llegó, cerca de dos de cada tres costarricenses tenían el esquema completo de vacunación y tres de cada cuatro ticos tenían al menos una dosis y varios miles de personas tenían un refuerzo. Esto se diferencia de la llegada de delta en julio pasado, pues para ese entonces solo el 20% tenía al menos una dosis, y el 16% ya había completado el esquema (sin refuerzo).

Sin embargo, la vacunación sí tuvo un efecto en hacer que la ola anterior descendiera a una mayor velocidad, porque para ese entonces ya había más personas inmunizadas.

Aprendizaje previo: En casi dos años de atender la covid-19, los servicios de salud han aprendido cómo tratar los casos desde los más leves hasta los más moderados, lo cual hace, en términos generales, que los pacientes complicados y severos evolucionen mejor. Otra ventaja es que existe el aprendizaje previo de otros países. Sobre este particular, Evans mencionó que Europa nos lleva una ola de ventaja y que lo visto allí, nos puede preparar para trabajar en nuestro metro cuadrado.

Janet Díaz, jefa clínica de la covid-19 de la Organización Mundial de la Salud (OMS), dijo en conferencia de prensa, este miércoles, que se requiere de los datos de hospitalizaciones de más países antes de arrojar conclusiones, porque lo de Sudáfrica solamente responde Sudáfrica y todavía no es posible extrapolar.

También hace falta responder ¿cuántas de esas personas internadas están en cuidados intensivos? ¿Cuántas requieren ventilación mecánica? ¿Cuál es es el estatus de vacunación? ¿Qué edades tienen? ¿Y cuáles son sus factores de riesgo?

Ola más rápida y menos letal, pero igual preocupante

El médico y epidemiólogo Ronald Evans comparó a esta ola con un tsunami: “Va a ser más rápida, de un primer impacto más fuerte, pero que bajará muy rápido también, no la vamos a tener la cantidad de meses que duraron las otras tres olas”.

El demógrafo y salubrista público Luis Rosero no se atrevió a decir si esta ola será más o menos severa o letal que las anteriores, pero sí insistió en que se ensañará con los no vacunados, lo cual incluye a los menores de 12 años, quienes todavía no han sido inoculados porque no ha llegado a suelo tico el producto destinado para ellos. La promesa del gobierno es comenzar a mediados de enero.

“Preocupan mucho los niños. Deberían agilizar esta vacunación con esta población. Debería hacerse lo posible para que estas dosis lleguen antes”, puntualizó Rosero.

Evans sí destacó que en esta nueva ola sí veremos “mucho menos hospitalizaciones y muertes”, pero también hizo una salvedad: esto sucederá siempre y cuando no sea tan exagerado el número de casos nuevos.

“Si el número de casos es muy, muy elevado, podríamos tener una situación en la que, por más que se hospitalice un porcentaje muy bajo de las personas, sí se pondría en aprietos a los hospitales y habría defunciones”, aseveró el especialista de la UH.

En otras palabras, no es lo mismo una enfermedad que mande al hospital al 5% de las personas cuando hay 100 enfermos a una que mande al 2% cuando hay 600 u 800 enfermos. En el segundo caso, el porcentaje de internamientos será menor, incluso de menos de la mitad, pero si vemos los números absolutos, habrá más personas que requieran de una cama de hospital y de los cuidados que allí se dan. Y estos números podrían llegar a superar el doble de las vistas en el primer escenario (un virus más agresivo, pero que enferme a menos personas).

Los últimos datos de hospitalización, difundidos el pasado 28 de diciembre, indican que los internamientos continúan a la baja, y se reportaban 121 personas en centros médicos, 45 de ellas en cuidados intensivos. No obstante, esto aún no refleja los casos actuales, pues una persona toma varios días desde el momento de su infección para llegar a necesitar un internamiento.

Cautela ante fin de año

Ambos especialistas señalan que, aunque ómicron sea más leve, este es un momento de protegernos porque siempre habrá personas vulnerables para enfermarse de forma grave y de morir, especialmente quienes tienen problemas inmunitarios y cuyas defensas no responden bien.

Rosero manifestó que estas personas no obtienen tanta protección de las vacunas y son más vulnerables para defenderse. A él le preocupa que haya un repunte de casos en las zonas en las que el turismo es alto.

“Las zonas ‘calientes’ que han iniciado esto son, principalmente, los distritos turísticos: Malpaís, Tamarindo, Jacó, Nosara y Bahía Ballena. A redoblar esfuerzos”, dijo.

Evans afirmó que, aunque la esperanza es que esto sea la puerta de entrada a una enfermedad más leve e ir dejando la pandemia y entrando en una endemia, las fases de la pandemia aún no han finalizado.

“El peligro que hay es la sensación de seguridad de que ómicron sea más leve. Eso puede reforzar una idea de que no sea tan necesario cuidarnos tanto. A eso hay que combatirlo. Ómicron será menos agresiva, pero es mucho más contagiosa, y hay personas que sí pueden complicarse”, concluyó.