Una segunda oportunidad para las frutas

Un proyecto con cooperativas permite aprovechar de manera innovadora los alimentos como frutas que, de otra forma, podrían desperdiciarse

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La guayaba tailandesa a veces puede resultar difícil de morder. Definitivamente no se suaviza tan rápidamente como la guayaba de color rosa y de un tamaño más pequeño. Sin embargo, a su favor tiene que es grande, más blancuzca y tiene mucho que ofrecer en cuanto a dulzura y, por lo que se puede utilizar para preparar variedad de productos.

El año pasado se entregaron los informes de un proyecto que inició en el 2016 y que, para el 2017, ya podía degustarse en presentaciones de una deliciosa salsa de guayaba taiwanesa con base de mango, así como una salsa picante con la misma guayaba y piña.

Estos productos fueron parte del resultado del proyecto Fortalecimiento de las capacidades de dos cooperativas costarricenses en el aprovechamiento de sus cultivos mediante el desarrollo de productos agroindustriales.

El Consejo Nacional de Rectores (Conare) brindó financiamiento, mientras que se contó con la participación de cuatro universidades públicas: Universidad de Costa Rica (UCR), Universidad Nacional (UNA), Universidad Estatal a Distancia (UNED) y el Tecnológico de Costa Rica (TEC). Esta última institución estuvo a cargo de la coordinación de la iniciativa.

En dicha coordinación de la iniciativa participaron tanto la Escuela de Agronegocios (responsable del sondeo de mercados y las posibilidades de negocio), así como la Escuela de Biología, que atendió lo referente a los cultivos a utilizar.

“Empezamos trabajando con una serie de propuestas de valor agregado orientado a los productos con los que ya contaban”, explica Marianella Gamboa Murillo, profesora de la Escuela de Agronegocios del TEC.

Otra parte del proyecto también tuvo lugar en Paquera, con Coopeproguata, donde la guayaba fue la materia prima. Además de esta fruta, en la Zona de los Santos se trabajó con otras. Así, la cooperativa Frutalcoop R.L. aportó manzana y ciruelas para hacer tanto barras energéticas como una salsa agridulce, muy apropiada para ponerle especialmente a pescados.

Cada cooperativa tuvo como como norte llevar sus productos a las zonas aledañas, ubicándolos poco a poco y buscar el crecimiento del negocio.

La respuesta de cómo se eligieron los productos que finalmente se utilizaron en las recetas tiene una razón de ser muy fácil de entender. En cada una de estas zonas se decidió encontrarles un uso a los remanentes de alimentos que, por su apariencia o tamaño dejaba de ser útil para la exportación.

“Es un producto que tal vez tiene una mancha o una pequeña deformidad, pero es perfectamente consumible y la idea es poner el producto en algún mercado”, agrega Gamboa.

El resultado final con las salsas, toppings y barritas que se convierten en productos nuevos, diferenciados que, además, entran en la línea de la alimentación saludable.

Actualmente las cooperativas que participaron en este proyecto están desarrollando sus productos y buscando nuevos mercados.

Por otro lado, el TEC está trabajando para realizar proyectos similares en Huétar Atlántico, Zona Chorotega y el Pacífico Sur, enfocado en contribuir con cooperativas de grupos de mujeres u organizaciones.

Una fruta alta en nutrientes

La guayaba taiwanesa no solo es útil para la preparación de salsas o mermeladas. También es una fruta que contiene múltiples beneficios para la salud. En este gráfico, los podrá conocer en detalle: