Oh, oh… Estos incendios no se apagan con agua

Muchas veces creemos saber cómo controlar el fuego, pero el caso es que no todos se deben aplacar de la misma forma. Esta es una guía para aprender a identificar cuáles se tratan diferente

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Cuando nos encontramos ante un incendio, la reacción natural es ir a buscar agua para intentar apagarlo. Se entiende que ese es el camino que podemos tomar en cualquier momento, pues el agua es lo que solemos ver como pomada canaria para acabar con esos momentos de emergencia. Lo que no sabemos es que, a veces, este recurso podría hacer que el fuego se intensifique. ¿Es que acaso no son todos los fuegos iguales? Definitivamente no.

Si conocemos qué provocó el fuego, entonces sabremos con qué apagarlo, y ojo el dato: el agua solo se utiliza en lo del grupo A, de los sólidos. Sí, existen diferentes clases de fuego, según la norma europea UNE-EN 2-1994/A1, los cuales se clasifican de a cuerdo con la naturaleza de su combustible.

Tipos de incendios

Clase A: SÓLIDOS. Incendios con sólidos inflamables que normalmente forman brasas. Generalmente de naturaleza orgánica como madera, tejidos, goma, papel y ciertos plásticos. Se pueden apagar con: agua, AFFF, polvo ABC, HCFC 123, Water Mist y Wet Chemical.

Clase B: LÍQUIDOS. Implican líquidos inflamables como el petróleo, la gasolina, aceites, pintura, alcohol o sólidos licuables como la parafina, el asfalto, algunas ceras y plásticos. Se puede apagar con: AFFF, anídrico carbónico, polvo ABC y HCFC 123.

Clase C: GASES. Involucran gases inflamables, como el metano o gas natural, el hidrógeno, el propano o el butano. Se puede apagar con anídrico carbónico, polvo ABC y HCFC 123.

Clase D: METALES. Incendios que implican metales combustibles como el sodio, el magnesio, el potasio o muchos otros cuando estén reducidos a virutas muy finas (como el aluminio). Se puede apagar con polvo seco y nada más.

Clase F: ACEITES Y GRASAS DE COCINA. Se derivan del uso de estas materias en aparatos de cocina. Esta clase se creó en el 2005, al observar que estos líquidos no se comportaban igual que el resto y no se podían usar los mismos agentes extintores como el CO2 o el polvo ABC. Se apaga con wet chemical y listo.

Cuando el origen inflamable proviene de fuegos eléctricos con metales y combustibles, usar agua podría ser la peor idea, pues le daría más fuerza al incendio. Si se trata de fuego eléctrico, la consecuencia sería una electrocución, mientras que en los fuegos del tipo D, con el agua se intensificarían más.

Si se tratara de combustible, el derramamiento de agua, más bien, provocaría que se expanda el fuego, así que ya queda claro que, en algunas circunstancias, el agua sería la peor idea.

En manos de los bomberos

Por supuesto que en situaciones graves, lo mejor es llamar a los profesionales en controlar incendios. ¿Quiénes? Los bomberos, por supuesto, quienes actualmente cuentan con una simbología homologada a nivel internacional, por medio del Sistema Globalmente Armonizado.

Costa Rica ya cuenta con esto desde el 2018, por normativa nacional, mientras que las universidades lo incorporaron dentro de su sistema de identificación.

Otra manera práctica para saber si se debe utilizar agua o no, y cómo se puede contener y extinguir el fuego, es consultando las hojas de seguridad MSDS Material Safety Data Sheet, algo con el lo que las empresas, en general, deben contar.

Aquellas que transportan productos peligrosos deben llevar las hojas de seguridad y su plan de acción en caso de un derrame, así como informar a los bomberos sobre qué es lo que transportan.

A sabiendas de que no solo el agua podría salvarnos de un incendio, otros recursos que alguien podría tener a mano para apagarlos son tierra, diatomita y extintores de diferente tipo, cuando en el lugar hay ciertas fuentes de combustión.

En otros casos, por ejemplo, cuando se quiere apagar un sartén, lo más fácil es taparlo con una tapa y asunto resuelto. Si es una persona la que se está quemando, la recomendación es que no corra y que se le cubra con una manta para sofocar las llamas. Como mucho en la vida, las soluciones se ajustan a cada caso específico.