Educación estancada y desigual: ¿progreso tico en jaque?

El estancamiento de los resultados educativos de la última década y el aumento de la desigualdad en las aulas ponen en riesgo el desarrollo de Costa Rica, advierte la OCDE. El ingreso oficial del país a esta organización internacional obliga a repensar cómo educamos.

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El ingreso oficial de Costa Rica, esta semana, a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) demanda acciones contundentes para corregir la creciente desigualdad en las aulas y el estancamiento de los malos resultados educativos que arrastra el país durante la última década. Seguir por el mismo camino “podría arriesgar el desarrollo del país”, advierte un análisis que hace la OCDE sobre la educación en Costa Rica.

El mismo informe señala que la inversión que el país hace en educación (8% del PIB) no se traduce en mejores resultados. “El rendimiento de jóvenes costarricenses de 15 años estuvo unos dos años por debajo del de sus pares de los países de la OCDE”, dice el informe. En otras palabras, pagamos un alto precio por una educación con resultados mediocres. Entre las fallas: estudiantes que no comprenden lo que leen, serias faltas de ortografía, débil razonamiento matemático y una capacidad argumentativa limitada.

De hecho, uno de cada 3 estudiantes ticos concluye su educación primaria sin las competencias básicas. Esas carencias representan una amenaza para el progreso del país y se traducen en menos oportunidades para el futuro de estos  jóvenes. Alrededor del 51% de los costarricenses entre 25 y 34 años no llegaron a la educación diversificada comparado con tan sólo el  6% en países de la OCDE.

La desigualdad en las aulas es otro de los puntos sobre los que alerta la OCDE. Prueba de ello, que unos 400.000 estudiantes no tengan acceso a Internet para poder atender clases virtuales: una vergüenza nacional para un país que desde hace 13 años cuenta con un millonario Fondo Nacional de Telecomunicaciones (Fonatel).

El informe afirma que las desigualdades también siguen siendo grandes. Mientras los estudiantes menos favorecidos tienen mayor acceso a la educación, aún las brechas restantes en los primeros años y la mala calidad de los ambientes de enseñanza y aprendizaje entraban sus posibilidades para salir de la pobreza. Virtualmente, los estudiantes más acomodados logran llegar a la Universidad en comparación con menos de uno de cada cinco de los estudiantes más pobres.

Acciones urgentes. Para corregir esos errores, la OCDE recomienda establecer altos estándares para la contratación de los docentes, mejorar la formación continua de los profesores y enfocar el apoyo estratégico en aquellas escuelas que más lo necesiten. “Para ello, será necesario crear una cultura virtuosa para el mejoramiento y la rendición de cuentas en todos los niveles”, puntualiza el informe.

En ese mejoramiento de los estándares para la contratación de docentes, es oportuno preguntarse: ¿quién educa a los que educan?, ¿qué rol juegan las universidades? Sobre esto, la OCDE detalla que el gobierno no tiene mecanismos adecuados para recolectar datos sobre matrícula de estudiantes o tomar medidas estrictas contra las universidades de mala calidad. “La reforma debería conducir a una administración más sólida del sector, a un financiamiento más equitativo y estratégico; y a una mayor transparencia y aseguramiento de la calidad”, señala la OCDE.

Definitivamente, el financiamiento en educación debe ir orientado a resultados; amparado a una capacidad mucho más ampliada para monitorear y evaluar los resultados y responsabilizar a los actores y las instituciones. En otras palabras, que el dinero invertido sirva para gestionar acciones que incidan en la calidad de educación que llega a las aulas, contextualizando la educación y atendiendo de manera efectiva las reiteradas fallas presentes en los niveles de lectura, compresión lectora, ortografía y razonamiento matemático de los estudiantes.

Someterse a pruebas estandarizadas y formar parte de estas organizaciones internacionales sin gestionar cambios a partir de los malos resultados, es como ir al médico, recibir la receta para la cura de una enfermedad y correr a guardarla en la mesa de noche sin buscar el medicamento.

La OCDE afirma que “mejorar el acceso a una educación de calidad se ha vuelto más importante que nunca en Costa Rica”. Minimizar la mediocridad de nuestros resultados  educativos seguirá poniendo en jaque el desarrollo del país y las oportunidades de los más jóvenes. Costa Rica no puede permitirse que la educación como herramienta para el progreso social sea asunto del pasado o beneficio de unos pocos.

Cuénteme su opinión sobre el tema al correo barrantes.ceciliano@gmail.com