Coronavirus desafía a la literatura en Costa Rica: Ocho relatos inspirados en la pandemia

Surgido en la actual emergencia sanitaria, ‘Retorna la peste: microrrelatos covidianos’ recoge historias marcadas por la incertidumbre. La obra con textos de ocho escritores ticos se descarga de forma gratuita en el sitio de la Biblioteca Nacional

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Son historias escritas en caliente: sí, en plena pandemia del coronavirus, saturados de información, decires, hechos y emociones, recogiendo algunos chispazos de la realidad antes de que se convierta en memoria. Surgido en medio de la crisis sanitaria por el covid-19, un libro de microrrelatos de ocho escritores costarricenses recoge la incertidumbre que nos embarga en ocho breves textos de ficción.

La obra Retorna la peste: microrrelatos covidianos nació como un regalo, una contribución, dentro de la celebración mundial del Día del Libro (23 de abril) y está disponible para la descarga gratuita en el sitio de la Biblioteca Nacional de Costa Rica. Usted la puede bajar aquí.

Anacristina Rossi, Uriel Quesada, Alí Víquez, Iván Molina, Arabella Salaverry, David Díaz Arias, Elizabeth Jiménez y Ximena Miranda Garnier asumen el riesgo y dejan que sus textos literarios se contagien con el nuevo coronavirus para poder hablar de la incertidumbre, el miedo a la muerte, la paranoia, la soledad, el distanciamiento social, la respuesta de una potencia mundial, el origen del virus y hasta los personajes mitológicos en el confinamiento.

Rápida transmisión

Todo fue cuestión de 10 días. La idea se propagó primero entre historiadores: de David Díaz Arias a Iván Molina Jiménez, quien cultiva el microrrelato y la ciencia ficción.

Hubo terreno fértil y rápida trasmisión; ocho autores se embarcaron en el experimento: unos retocaron y le metieron mano a cuentos que habían creado en otros momentos, otros produjeron los textos ahora, de un tirón y los dejaron reposar para releerlos y corregirlos.

“Queríamos producir ficción sobre un hecho que se está viviendo. Documentar literariamente la experiencia de la pandemia. Es interesante esta posibilidad de aprovechar la situación para generar literatura inmediata frente a una situación inédita”, cuenta Iván Molina Jiménez. “El confinamiento genera en las personas la necesidad de expresión”, agrega.

Él participa con El más solitario de los mundos, relato en que un invento cambiará el mundo. “Tiene que ver con la idea del distanciamiento social, que es la medida más efectiva pero es intrínsecamente deshumanizadora. Además, lleva una burla a Trump; claro, antes del Lysol”, explica el historiador.

Algunos textos se ubican en un futuro apocalíptico o que emerge de las consecuencias de esta emergencia mundial, mientras que otros plantean realidades alternativas a la actual.

Por ejemplo, en Sin una lenta agonía, David Díaz Arias muestra un futuro en que a nadie le importaban mucho los enfermos, en que las medidas de restricción fueron ley y en que se privatizaron los hospitales para “una adecuada atención” de la pandemia; la respuesta, por supuesto, fue la lucha contra el poder. Por su parte, Elizabeth Jiménez propone a un observador de calles y aceras solas en Desierto; es franca expresión del desamparo.

Estos “microrrelatos covidianos” son respuesta, conjura y aprendizaje. “Las situaciones narradas en este libro se leen como la prolongación de un presente vivido en común. Para el lector, los cuentos van más allá de conjeturar una situación futura, ni siquiera recuerdan hechos ya sucedidos: tienen la marca de la inmediatez, están escritos desde el caos, tratan de entenderlo. Cada cuento imagina una respuesta a una situación presente, apremiante, que desconcierta”, detalla Flora Ovares, investigadora en literatura costarricense, en el prólogo.

En Impensable, de Anacristina Rossi, se detalla la forma en que colapsó Estados Unidos como gran potencia y remata así: “Dicen que cuando los imperios construyen muros, llegan a su fin. Recordé el muro romano. Y el de Trump”.

En contacto con la historia

Aunque no lo creímos posible –a pesar de las advertencias de la comunidad científica–, este es el regreso de la peste y de la peor forma. “Retorna la peste es el título de este libro y así advierte que nos encontramos ante una realidad que nos pone en contacto no solo con el resto de la humanidad sino con la historia, con los que vivieron esta situación antes que nosotros: nos recuerda nuestra condición de seres humanos”, asegura Ovares en el texto introductorio.

Precisamente, tres textos exploran los efectos en sus protagonistas. Arabella Salaverry plantea en Higiene extrema a una mujer que se obsesiona con la limpieza hasta olvidarse de ella misma.

“En mi caso, la intención no fue mostrar o demostrar, sino, más bien, compartir estados de ánimo, preocupaciones o temores. Nos enfrentamos a una situación inusitada, nunca antes vivida al menos desde que tengo uso de razón. Creo que muchas personas no verbalizan lo que sienten. Este es un tema cotidiano, acompañado de un toque de humor, y un final amargo; mezclar preocupaciones generales con temores personales, que tal vez son compartidos”, asegura la escritora y actriz.

Para ella, que siempre trabaja largamente en sus escritos, desarrollar la historia de un tirón y casi "por encargo" resultó entretenido y retador.

En su relato Chang Yi, Ximena Miranda Garnier narra la historia de una investigadora que busca el origen del virus y ¡lo encuentra!

Uriel Quesada, escritor costarricense radicado en Estados Unidos, publica El elegido, una versión corregida de un texto que escribió en julio del 2019.

“Me parece que la pandemia ha exacerbado un miedo que ya estaba ahí. En este caso es peor porque los supuestos responsables son invisibles. Y ese es un tema que me ha interesado por años”, comenta Quesada. De esta forma, presenta un cuento en que se refiere a experiencias concretas sobre el fin del mundo –en su caso, huracanes y la amenaza del desbordamiento del río Mississippi–, a la renuncia del liderazgo político a asumir su papel y en que se cambia la manera de esperar a que todo acabe.

A criterio de este escritor e investigador, siempre es un riesgo escribir sobre lo que está pasando inmediatamente; sin embargo, este tipo de espacios permiten reflexionar sobre miedos inmediatos. “No estamos pensando en verdades definitivas, sino en verdades transitorias que nos dan el pulso de una situación”, afirma el ensayista.

Retorna la peste concluye con un homenaje que le hace Alí Víquez a Jorge Luis Borges en La casa covidiana de Asterión. Es decir, explica Ovares, “el libro se cierra entonces con una puerta hacia la otra realidad convocada como vía de salvación momentánea, de efímero escape a la peste: la literatura”.