Los teleadictos (ahora con Netflix como una suerte de amante oficial) sufrimos el mismo síndrome cuando acabamos una serie que nos hizo sucumbir durante semanas: quedamos “huérfanos” y siempre pensamos que nada de lo que se halle en la gigantesca oferta de Netflix podrá compensar lo que acabamos de terminar.
Es así como, tras terminar ya ni recuerdo cuál, Velvet me hizo guiños una y otra vez, mientras repasaba el listado de nuevas opciones. Hasta que un buen día, le di la oportunidad por 10 o 20 minutos. Y nada volvió a ser igual.
Quizá suene a hipérbole porque quizá lo sea; claro que sigo descubriendo nuevas películas, documentales, series... pero Velvet es Velvet.
Mientras escribo estas líneas un compañero me pregunta “si es buena”. Los que no han entrado en su mundo, ni participan en la conversación. Los que sí, casi le saltamos encima, rogándole que no deje pasar un día más sin colgarse de ese retorno a un pasado que muchos no vivimos, justo en la transición entre las décadas de los 50 y los 60 en la Madrid de entonces.
¿De qué va? No hay forma de decirlo sin que suene simplista, lo cual es injusto porque no lo es, en absoluto. A grandes rasgos, la serie se basa en las historias que se suceden en Galerías Velvet, una de las casas de alta costura pioneras en España, que vive el gran apogeo surgido en la época de posguerra y que tiene el reto de ajustarse a los tiempos modernos de entonces, léase, los increíbles años 60.
A partir de este esqueleto se horman los personajes y las historias que los entrelazan. La serie de Antena 3 está tan pero tan bien hecha, que logra transportar al espectador en un corredor del tiempo hacia aquel ambiente de época dorada de los años 50 en la Gran Vía madrileña.
Como citó la revista española Magazine, Velvet supo coger los mejores aspectos técnicos de su antecesora en la cadena, El tiempo entre costuras , y cada escena es una muestra glamour y elegancia. Sin embargo, son las emociones que provocan sus creíbles personajes las que realmente convierten a Velvet en pan de todos los días, cuando no en atracón de todas las noches.
Con influencias del cine clásico de Hollywood y una banda sonora sencillamente espectacular, Velvet tiene un plus enorme, en el que coincidimos todos los adeptos: desde el arranque, espontáneamente todos nos mimetizamos con un personaje. Así de reales son ellos, así de reales son sus amores, sus traiciones, sus errores, sus tragedias y sus luchas y triunfos cotidianos.
Por algo ha roto todos los récords de audiencia dentro y fuera de España. Antena3 empieza a transmitir en Latinoamérica la tercera temporada el viernes 18. Pero a mano y a placer, está disponible desde la primera temporada en Netflix. No aplican restricciones pero sí se imponen advertencias: es altamente adictiva y el síndrome de desapego es tal, que muchos nos descubrimos repitiendo capítulos al azar mientras esperamos frenéticos el estreno de la IV emisión.
Y es que aquella frase que reza que “todo tiempo pasado fue mejor” talvez no sea del todo cierta. Pero con la espectacular Velvet , pareciera que sí.
Véalo. Viernes 1°. de abril. Antena 3. 8:00 P.M.