Periodista costarricense Randall Álvarez narra su partido más triste

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El 24 de mayo del 2000, desde la gramilla del Stade de France de París, Francia, el periodista costarricense Randall Álvarez llevó a los televidentes latinoamericanos de ESPN, las principales incidencias del partido entre el Real Madrid y el Valencia.

Los clubes españoles se midieron ese día en la final de la UEFA Champions League, torneo que con una ventaja de tres goles ganó el club madridista.

Aquel cotejo marcó a Álvarez. "Primero porque ganó el Real Madrid (equipo al que es aficionado) y luego porque en esa Champions estuve más cerca de los jugadores. Estaba en cancha", recuerda el comunicador sobre aquella cobertura.

Durante esa noche, que quedó para la posteridad, el tico se instaló desde un sector de la cancha donde los merengues concentraron su celebración. Esa cercanía con los campeones le permitió, incluso, felicitar al jugador Manuel Sanchís, quien cumplió años un día antes.

"Fue una final que viví muy de cerca porque estuve en la celebración", agrega Randall sobre la Champions League de París, uno de los primeros mundiales de clubes europeo que transmitió in situ en los 15 años que fue parte de ESPN.

Diecisiete años después de aquel juego, la realidad de Randall Álvarez es distinta, pues no solo está retirado de la pantalla (dejó la cadena deportiva en el 2006), sino que se sobrepone a una enfermedad que lo sorprendió en junio del 2013 y que lo obligó a pausar su vida profesional y parte de sus planes personales.

"Fue un golpe sumamente bajo, un trago muy difícil de digerir porque, precisamente, a finales del 2012 viajé a Estados Unidos a gestionar cosas para reactivar mi carrera, pero sucedió eso que fue inesperado", refiere Álvarez sobre su padecimiento, identificado por los médicos como Ramsay-Hunt II.

La enfermedad es un síndrome que, según la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, infecta el nervio facial cercano al oído interno llevando a la irritación e hinchazón del nervio y provocando eventuales cambios en la apariencia facial debido a la pérdida del movimiento, variaciones en el sentido del gusto, daños visuales o espasmos de los músculos de la cara o de lo párpados, entre otros.

"Me afectó algo que fue directamente una daga a mi carrera. Estamos hablando de que tengo una carrera en televisión y este síndrome caprichoso me da parálisis facial, entonces cualquiera, por lógica, entenderá lo que eso puede significar cuando uno tiene una carrera en televisión como comunicador", afirma desde una de las salas de entrevistas de La Nación.

Incertidumbre. Recurrentes visitas al hospital –algunas de emergencia– por mareos poco comunes o fuertes dolores de cabeza en la base del cerebro, encendieron las alarmas de los médicos ticos, a quienes se les complicó hallar un padecimiento en concreto; sin embargo, con los días determinaron el padecimiento de Álvarez, que desde el día uno lo condujo por caminos de incertidumbre.

"Era un caso lleno de incertidumbre y eso complica cualquier situación. Cuando estaba joven me cayó un rayo que me tuvo dos días en coma y tuve que superar eso; superé lesiones, fracturas y cirugías por deporte, pero con este padecimiento nadie te dice o te da un estimado de tiempo de recuperación y más cuando no se sabe qué tipo de recuperación o el porcentaje de recuperación que tendrá. Esa es la parte que ha sido y sigue siendo la más difícil, porque aún tengo afecciones de ese síndrome y la incertidumbre sigue, pero ahora lo manejo distinto: un día a la vez", cuenta el costarricense, de 49 años de edad.

Supermán Álvarez –como lo llamaron desde joven sus amigos– aclara que tanto el descubrimiento de su enfermedad, como el tratamiento y la rehabilitación, fueron procesos que enfrentó en Costa Rica, país al que regresó en el 2007 –tras casi dos décadas de vivir en Estados Unidos– por la necesidad que tenía de descubrirlo y experimentar aquí la vida de adulto.

"Cuando empezó el tratamiento de estabilización de la enfermedad ya tenía paralizados muchos sistemas internos. A nivel exterior era evidente la parálisis facial y los problemas para caminar. Al principio los médicos me hablaban de la posibilidad de una cirugía intracraneal, pero no había garantía de que funcionara, además de que era un procedimiento sumamente delicado, entonces no estaba anuente a hacerla", dice Álvarez, quien padeció la versión severa del síndrome.

Lo crítico de la situación lo llevó a cancelar todos sus planes. "Quedé que no podía hablar ni caminar bien, entonces eso me obligó a pausar todo. Estaba muy débil y básicamente toda mi atención y energía iban a recuperarme. Digo que estuve totalmente fuera de servicio a nivel profesional porque no se entendía lo que hablaba. Ahora estoy mucho mejor, recuperado y voy bien. Poco a poco los sistemas internos se encendieron", manifiesta.

¿De vuelta? Esa visible recuperación vuelve a despertar las ansias en Randall Álvarez por reactivar su carrera en la televisión foránea, con la que ya empezó a coquetear.

Precisamente fue en la pantalla extranjera donde Randall gestó su carrera, que inició a los 23 años.

"Empecé estando en la universidad. No tenía experiencia, pero sí conocía mucho de deportes porque yo era un fiebre de ellos, al punto de que el sueño de uno era la Selección (Nacional). Pero de joven yo jugaba con equipos de fútbol, voleibol, balonmano, ciclismo... Eso me permitió tener conocimiento sobre el deporte y por eso fue que ESPN se fijó en mí cuando estaban empezando el megaproyecto de América Latina", justifica.

Desde ese canal, Álvarez cosechó premios y el reconocimiento internacional. Fuera de juego y Perfiles fueron dos de los programas en los que participó.

En el primero como narrador y comentarista de importantes juegos como los de la Champions League (que transmitió de manera ininterrumpida durante su paso por la cadena); mientras que en Perfiles, Randall destacó como entrevistador de destacadas figuras del deporte como el boxeador estadounidense Óscar de la Hoya, el también pugilista mexicano Julio César Chávez, el futbolista chileno Iván Zamorano y al mexicano Hugo Sánchez.

"De esos 15 años (en ESPN) no cambio ninguno por lo ricos que fueron para mí en experiencias. Soy el resultado de eso a nivel profesional y, en parte, como persona. Pero si tengo que destacar algo diría que Perfiles fue como uno de mis bebés consentidos, porque reflejó mi carrera, mi forma de ser, mi estilo y permitió ver a las grandes estrellas como seres humanos antes que como deportistas", reseña.

De Perfiles, Randall Álvarez solo tiene un sinsabor: la frustrada entrevista con Muhammad Ali, que la truncó un quebranto de salud que tuvo el boxeador, fallecido el 3 de junio del 2016, hace casi un año.

Asimismo de su trabajo en ESPN, Randall subraya las coberturas de la Champions League, un apasionante recuerdo que le eriza la piel y un amor que sugiere con un anillo que luce en el dedo anular de su mano derecha.

"Ahora que no estoy trabajando y que escucho ese himno (el de la UEFA Champions League) me estremezco. Es simplemente indescriptible el sentimiento que me genera la Champions porque la hicimos desde que inició ESPN y hasta que me fui de la empresa", asevera.

Revivir esos momentos impulsan el retorno del Superman tico a la pantalla. "Sí quiero regresar. En algún momento pienso reactivar mi carrera porque ese soy yo", terminó Randall, quien desde la vitrina de su página web continúa informando a la masa sobre una de sus pasiones de siempre: el deporte.