‘La mentira de Armstrong’ es revelada en HBO

Lance Armstrong siempre juró que sus triunfos en el Tour de Francia fueron limpios, pero un día de tantos tuve que admitir el embuste y su dopaje. La caída del ciclista tejano es una de las más sonadas en la historia de cualquier deporte profesional

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En octubre del 2005, Lance Armstrong fue el anfitrión de Saturday Night Live . En el monólogo inicial, el ciclista se permitió una broma acerca de las sospechas de dopaje que pendían sobre él por sus triunfos en el Tour de Francia: “La última vez que hice algo muy bien, los franceses empezaron a hacerme pruebas cada 15 minutos”.

Se completó el gag cuando alguien del “público”, con un marcado acento francés, le pidió una muestra de orina. Armstrong soltó un “no”, enfático y alargado en la “o”.

El “francés” se retiró enojado del estudio: “La carrera es nuestra. Dejá de arruinarla”.

La broma quedó redonda; pero...

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Casi siete años más, en una entrevista con Oprah Winfrey, volvió a referirse al tema. Volvió a contestar con un monosílabo: enfático como el de SNL pero cortito, como para terminar el asunto de una vez por todas

“En cada uno de los siete Tour de Francia que ganaste, ¿usaste sustancias prohibidas o dopaje sanguíneo”, preguntó Oprah. “Sí”, contestó Lance.

La leyenda estaba hecha añicos y la enorme mentira del texano le dejó su reputación en los rincones del subsuelo.

Alex Gibney fue uno de los millones de engañados por Lance Armstrong.

Sin embargo, el caso de Gibney tenía un agravante: él trabajaba en un documental –uno “buena vibra”– acerca del glorioso retorno del ciclista a la Grand Bouclé, la “madre de todas las carreras en bicicleta”.

Lo tenía casi listo cuando los excompañeros de Armstrong empezaron a revelar las artimañas, cuando la Agencia Estadounidense Antidopaje acusó al tejano y compañía de esas prácticas y cuando finalmente Armstrong admitió todo. En otras palabras, su trabajo se fue exactamente por el mismo caño que el prestigio de Armstrong.

Sin embargo, Alex Gibney regresó al viejo pizarrón, recompuso lo hecho, siempre hizo el documental y lo llamó La mentira de Armstrong .

“Era una mentira a plena vista; pero uno no quiere dudar. La mayoría de los hechos se habían revelado hace mucho tiempo.

“La pregunta era: ¿si ya habían sido revelados, entonces cómo pudo sostener Lance que no eran verdad? De eso se trata la película”.

Gibney estuvo presente en la entrevista con Oprah en la que Armstrong admitió siete veces su mentira.

El ciclista no se entrevistó con el documentalista posterior a su histórica confesión delante de cámaras.

Gibney sostiene de que los embustes de Armstrong fueron peores que el dopaje, porque implicó abuso del poder y una manipulación de su enfermedad.

La mentira fue más grande de lo que necesitaba. Armstrong pudo decir: ‘Nunca di positivo’, y habría sido verdad; pero tenía que construir esa enorme mentira de que era un sobreviviente de cáncer que regresó de la muerte para ganar el Tour. Era un cuento de hadas y se intoxicó con ese cuento”, sostuvo Gibney. “ Nunca conocí un mentiroso más grande que Armstrong”, agregó.