San Ramón celebró a lo grande la entrada de sus santos

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

El reloj de la parroquia marcaba las 10 de la mañana y sus dos campanas, bautizadas con los nombres de Aurora y Ramona, anunciaban la salida del patrono del cantón de Alajuela.

El sol picaba, la gente se amontonaba alrededor de la plaza y el sudor ya empezaba a bajar por la frente; sin embargo, el calor ni el bochorno mermaron a los ramonenses, quienes celebraron a lo grande la entrada de los santos, una tradición que se ha mantenido vigente por más de 169 años.

La procesión arrancó con el párroco del pueblo, Greivin Hidalgo, al frente. El espigado sacerdote llevaba un sombrero saturno oscuro para protegerse del sol y a su lado el Monseñor Ángel San Casimiro inició los festejos con el ferviente grito: "¡Viva Moncho!", el cual fue replicado por los miles de seguidores que rodearon el templo erguido en 1957.

Los monaguillos alrededor de los curas ondeaban banderas rojiblancas, que representan los colores del cantón.

LEA:Moncho es pura fiesta: empiezan los festejos de San Ramón

Los caballeros del Santo Sepulcro transportaban sobre sus hombros a la pesada estatuilla. El asfalto estaba caliente y emanaba vapores, producto del agua que dejó la torrencial lluvia de la noche anterior.

Todos tenían una razón para estar ahí; ya sea por tradición, fervor o para cumplir una promesa.

San Ramón es reconocido por ser el patrón de las parteras y las mujeres embarazadas. Varios de los asistentes llegaron a la procesión en busca de la bendición previa al parto o para agradecer el nacimiento de un hijo. Tal es el caso de Andrea Ureña e Iván Corrales, quienes llegaron desde Escazú para celebrar el parto de su hija Abigail, quien ya tiene once meses.

"Nosotros tuvimos muchísimos problemas para tener un segundo hijo, por esta razón el año anterior le pedimos a San Ramón Nonato que nos ayudara. Lo pusimos en manos de Dios y ahora tenemos una chiquita de once meses, por eso estamos acá para agradecerle", destacó Corrales.

El paseo de un santo coqueto.

"Ahora saludemos a nuestros hermanos quienes trajeron a Nuestra Señora de las Mercedes, ustedes ya ahorita están de parranda", anunció Hidalgo mientras la caravana era interceptada por la delegación palmareña, que trajo también a su santa a pasear por las calles de San Ramón. Así se desarrolla esta tradición, que consiste en que el patrono del pueblo recorre 14 cuadras y en cada esquina se encuentra con otro santo.

Por ejemplo, San Ramón se encontró con Santa Bárbara, la que protege al cuerpo de Bomberos de Costa Rica. Posteriormente, fue recibido por la virgen de Ujarrás quien es a la que cuida al conjunto de la Fuerza Pública.

La novedad de este año fue un pequeño contingente mexicano, oriundo de Querétaro, que portaba a la virgen de Guadalupe.

La gente desde los techos aplaudía y tiraba pétalos para animar el recorrido de kilómetro y medio. Ahí, los más viejos esperan en su pórtico con su sillas plegables y una taza de café. Por su parte, los más jóvenes se pusieron al frente de la estatuilla para documentar su asistencia con una selfie al lado del santo más coqueto.

"San Ramón lleva un traje bordado en Guatemala con hilos de oro y es de terciopelo, nos costó $1.500. Además, su corona y la palma son dos reliquias de plata fabricadas en 1910 y la custodia que porta en la mano derecha es de bronce bañada en oro", explica Édgar Rodríguez, quien es el encargado de vestir y adornar a las estatuillas de la parroquia.

"Esto para mí es un sueño porque el santo lleva muchos detalles y que la gente se tome fotos con él, no sé, para mí es como la graduación de un hijo", relató Rodríguez, quien tiene más de 22 años de adornar a sus ídolos.

LEA:San Ramón festeja a su santo

Muchos de los presentes llevan una camisa roja con distintas tipografías que enuncian : "Moncheño que se respeta va a las fiestas", y es cierto. Esta mañana los negocios y las casas del cantón se vaciaron. Los empleados públicos tuvieron asueto. Tampoco había nadie en los pasillos de la escuela Jorge Washington.

El moncheño es de un pueblo de poetas, de atletas y de presidentes, y se jacta de esto cada vez puede.

"Esta es la casa del expresidente José Figueres Ferrer, que ahora es un museo, y ahorita vamos a ir a la Parroquia donde está enterrado el corazón de José Francisco Orlich, el también fue presidente", le explica un padre a sus dos retoños, mientras disfruta de la procesión.

El desfile culminó cuando las estatuillas ingresaron al templo, ahí serán exhibidas durante una semana para que los feligreses puedan rendirles tributo. Las fiestas continuarán; en la noche Tapón hará una presentación y este fin de semana se realizará la clásica carrera de atletismo.

Los festejos concluirán el próximo lunes 4 de setiembre con el tradicional desfile de las ollas, en las que se reparte la comida que sobró de la fiestas.