Una afición desde los 15 años: Un gran día en la vida

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Periodista, fanático desde sus (ya lejanos) 15 años

Uno llega a ciertas edades y piensa que puede resistir ciertas emociones..., incluso una tan grande como la noticia –confirmada– de que Paul McCartney tocará en Costa Rica.

Entonces es cuando el corazón te dice: “¡qué va mijo!, para esto no hay edad” y la garganta y los lacrimales te hacen una jugada de pared: la primera se cierra y los segundos se abren. Lo bueno es que sentís que estás vivo.

Por tercera vez en mi vida, un beatle me sacó las lágrimas. Por fortuna , a diferencia de las otras dos malhadadas circunstancias, no fueron de tristeza.

Lo de Paul me tiene flotando hace días, desde que esta vez el rumor, a diferencia de otras ocasiones, sí parecía que solo le faltaba el carné de la confirmación.

Ver a Macca en este pedazo de tierra no es un sueño hecho realidad porque simplemente nunca pensé que, alguna vez, sir Paul se diera la vueltica por acá.

De eso está hecha esta existencia: de cosas que parecen imposibles y suceden, como era impensable que cuatro muchachitos de provincia se convirtieran en el grupo más grande de todos los tiempos.

Ver a Paul McCartney en Costa Rica estaba muy lejos de mi pensamiento la tarde de un sábado de mi adolescencia en que con mi abuela conocí a los beatles delante de un televisor en mi casa

Aquel día en la vida, el concierto final de A Hard Day’s Night me convirtió en un beatleriano sin remedio, sin pausa, para siempre

Los Beatles llegaron a tiempo. Si el periodismo me salvó la vida, los muchachos me salvaron el gusto (no es poco).

Desde entonces, John, Paul, George y Ringo son mis amigos –todos los fanáticos sentimos lo mismo– y sus canciones son el soundtrack de mi vida.

Hace 11 años, vi a Paul en México, en su gira Driving USA. En mayo del 2012, sentado frente a mi computadora, lo vi on-line en el Zócalo ante 300.00 espectadores. Ahora, lo tendremos en Tiquicia.

Será un gran día en la vida.