Lujo filarmónico: 22 grandes himnos inauguraron el Parque Viva

La Orquesta Filarmónica eligió 22 canciones de su variado repertorio de ‘covers’ para inaugurar el Anfiteatro Coca Cola, ante más de 7.000 personas

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Los preestrenos son pruebas, adelantos, preámbulos o calentamientos, pero estreno solo hay uno. Este, el que ocurrió la noche del sábado 11 de abril, de seguro será difícil de olvidar.

Dos elementos de gran atractivo se conjugaron en un solo espacio: la Orquesta Filarmónica y un nuevo escenario que se abrió con la promesa de contar con condiciones y calidades inéditas para lo que Costa Rica ha vivido hasta el momento.

A lo tico diríamos que “estaba toda la carne en el asador” y así entonces, con los platillos para una cena de gala, se cocinó la actividad premier del Parque Viva , erguido sobre el antiguo Autódromo La Guácima.

Eran las 8:10 p.m. cuando el director Marvin Araya levantó la batuta e inmediatamente la guitarra eléctrica de Aarón Retana sonó los primeros acordes de Owner of a Lonely Heart , de la banda inglesa Yes.

El público aplaudía extasiado con la pirotecnia que se levantaba en tarima, se sumaba la orquesta, el cantante Asdrúbal Morales aparecía en el escenario y el viento amenazaba con llevarse el sonido oscilante hasta otra parte de Alajuela, tal vez hasta el centro, en nombre de Juan Santamaría.

La emoción era evidente, pero se hizo todavía más evidente cuando el conductor advirtió que el concierto era “todoterreno”. No mentía, en casi dos horas de música el recinto gozaría de una paleta muy amplia: rock, disco, tropical y hasta canciones “plancha”.

La Filarmónica cuenta con un público fiel y esta sabe muy bien cómo complacerlo, casi como si tocara por encargo. Con eso en mente, de su amplio repertorio de covers , anoche sonaron 22 temas que fácilmente podrían ser considerados grandes éxitos.

No era de extrañar que el público los reconociera en sus primeros compases. Pasó por ejemplo con Don't Stop Believin' (Journey), I Will Survive (Gloria Gaynor) y How Deep is Your Love (Bee Gees), cantadas por Pablo Bogarín, Charlene Stewart y Kurt Dyer, respectivamente.

Los éxitos sonaban adentro, y afuera, sin embargo, todavía había personas deseosas de escucharlos. En Twitter los reportes de conductores atravesados en la presa para ingresar al lugar no eran pocos. Waze tenía los caminos de llegada pintados de rojo.

“¡Hay una presa terrible para entrar al concierto por favor dennos más tiempo!”, tuiteaba desesperada @fbmorera.

Ya era tarde pues en el anfiteatro Coca Cola la joven Imani Campbell y Ben, de Michael Jackson, se ganaban los aplausos más expresivos que habían sonado en la noche, palmas casi tan emocionadas como las que replicaron a los juegos artificiales que se reventaron en el tema siguiente.

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Los ojos no sabían hacia dónde ver, si hacia la pólvora en el cielo, hacia alguna de las dos pantallas donde se proyectaban los músicos en tamaño gigante, o si más bien hacia alguna de las seis pantallas LED en las que se presentaban, videos, fotografías o animaciones digitales alusivas a cada una de las canciones que salían de los 80 parlantes presentes, los que en el vaivén del viento dejó de molestar con el transcurso de las canciones.

Sabores disímiles. Antes de ir al intermedio, el repertorio filarmónico acudió a dos temas del disco The Wall (1979), de Pink Floyd, ambas en la voz de Kurt Dyer. El concierto iba apenas por la mitad.

En el descanso hubo tiempo para que la orquesta y la audiencia se prepararan para más covers . Mientras tanto, algunos presentes en el público le dieron a este medio algunas impresiones sobre su experiencia en Parque Viva.

Algunos la pasaron mejor con los temas del rock en inglés; otros esperaron con más ansias las canciones bailables en español, entre el público las opiniones sobre lo que pasaba arriba y más allá del escenario eran diversas.

“El espectáculo está muy bien, así como el sonido y la acústica del lugar, aunque sea abierto es muy buena”, comentó Guido Mora, de Turrúcares.

“El sitio está lindo pero van a tener que ver qué hacen con el acceso”, dijo Óscar Madrigal de Desamparados, mientras que Luis Diego Carvajal, de Cartago aseguró: “Para el espacio tan abierto se oye bastante bien. La dificultad fue llegar por la presa. Hay una sola fila para parquearse entonces era muy lento”.

Con respecto al tema de parqueos, Silvia Bermúdez, de Bliss Entertainment, la empresa operadora de Parque Viva explicó que, aunque el espacio estaba preparado para recibir a todos los espectadores, con 12 carriles vehiculares habilitados, el tránsito aumentó significativamente conforme se acercaba la hora del concierto, lo que afectó las rutas aledañas, especialmente la 27.

“La mayor parte del tiempo el tránsito fue muy fluido, pero (el problema del acceso) obedece a la cultura de llegar a la hora exacta. Ahora que conocen el parque saben que pueden venir con antelación porque hay muchas comodidades para divertirse”, explicó.

De vuelta al anfiteatro, la segunda parte vio a nuevos cantantes en tarima: Eduardo Quesada se subió para cantar Twist and Shout de The Beatles y Sweet Child O' Mine , de Guns N' Roses y Gustavo Salazar interpretó Bohemian Rhapsody , de Queen, mientras que el bloque de “plancha” vio pasar a Ana María Roldán, Arlene Elizondo y Eduardo Aguirre para ponerse sentimentales con las canciones Detrás de mi ventana , el Popurrí de Pandora y una mezcolanza de temas de Luis Miguel.

Mientras el Sol de México medio-se-hacía-presente en el anfiteatro, 214 luces le daban brillo al espectáculo y el público parecía ponerse cada vez más entusiasmado.

Al cierre de esta edición, todavía estaba pendiente un bloque de música tropical y un largo regreso a casa después de un único irrepetible estreno.