Kylie Minogue: la australiana que superó el cáncer y llega a los 50 años como la diva del pop europeo

La princesa europea del pop se ha resistido a los embates de la industria artística de hoy. Su refinado gusto por la música y la moda siguen intactos, similar a cuando debutó en la música, hace 30 años.

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Desnuda, solo cubierta por una destellante guitarra, con su cabellera rubia suelta y su siempre exquisita sonrisa iluminando su rostro, la cantante australiana Kylie Minogue celebró con una fotografía en Instagram su medio siglo de vida.

"Y una nueva década inicia . Agradecida con todas las oportunidades que la vida me ha dado hasta ahora", escribió junto a la sensual imagen que, sumados, atrajo miles de comentarios y me gusta.

Minogue cumplió 50 años el 28 de mayo pasado pero su figura estilizada combinada con su fino y moderno sentido de la moda, indudablemente, la hacen ver más joven.

"Kylie Minogue es la prueba viviente de que la edad es solo cuestión de actitud", reseñó el diario argentino El Clarín en el artículo con el que celebró las cinco décadas de la europea.

El nombre de Kylie Minogue delimita una frontera generacional en el mundo de hoy. Mientras que para los millennials Kylie les remite a la menor del mediático clan Kardashian; para los mayores de 25 años solo hay una Kylie posible en el mercado artístico: Kylie Minogue, aquella que paralizó la Commonwealth cuando se casó con Jason Donovan (otro gran ídolo de Australia) en la serie Neighbours (1986), la que puso a temblar a la industria de la música cuando lanzó su versión de Locomotion (1988) o su hit de todos los tiempos Can’t Get You Out Of My Head (2001) y la de los looks icónicos que fueron expuestos en el 2007 en el Victoria & Albert Museum de Londres en una exhibición que batió récords de asistencia durante meses.

"Kylie es muy diferente. Su imagen es capaz de reflejar mucho más la chica sexi y divertida que es. Kylie es como la burbuja del champán: glamour efervescente", consideró el exdirector creativo de la revista Elle (Reino Unido), Joe Zee, en un reportaje sobre la cantante australiana que publicó en el 2013 The New York Times.

Y es que más que estrella de los escenarios, la diva europea del pop ha sido una artista con cabeza, ideas y sustancia que se ha resistido a la estética extravagante y de poca gracia por la que optan las nuevas cantantes pop para ascender con rapidez en el difícil mercado artístico.

"Kylie tiene una sensibilidad mucho más europea", dijo Zee, al The New York Times cuando intentó hallarle una explicación al por qué el estilo de Kylie es superior a la de otras artistas.

El romance

El coqueteo de Kylie con la industria artística inició en 1985, cuando apenas tenía 17 años. Llevaba el pelo color marrón y lo solía amarrar con una cinta amarilla. Al menos así se le vio en aquella época cuando su bello rostro de niña apareció en la serie australiana The Henderson Kids.

"Fue la época más feliz de mi vida", ha referido en varias oportunidades Minogue respecto a aquella etapa.

Fue la última vez que pasó por desapercibida por las calles de Melbourne, la ciudad donde nació y se crió. Sin embargo, su carrera artística no despegaría hasta un año después cuando logró estelarizar la serie Neighbours. Charlene Mitchell fue el personaje que interpretó Minogue y que rápidamente se volvió uno de los favoritos de Australia y del Reino Unido.

El romance que mantuvo su personaje con el que interpretó Jason Donovan fue icónico y el capítulo de la boda entre ambos logró sentar frente al televisor a 20 millones de espectadores británicos.

Minogue y Donovan sacaron de la ficción aquel idilio, se hicieron pareja por algún tiempo y comenzaron a hacer música juntos. El éxito comenzó a surgir en ambos por Europa y Estados Unidos.

Un año después la relación terminó y uno más tarde (1988) Kylie Minogue tenía listo su debut en solitario. Locomotion y I Should Be So Lucky fueron sus primeros éxitos, incluidos en su álbum debut Kylie.

La colección de canciones dance pop que sumó a ese disco comenzaron a ocupar las listas de popularidad en Reino Unido y Estados Unidos. Su voz se esparcía por todo el mundo obligándola a concluir su carrera como actriz de televisión, para ocuparse de una labor casi titánica en la industria de la música: lanzar un disco por año.

De esa forma llegaron Enjoy Yourself (1989), Rhythm of Love (1990) y Let’s Go To It (1991). Su fama en Europa se comenzó a desbordar y Kylie ya no solo sonaba en las radios. Su rostro comenzó a engalanar las portadas de célebres revistas, su figura empezó a ser de las más cotizadas por las afamadas firmas de moda y el mercado urgía más de ella. Así se inició como empresaria con su marca Kylie dedicada a la lencería y los perfumes.

Sus compromisos paralelos a la música la alejaron de los estudios por unos años, pero en 1994 regresó con Kylie Minogue, álbum que marcó la pauta del pop de los 90.

"Hice mucho en mis 20", escribió hace unas semanas en Twitter cuando recordó su carrera con motivo de sus 50 años.

Con su nombre esparcido por el mundo –pero como siempre, principalmente en Europa– el mercado se mantenía expectante a sus lanzamientos de 1999 (Impossible Princess) y 2000 (Light Years); pero nada había causado tanto revuelo entonces como Fever (2001), considerado por la crítica su mejor disco hasta ahora. En él incluyó sus apetecidos sencillos In Your Eyes, Love at First Sight o Can’t Get You Out Of My Head.

Con Fever el éxito de Kylie Minogue por fin había cruzado el Atlántico y desembarcado en el Estados Unidos que, hasta entonces, se rendía a Madonna; sin embargo, el destino le jugó una mala pasada cuando fue diagnosticada con cáncer de mama.

"Esta década también trajo el desafío del cáncer de mama. Con ayuda de mi familia, amigos, equipo médico y, por supuesto, de todos ustedes, pudimos superarlo", escribió en junio pasado.

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Kylie se retiró de los escenarios entre 2005 y 2008 en medio de aquella popularidad global. Regresó con X, cuando ya la industria en Estados Unidos estaba saturada de nuevos artistas. En el 2010 presentó Aphrodite donde catapultó sus éxitos más recientes All the Lovers y Get Outta My Way. Pero en América había perdido el terreno de las nuevas generaciones.

Coqueteando con los nuevos públicos en el 2014 lanzó Kiss me Once con Sia, Pharrel Williams y Enrique Iglesias, pero no funcionó como esperaba. Un año más tarde lanzó Kylie Christmas para Navidad y en abril, como regalo de cumpleaños presentó al mundo Golden su decimocuarto álbum de estudio. Con el disco celebra su mejor etapa de vida, la misma que inició con aquel glamuroso desnudo en Instagram.

Kylie es consciente de que su gran momento artístico quedó a finales de los 90 y principios de los 2000, pero no por eso ha dejado de reinventarse ni ha cedido a las exigencias estéticas de la industria actual, porque también sabe que el amorío con su público de siempre es inquebrantable, como espera que sea su actual relación con Paul Solomons, con el que tal parece que, por fin, caminará al altar próximamente.