Good Riddance fue rayo y estruendo en medio de la lluvia

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Ni la lluvia, ni el ridículo embotellamiento en las angostas calles de San José fueron rivales para detener el punk contestatario de Good Riddance.

El cuarteto estadounidense regaló lo mejor de su repertorio para calentar a una numerosa audiencia que se amontonó en el primer piso del edificio Steinvorth.

La velada arrancó una hora más tarde de lo previsto. Aún así, la banda de punk nacional Carrusel se las arregló para alegrar el ambiente.

Muy buena presentación del cuarteto josefino, que partirán este mes a Estados Unidos para presentarse en dos festivales de puro punk .

Los nacionales dieron un repaso por sus dos discos para prepararle la mesa a la emblemática banda californiana.

A falta de unos minutos para que arrancara la presentación, el público aún ingresaba. Muchos de los fans entraron empapados por la lluvia.

La banda liderada por Russ Rankin saltó al escenario sin muchos mates ni cábalas. Solo le preguntaron al público: ¿Están listos? Antes de liberar la energía concentrada en la canción Shadow of Defeat , la primera del disco Operation Phoenix , el cual se lanzó en 1999.

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Días antes del concierto, Rankin le confesó a Viva que tenía la incertidumbre de si el público tico conocía alguna una canción del grupo.

Las dudas del pequeño y rubio vocalista de 49 años se desvanecieron con el grito del centenar de personas que corearon a todo galillo It’s time to go!.

El concierto prosiguió con Disputatio , el sencillo que marca el inicio del más reciente disco del cuarteto, Peace in our Time , el cual se oyó mucho.

Después de la cuarta canción, la banda tomó un breve respiro para solicitarle al controlista que modificara el sonido de los micrófonos.

De hecho eso fue uno de los puntos bajos de la velada, quizá por las dimensiones del inmueble, pero en la mayoría de las canciones el sonido estuvo reventado. Sin embargo, a nadie pareció importarle, después de todo, era un concierto de punk callejero.

Good Ridance prosiguió con la canción Half Measures y Mother Superior , esta última fue una de las más coreadas de este frenesí que se prolongó por

más de una hora.

Se nota que la banda que lleva más de 27 años en la escena tiene energía de sobra para estar brincando, cantando y tocando en el escenario.

Casi al final del concierto Russ pidió que encendieran las luces para tomar una fotografía, pero eso no ocurrió, quizá por lo limitado del equipo de producción. A pesar de este chasco, el concierto no defraudó .