Genesis: leyenda de medio siglo

El grupo británico inició su faena musical en 1967 y alcanzó a convertirse en un ícono del rock progresivo mundial; 20 años después tocó la gloria con el rock-pop . Su legado es histórico.

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El año 1986 fue en el que Genesis se posó en la cima del mundo de la música. El grupo británico lanzó Invisible Touch , su disco de mayor éxito comercial, logrando insertar cinco sencillos en el top 10 de Billboard, un hito que ningún otro artista había logrado antes.

También ese año, los lectores de la revista Rolling Stone la designaron como “Banda del año”. En una situación atípica dentro de la industria musical, en el mismo periodo, cuatro de los cinco miembros de la alineación clásica del grupo triunfaban en la radio con temas de sus proyectos personales.

La agrupación estaba cercana a sus dos décadas de vida y ya contaba con una docena de discos lanzados, hacía rato había dejado atrás la salida de Peter Gabriel, su primer gran frontman , y ya tenía camino recorrido en formato de trío, liderado por Phil Collins, su otrora baterista.

El génesis de esta banda tuvo lugar en Charterhouse School, una institución educativa católica en Surrey, al sur de Inglaterra. Inspirados por King Crimson y Fairport Convention, los primeros ensayos del proyecto ocurrieron en agosto de 1967, poco antes de que fuera descubierto y bautizado por el músico Jonathan King.

El tecladista Tony Banks y el bajista Mike Rutherford habían comenzado la banda junto a un todavía tímido Gabriel. Completaba el guitarrista Anthony Phillips, quien, si bien estuvo apenas cuatro años en el grupo hasta abandonarlo por pánico escénico, les inculcó a sus compañeros la disciplina de ensayar hasta 11 horas diarias.

Después de lanzar un disco en 1968 que ni la banda quiere recordar, el grupo estableció un sonido que los posicionaría como una de las gemas históricas del rock progresivo: canciones de hermosas melodías, extensos pasajes instrumentales, precisas invenciones rítmicas y líricas de fantasía.

The Lamb Lies Die on Broadway (1974) es una joya de aquella etapa. El álbum doble y altamente elaborado trataba la historia de autodescubrimiento de un joven puertorriqueño en Nueva York.

Con Gabriel como cerebro del trabajo conceptual el grupo descolló y logró su cometido: dejar atrás las comparaciones con otros grandes contemporáneos del progresivo, como Yes y Emerson, Lake & Palmer.

En el subsiguiente tour , de más de 100 fechas, el cantante aparecía en tarima vestido de flor, de abuelita y hasta de un zorro con vestido de mujer. La prensa le prestaba una atención inédita al conjunto, pero dentro de la banda la atención especial que recibía el líder no era tan bien recibida.

El disco, imaginativo, extenso y complejo, dejó a la banda en la cúspide, pero también marcó la salida de su vocalista, quien abandonó el proyecto al final de la gira, aduciendo razones personales.

Una segunda vida

400 candidatos pasaron por las pruebas para convertirse en el nuevo cantante de Genesis pero ninguno convenció al resto de músicos.

Al final, la respuesta a la vacante fue hallada muy, muy cerca. El baterista que había ingresado en 1970 dio el paso al frente y se convirtió en la nueva voz de la banda.

“Yo no quería convertirme en el cantante, estaba cómodo en la batería, pero tampoco hacía un mal trabajo como vocalista secundario, ya teníamos avanzado el trabajo para nuestro próximo disco y alguien tenía que ocupar la posición”, dijo Phil Collins en el documental Together and Apart .

Con él a la cabeza, y con la posterior salida del guitarrista Steve Hackett, los colores sonoros del grupo fueron cambiando. Las canciones épicas y abstractas de 23 minutos fueron dando paso a temas más concisos, ahora más orientados al pop.

Así entonces empezaron a ubicar temas en la radio, a partir de 1978 con Follow Me, Follow You , o luego Misunderstanding , No Reply at All y That’s All .

La banda además se convirtió en un trío, en una alineación que se mantuvo intacta por 15 años, dando espacio a una etapa que, para un sector de los seguidores, equivalió a que la banda se vendiera en función de las ventas de discos.

“Sentíamos que éramos capaces de hacer cosas musicales que nadie en nuestra área estaba haciendo y nos gustó la idea de comprimir ideas para canciones. Los fans siempre van a preferir la era en la que te descubrieron, y van a asumir que cualquier cambio es negativo, pero nosotros, al tocarlo en vivo, nunca lo sentimos diferente, todo fluyó de manera continua”, escribió Rutherford en su autobiografía The Living Years .

A raíz de ese antes y después que marcó el cambio de frontman y, por ende, la segunda ruta musical que tomó la agrupación, los fanáticos se dividen todavía en la discusión de cuál etapa es mejor, si la de Peter Gabriel o la de Phil Collins.

“Gabriel la escribió y Collins la inmortalizó y todavía hoy sigue sonando genial sin importar a qué era de Genesis nos estemos refiriendo”, escribió Colin McGuire, editor de PopMatters , en un artículo donde defiende el trabajo que hizo cada uno en su momento al frente del conjunto.

En un último renacimiento de la agrupación, hace 10 años el trío Phillips-Rutherford-Banks dio una gira por su cuadragésimo aniversario. Gabriel nunca pretendió ser parte de ese reencuentro, pero inclusive resulta difícil imaginarlo cantando los grandes éxitos que la banda cosechó en las décadas de los 80 y 90.

Cincuenta años después de su nacimiento, Genesis ya no existe como banda, pero su legado perenne relata el éxito de un conjunto que sobrepasó fuertes cambios de alineación y cuya relevancia no se redujo a un momento cultural en particular ni a un único género artístico.