El poder de atracción del rock llenó por dos días el parque Morazán

Exitoso 22 bandas contaron con la complicidad del público para permitirle a San José deleitarse con música hecha en casa.

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El festival Rock en el Farolito comparte una característica con el vino: conforme se añeja, mejora. También jala más gente y prácticamente se ha vuelto una cita indispensable en el calendario de los conciertos locales de cada año.

En su sétima edición, mantuvo la sede de rigor: el Templo de la Música, en el parque Morazán; la casa de 22 bandas que se repartieron el cartel durante dos días.

Todo comenzó anteayer al mediodía, cuando el cuarteto Mumble Riot inauguró la tarima. “Para comenzar, necesitábamos un grupo que no tuviera una sola pieza suave, y que mantuviera atenta a la gente. Se logró muy bien”, comentó el productor Darren Mora, cabeza de esta iniciativa cultural desde su fundación.

Al grupo de rock crujiente le siguió Himno de la Séptima Galaxia , una banda de reciente nacimiento cuyos temas de rock progresivo atrajeron la atención de los presentes. Luego llegó Introvisión , otra agrupación en la misma línea y con la que el público se levantó del cemento para acercarse a la barricada a escuchar piezas como Nivolucartro y Reencarnaciones.

El rock pesado se encendió en pleno San José a media tarde del sábado. Pneuma armó un enérgico mosh desde las primeras notas de su prueba de sonido, pero se acentuó todavía más con sus temas predilectos: Crazed Apocalyptic Wave y Dethroned .

Siguió el punk de Adaptados y su contagiosa adrenalina. El público –cada vez más numeroso– coreaba temas como Egocéntrico, mientras brincaba y sudaba sin cesar.

Los cambios rápidos entre banda y banda no daban tiempo de que se les bajara el ánimo a los asistentes. Adrenal, con la vocalista Adriana Muñoz al frente, recetó otra dosis de metal , deleitando con temas como Pound y una versión propia de la famosa Hotel California , original de The Eagles.

Las notas pesadas siguieron en tarima cuando Sight of Emptiness tomó la batuta y descargó su melodic death metal . Con su presentación, el Morazán llegó a su punto cumbre en lo que llevaba el día, y hubo quienes llegaron a su nivel de éxtasis gracias a las notas fuertes.

Variado. Una de los méritos de este veterano festival ha sido saber mezclar géneros musicales sin alejar al público. El fin de semana, si bien hubo un alto porcentaje de bandas de rock pesado, otras propuestas también encantaron desde el quiosco del Morazán.

Evolución y Seka sacaron a relucir sus respectivos colmillos, con un repertorio lleno de temas de alta significancia para la música criolla. El primer grupo lo hizo con rock y el segundo con punk , pero ambos con buena respuesta del público.

Luego siguió Florian Droids, el cuarteto cartago que cada vez cosecha más seguidores fieles o curiosos con ansiedad por conocerlos, así como deseosos de escuchar su segundo álbum.

La noche ya había caído y el público se había reducido un poco en comparación con el que hubo en la tarde, cuando una agrupación de rock psicodélico sumó a otros músicos en tarima. Eran los miembros de The Electric Creatures, con quienes armaron un curioso pero ordenado ensamble que sirvió para hacer una transición hasta que la segunda banda se apropiara sola del escenario.

Al final de la jornada, la algarabía llegó con Lucho Calavera y la Canalla, con la nota más movida de todo el sábado. Así, el Festival cerró con fiesta su primer día.

Ayer la sétima edición de este evento contó con las presentaciones de los grupos Azterión, Overseas, No Resolution, Rotten Souls, Slavon, la veterana Colémesis, los guatemaltecos de Humus Fuga, y los nacionales de Kronos, Corpse Garden y Time’s Forgotten.