De la habitación al mundo: Cuatro productores ticos de música electrónica que tiene que conocer

Conozca a cuatro ticos menores de 30 años que usan herramientas digitales para ensamblar canciones desde pop hasta hip-hop experimental.

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La música electrónica es mucho más que los ritmos intensos que llenan los coloridos festivales con luces o pinturas. Crear música desde una computadora es como crear con un lienzo en blanco y aunque no es algo nuevo, sí ha ganado terreno en el mundo conforme las personas pasan más tiempo en sus compus.

“Los que hacemos música muchas veces ya de por sí pasábamos mucho tiempo en la compu: tal vez diseñando o jugando World of Warcraft toda una tarde. Así que hacer música cuatro horas seguidas no se sentía como algo raro”, explicó Giancarlo Renzi, quien ha grabado piezas de dubstep y más recientemente de hip-hop experimental bajo el alias Raido.

Los cuatro protagonistas de este artículo jugaban videojuegos, veían caricaturas japonesas en televisión y con un mouse en la mano descubrieron mundos alternativos en internet. Casi no tienen videoclips, pero se dejan ver al mundo con estéticas bastante influenciadas por el mundo digital en el que vivimos.

Hoy podemos ponerle cara a Raido, Rompiste Mis Flores (Coraima Díaz Torres), Blau Grisenc (Carla Alfaro) y Mntjy (Juan Mountjoy) como cuatro productores musicales que con las ideas que han pensado y elaborado desde sus habitaciones han llegado lejos.

Raido (Giancarlo Renzi)

Giancarlo Renzi está seguro de que la música electrónica no es el futuro sino un presente muy vivo. “Siempre ha existido música electrónica, pero creo que hemos visto el ascenso en los últimos 10 años”, señaló el productor de 27 años.

Él ha visto subir y bajar varias olas de la producción musical y él se subió en una de ellas en el 2013, cuando empezó a hacer música dubstep.

Popularizado por el archifamoso Skrillex, el dubstep generó un movimiento de fiestas underground en todo el mundo y abrió el camino a muchas personas para interesarse en la música electrónica.

“Fue de algo que supe por internet, obviamente. El dubstep estaba muy enfocado en saber usar herramientas para hacer que todo sonara de una manera específica, es un trabajo como de diseño de sonido”, contó Renzi.

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En el 2012, Giancarlo tomó su apellido lo empezó a usar como su alias como productor y como DJ de dubstep. Para ese momento solo tenía conocimiento de percusión –era parte de la banda del colegio– y así buscando en internet, supo del software Ableton Live para producir música.

De nuevo en internet donde encontró más motivación para hacerlo cuando halló la plataforma Soundcloud, donde otros productores empujaban las fronteras de la música que tanto le gustaba.

“Soundcloud hace cinco años era otra cosa, la gente pasaba comentando en otras canciones y buscando productores nuevos. Se formaron comunidades alrededor de géneros musicales de electrónica y eso nutría lo que yo hacía”, recordó.

A mediados del 2013, Renzi publicó el disco Neuromancer y a finales de ese mismo año empezó a salirse del dubstep. Un año después estrenó el sencillo Meant to Be bajo el nombre Raido.

Meant to Be –que tiene la participación del guatemalteco Jesse Baez– sigue siendo difícil de describir aún cinco años después de su lanzamiento. Tiene elementos de trap, de hip-hop, de música más estructurada como el house e incluso de dubstep pero es una mezcla de todo eso.

Fue en el 2014 cuando lanzó su primer disco con nombre en japonés (哀れ), que significaba “consciente”. Luego siguieron los EPs Jera (2016), Concrete in the Tropics (2018), Automatics y Manual, una serie de seis discos cortos que publicó durante el 2017 con igual variedad sonora.

Raido trabaja como diseñador gráfico y cree que la composición y el diseño están “en el mismo headspace”, señalando que puede pasar horas en la computadora haciendo cualquiera de los dos.

Hoy también trata de dar clases de Ableton Live a personas interesadas en producir su propia música. “Necesitamos que salgan más proyectos y se fortalezca esta escena”, señaló.

Rompiste Mis Flores (Coraima Díaz Torres)

Rompiste Mis Flores inició como una banda que pudo ser, pero finalmente fue solo Coraima Díaz Torres la que decidió lanzar música con ese nombre.

“Es muy pesado”, dice sobre el nombre en una entrevista. “Siento que me limita porque me gusta esa idea de un personaje adolescente y triste, pero ya no soy así. Ese nombre es una sentencia”, señaló.

De inmediato empezó a explicar que el esoterismo, la brujería y su idea de la seducción se combinan en su mente y cuerpo, “pero no como los vampiros blancos de la televisión, sino como algo más tropical, como las leyendas ticas que yo creo andan en la selva”, señala.

De la habitación de esta estudiante de sociología de 26 años han salido unas 40 canciones que ella ha ido publicando en la plataforma Bandcamp.

Viendo su perfil en esa página se ven colores fuertes y fotomontajes extraños; es la definición de haber caído en un lugar cálido de internet, cálido pero extraño, valga decir.

“Para mí, el concepto, el nombre, la estética y la composición están entrelazadas, no puedo pensar una sin la otra”, comentó la compositora.

Hace 10 años fue el primer contacto de Coraima con la producción de música. Aprendió a usar un teclado que estaba en su casa con el que grababa las distorsiones de una guitarra y cuando empezó a usar herramientas de computadora, modificaba los audios que grababa en sus clases, como un pequeño juego.

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Ese sentido del humor y la capacidad de hacer música electrónica con un tono siniestro se han vuelto su sello.

En su página en Bandcamp están desde sus primeros experimentos, de cuando se hacía llamar Coco-Chan. El nombre venía de la mano de confesa obsesión por la cultura japonesa, una que se refleja en las portadas de la mayoría de sus discos.

Durante toda la conversación, la compositora dijo que hacer música era una necesidad antes que cualquier otra cosa y así se siente.

Coraima no sabe si su siguiente disco –aún en proceso– saldrá bajo el nombre Rompiste Mis Flores, pero de que habrá más música, la habrá.

Blau Grisenc (Carla Alfaro)

Para Carla Alfaro hacer una canción es muy cercano a hacer arquitectura. “Un marco de concreto puede ser una pieza arquitectónica y la experiencia de pasar debajo de esto puede ser diferente, algo fugaz”, señaló.

Quizá por eso en medio de tantos géneros de la música electrónica esta arquitecta de 26 años encontró casa en el ambient, un género musical en el que es más importante lo que la canción hace sentir que la estructura misma.

Una canción de ambient puede tener la misma nota durante varios minutos y es es precisamente lo que hace ella en GASSS, una canción que empieza con una textura densa que luego va revelando forma hasta encontrar un ritmo.

Alfaro encontró interés en la composición en la infancia, cuando se puso a escuchar la música que acompañaba sus videojuegos favoritos.

Ella se dedicó a bajar en internet los discos de esos videojuegos y encontró un mundo de música que los medios tradicionales no le ofrecían. Esa música se volvió una pieza clave en su desarrollo como compositora y luego encontró EUS, el proyecto de música ambient del productor Jose Acuña.

“Siento que el ambient era el género con el que me podía desenvolver más cómoda. Se trata mucho de jugar con las texturas y los sonidos que calzar en la estructura de una canción común”, explicó.

Se inició en la composición de música electrónica en el 2015 “estirando” y “cortando” sonidos de aplicaciones de celular con el Ableton Live.

Por esa época no publicaba mucha música, pero una convocatoria de compositores de ambient latinoamericanos la tentó y terminó siendo parte de un compilado que le dio conexiones con otras mujeres haciendo música.

En su página en Bandcamp se pueden encontrar estas ideas, que datan desde el 2017. En sus conciertos se pueden oír collages de todas estas composiciones.

“Interpretar en vivo siempre depende mucho del momento y lo que esté pasando y me gusta que sea así de diferente siempre. Últimamente he querido ofrecer música más animada, no aburrir a la gente y por eso he incluido más percusiones”, explicó.

Sus últimos lanzamientos son los EPs Adiciones y Sustracciones (ambos de marzo del 2019), que engloban la esencia minimalista de Blau Grisenc.

Mntjy (Juan Mountjoy)

Con 22 años, Juan Mountjoy tiene un conocimiento enciclopédico del reguetón. “Es algo que escuchaba mucho con mis papás. La mayoría de las canciones tienen dos o tres acordes y por eso son fáciles de modificar”, cuenta.

Ocho años atrás, él se propuso crear música con el programa Garage Band de Apple, y luego se puso a estudiar múltiples tutoriales del software Logic, con el que trabaja actualmente.

Sus primeros intentos fueron para hacer vaporwave, un género musical nacido por y para la internet que se apropia de sonidos de otras canciones o de aplicaciones de Windows para dar un resultado kitsch intencional.

Esta técnica de apropiarse sonidos se llama sampleo y es la base de mucha de la música hip-hop y del trabajo de Juan Mountjoy. Hace unos años encontró que el productor Icy Twat se encargaba de transformar canciones de R&B en temas de trap y él quiso hacer lo mismo, pero en vez de usar R&B, él quiso tomar prestado de la música que mejor conocía: el reguetón.

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Mountjoy ha publicado con el nombre Mntjy dos discos que samplean las voces de canciones famosas de reguetón como No quiere enamorarse de Ozuna con otros nombres, les cambia el nombre y les da un tono más oscuro, sensual y seductor.

“Es música que uno no va a escuchar en la fiesta, aunque el origen sea música de fiesta. Es un playlist más para escuchar en el cuarto”, explicó Mountjoy.

Ha publicado dos discos, Her Note (2016) y Angelito (2018), que reimaginan canciones de la vieja y la nueva escuela de reggaeton, respectivamente. Ambas producciones han salido bajo el sello argentino I Need Sponsors.

“Cada canción de Her Note fue un ejercicio para pulir más la selección de sonidos y hacer cosas nuevas, y creo que ya cuando salió Angelito estaba mucho mejor pensado, aunque lo diga yo (risas)”, contó.

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Actualmente se encuentra trabajando en nueva música con un colaborador, Sxalazar, un tico que encontró –por supuesto– en línea. “Quiero que nos sentemos a grabar juntos para ver como es el work flow porque nunca lo he grabado con nadie”, señaló.

Mountjoy compara la selección de sonidos digitales como la búsqueda de vinilos viejos de los productores de la vieja escuela. Así como busca las texturas adecuadas para sus canciones, formula un diseño gráfico que también tiene muchas capas de distintas culturas y tendencias. Hay que subrayarlo: es cultura por y para internet.