Crítica de música: Max Goldenberg, exaltación de la pampa

'El ermitaño' es un disco con ritmos e historias plenamente guanacastecas

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Del veterano cantautor costarricense Max Goldenberg ya se habían escuchado algunas canciones en dos colecciones discográficas del sello Papaya: tierra seca (2002) y Al pie del balcón (2005); sin embargo, es hasta ahora que se puede disfrutar una producción suya en su totalidad.

A su primer disco solista le tomó más de seis años para estar listo, desde que Fidel Gamboa (1961-2011) escribió los primeros arreglos y grabó las guitarras. Sin embargo, más allá de ese tiempo prolongado, lo positivo es que finalmente el material vio la luz en este 2017.

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El trabajo en El ermitaño es la manifestación de una corriente artística que sigue viva, precisamente gracias a la permanencia de artistas guanacastecos como el mismo Goldenberg, entre otros. Está de más describirlo como un “rescate de tradiciones”, pues no se reduce a eso, aunque en algunas líricas se invita a hallar y exaltar esa esencia que caracteriza al guanacasteco o al campesino.

Varios temas en el álbum funcionan como un recordatorio, pero a la vez también a una invitación a tomar conciencia de lo que se ha ido perdiendo. Esto ocurre por ejemplo en la nostálgica canción Pueblo mío :

“Los juegos que inventamos cogidos de las manos, brincando la fogata, o cantando el mirón, ya no juegan chumico ni trompos ni rayuela, ahora pierden en el tiempo viendo televisión”.

Goldenberg canta sobre el Guanacaste que muchos guanacastecos no llegaron a conocer. Se convierte entonces en una especie de trovador de una generación de antaño, pero a la vez de un pasado cercano.

La letra resulta muy amena y amigable. Las anécdotas e historias cantadas son relatos muy cotidiano.

El autor de los temas es también un destacado cantante, de voz auténtica, no necesariamente educada, pero con un rango amplio e interesantes modulaciones de voz, sobresalientes en temas como Macrolocuaz.

En cuanto a lo musical, sobresale la presencia y alianza de los músicos de Malpaís, la banda Los Espantaperros y, los numerosos arreglos para vientos, entre los que contribuyen en gran parte Los Trombones de Costa Rica.

En Estrella fugaz los vientos tienen protagonismo. Es un tema atrevido con mucho sabor y ritmo contagioso. En Pareciera ser , los metales hacen un juguetón contrapunto que contrasta en color con la voz de Goldenberg, pero a la vez hacen yunta perfecta en una canción cargada de humor

Ninguna canción suena inactual, pues no es un disco que pretenda aprovechar un sonido de moda ni montarse en la ola de una tendencia musical.

La propuesta que se ofrece en este trabajo de diez piezas responde más a la influencia de los sonidos y las historias de una región llena de riqueza y de talento como el que se hace tangible en este álbum.

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EL DISCO

'El ermitaño'.

Artista: Max Goldenberg.

Lanzamiento: abril, 2017.

Piezas: 10.

Disponible en: Spotify.