Crítica de música del Cirque du Soleil: las canciones le ganan al circo

La magia empezó bien, pero se fue perdiendo por los evidentes fallos de los artistas, así como por otros grandes errores técnicos.

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Los espectáculos del Cirque du Soleil suelen facilitar el entendimiento verdadero de los significados de términos como ilusión, sorpresa y magia.

En Costa Rica ya lo había conseguido con los espectáculos Varekai (2013) y Corteo (2014), presentados en el terreno del proyecto inmobiliario Hacienda Espinal, la misma sede donde este 15 de febrero tuvo lugar la primera función de Sép7imo Día-No descansaré.

El show funciona como homenaje a la carrera de la legendaria banda Soda Stereo (1982-1997) y, sin lugar a dudas, en su construcción se priorizó el disfrute de los fanáticos de la banda, algunos de los cuales pudieron vivirlo casi del escenario, en la “zona del pit”.

Las composiciones más insignes del trío argentino no son solo el motor de cada uno de los actos, sino que son su inspiración, la semilla de la que germina cada uno de los performances, aunque a veces, las líricas motivan el uso de elementos poco imaginativos y, quizá, demasiado literales.

La consecuencia de canciones sirve de hilo conductor para una historia que, sin explicación previa, es imposible entender. Es decir, si bien se sabe que hay una conceptualización temática detrás de Sép7imo Día, no hay un hilo narrativo identificable, mientras que los personajes no tienen una caracterización que genere empatía ni se identifique arquetipo alguno.

La ficción ocurre en un espacio “que no ha sido penetrado anteriormente”; ese triángulo invisible que se creaba en tarima cada vez que Gustavo Cerati, Zeta Bosio y Charly Alberti daban un concierto

Siendo así, se asume que todo pasa en un lugar bastante íntimo, en el que parte de la audiencia tiene cabida, casi tocando los escenarios itinerantes que se mueven en función del show.

Gran parte de la escenografía resulta asombrosa al inicio, mientras que las vestimentas y peinados también son fácilmente deslumbrantes, especialmente por los colores vivos y la extravagancia de peinados que remite a la corriente pospunk en la que nació Soda en la argentina de los años 80.

Sép7imo Día tiene sus momentos sorprendentes. Personalmente destaco el acto del clown Toto Castiñeiras, con un manejo perfecto del espacio y el manejo físico frente a una cámara que va transmitiendo en directo, mientras suena Sobredosis de TV.

Sobresalen también el acto de buceo libre (con Hombre al agua) y el de una pareja de osados acróbatas (cuando suena Signos), entre otros, pero algunos actos quedan descuidados y hasta se sienten de más.

Me verás caer

Con actos innovadores e inesperados, los espectáculos circenses deben cumplir la función de llevar al espectador a un mundo de ilusión que perdure al menos hasta que el show concluya. Al menos la presentación debut en Costa Rica de Sép7imo Día estuvo lejos de lograr esa faena.

La magia empezó bien, pero se fue perdiendo poco a poco, por los evidentes y numerosos fallos de los artistas, así como por otros grandes errores técnicos.

Se sabe que ninguna obra está exenta de equivocaciones humanas y que las inclemencias climáticas tampoco son controlables (como las ráfagas de viento), pero uno, como espectador, nunca esperaría los niveles de afectación que se evidenciaron en una presentación del Cirque du Soleil.

Por su carrera y reputación cuesta justificarle tantos yerros a un show de alto nivel. Espero esas fallas hayan sido exclusivas de la primera función y, por respeto al público, no se repitan en el resto de presentaciones.

Por lo menos, al ser un show híbrido, con la música como elemento esencial, fueron las canciones las que siempre se mantuvieron en lo alto.

El soundtrack se construyó con una mezcla de presentaciones en vivo, fusionadas con las versiones de disco. Hay otras modificadas en estudio, para facilitar transiciones entre un acto y otro, por ejemplo con solos y riffs de guitarra extendidos o aislados.

El homenaje a Soda se hace permanentemente tangible en este espectáculo y es de ahí de donde viene la nostalgia y la emoción en Sép7imo Día. El aspecto musical no es necesario ponerlo a prueba ni se cuestiona su calidad, pero lo que atañe al Cirque du Soleil, convence a medias, más por individualidades que por la producción en sí.

Este está lejos de ser uno de sus mejores espectáculos.

La presentación

  • ARTISTA: Cirque Du Soleil
  • SHOW: Sép7imo Día-No descansaré
  • FECHA: 15 de febrero
  • LUGAR: Hacienda Espinal