Con nostalgia en la garganta, Rafa Pérez cantó por última vez

Alegrías Muy emocionado y hasta algo nervioso, así vivió el artista el que aseguró fue su último concierto en los escenarios del país

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Auténtico, sin pena al equivocarse en alguna de las canciones, vestido de blanco impecable y con una garganta que le cantó a la nostalgia, al recuerdo y al amor.

Ese fue el Rafa Pérez que ayer dijo adiós definitivamente a los escenarios nacionales.

A partir de hoy será un artista jubilado, que vivirá del recuerdo de varias décadas de prestar su voz al bolero y también a la cumbia, y de cuando en cuando, en alguna presentación en la intimidad de la sala de algún amigo.

La mañana fue inolvidable para el intérprete. Tuvo a sus pies a varios centenares de asistentes que cantaron con él, algunos incluso bailaron y, las más atrevidas, le plantaron un beso en la mejilla.

Sin embargo, como bien lo dijo su amigo y músico Ronaldo Gutiérrez Pitusa durante una pausa del concierto: “Rafa Pérez se despide de los escenarios, pero no del corazón de los costarricenses”.

Para que el adiós fuera por todo lo grande, la Banda de Conciertos de San José le abrió sus puertas al cantante. De la mano del compositor y director Víctor Hugo Berrocal , los músicos interpretaron dos obras como preámbulo; una de ellas escrita por Berrocal para la provincia de Cartago.

El Museo Nacional, lugar del concierto, tenía una populosa actividad. Ventas de comidas típicas y bailes tradicionales guanacastecos como parte de su Festival de la Anexión. Pero sin duda, muchos de los presentes estaban ahí para despedir a Pérez.

Ese fue el caso de Miriam Sagot, una josefina que con una sonrisa recordó que ella, Rodolfo Araya (padre del actor llamado también Rodolfo Araya) y Rafa Pérez trabajaron juntos en una empresa, hace más de cuatro décadas.

Ella no estaba muy segura de que él la recordara, pero igual quería escucharlo una última vez.

Mucho sentimiento. La nostalgia y el recuerdo de tiempos pasados estuvieron presentes en cada interpretación, desde las 11:25 a. m. y durante 60 minutos.

La primera intervención fue Luna liberiana , de Jesús Bonilla. En el primer verso la emoción le jugó una mala pasada al cantante, y olvidó la letra; pero un veterano como él supo cómo retomar el camino.

“Van a disculpar, pero son los nervios”, así se disculpó el artista. Empero no solo eran nervios, fue la emoción, la alegría que era imposible de ocultar tras esos enormes lentes oscuros.

A nadie en el público pareció molestar el fallo, porque la ocasión era para vivir por última vez un bolero interpretado en la potente voz de Pérez.

Uno de los méritos de la carrera del cantante fue siempre incluir en sus repertorios las canciones de los compositores nacionales. En su adiós, y fiel a su espíritu, puso en primerísimo lugar otras hermosas melodías costarricenses.

Luego aparecieron la romántica Has de volver y Tiquicia , ambas del maestro Otto Vargas ; la inspirada Pampa y hasta una versión con guitarra de Caña dulce .

Luego de un tributo de los hermanos Guzmán, quienes le obsequiaron una guitarra, Pérez continuó con Carmen , y demostró que la cumbia también se le da, cuando se despidió con Pájaro cantaor , también de Otto Vargas.

Con esta última canción, fiebres del baile como Alejandro López y su esposa María de los Ángeles Valerio, de Santa Bárbara Heredia, salieron a bailar por última vez, mientras Pérez cantaba.

“Veníamos a darle la despedida, nos gusta su música, por el sentimiento que él le pone a las canciones. Lógico que hay tristeza por esta despedida”, aseguró López.

El tiempo fue cruel con el cantante de Tibás. Él quería seguir deleitando a la audiencia, pero los minutos volaron.

Las gracias abundaron, y durante un buen rato más el artista compartió con muchas personas que lo buscaron para comprarle un disco o simplemente pare decirle que lo extrañarán mucho.