Chano Domínguez y Niño Josele protagonizaron una fiesta musical

Un Teatro Nacional a medio llenar se deleitó con el talento de la dupla española y la OSN, en una noche de flamenco sinfónico

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Los dos músicos avanzan por diferentes riachuelos pero finalmente desembocan en el mismo cauce; uno va sobre el piano y el otro rema con la guitarra. Cuando llega el momento justo, se encuentran y se enlazan en un pacto indisoluble.

Chano Domínguez y Niño Josele se presentaron por primera vez juntos en el país, la noche del viernes, en una fecha de la temporada especial de la Orquesta Sinfónica Nacional.

La primera parte de la velada contó con ellos como actores únicos sobre el escenario. En conjunto, los españoles hicieron travesuras con un piano solemne y una guitarra explosiva.

El repertorio se ofreció lleno de emotividad pero también contó con intrépidos pasajes cargados de velocidad. Los músicos, que se han codeado tanto con el flamenco así como el jazz , no defraudaron al público ansioso de sorpresas, por lo que las improvisaciones abundaron desde las teclas y las cuerdas.

La noche se inauguró con el tema Django , una composición que el estadounidense John Lewis escribió para el Modern Jazz Quartet, pensando en el guitarrista gitano Django Reinhart.

El tema es parte del álbum Chano y Josele , en el que los dos artistas se encontraron y reconstruyeron temas ajenos y los plasmaron con un estilo propio, mientras que sumaron otras obras de su autoría.

De ese mismo material sonó Je T’attendrai , un tema más ágil que va y viene alrededor de una misma melodía.

Para la tercera intervención, Domínguez provocó risas cuando falló en el intento de darle el crédito a la autora de Lua Branca . “...es de una mujer”, fue lo más cercano que atinó a decir, al olvidar el nombre de la brasileña Chiquinha Gonzaga.

Siempre con un pie en el flamenco y el otro en una frontera jazzística , los artistas se robaron la atención de un recinto que aplaudió como si estuviera abarrotado, cuando no era así.

Una de las obras que generó mejor respuesta fue Two for the Road , del célebre compositor Henry Mancini. La mezcla tanto de pasajes al unísono como individuales dejaron en evidencia las maravillas que Chano hace en el piano y las que Josele replica en la guitarra.

El cierre del tema, con disonancias y un poco de rock , le puso la cereza al pastel, pero no había terminado todavía el público de asimilar el gozo, cuando el dúo ya había cambiado de sintonía y estaba tocando Rosa , del brasileño Pixinguinha.

Tras un inicio que incluye las notas del Concierto de Aranjuez , la dupla se aventuró en una alegre melodía que invitaba al baile.

Poco después, Niño Josele se quedó solo para interpretar un tema suyo y enlazarlo con Alma de mujer , de su socio Chano, que luego se le uniría junto a su hijo, Pablo Domínguez, en la percusión para cerrar el bloque.

De un solo autor. El guitarrista no apareció más en tarima, pues al inicio del concierto se adelantó que no se tocaría la única obra en la que le correspondía compartir con la Orquesta Sinfónica Nacional.

Chano, en cambio, se mantuvo durante el resto de la noche junto a la agrupación bajo el mando del director invitado, Marvin Araya.

Las obras que siguieron fueron todas de la autoría del mismo Domínguez, en las que sobresalió siempre una convicción de jazz .

Por ello sobresalieron siempre el piano, el contrabajo punteado y la percusión. También apareció en reiteradas ocasiones el saxofón de Vinicio Meza, quien se puso de pie cada vez que le correspondió fungir como solista.

La orquesta repasó las composiciones Mi prima en riesgo, De Caí a New Orleans (una obra en tres movimientos) y, por último, Solitude in Granada .

Conforme se extendía cada pieza quedaba aún más en evidencia que Chano Domínguez es alérgico a las etiquetas al momento de sentarse a componer.

La variedad de ritmos fue la tónica de una noche memorable, en la cual las notas viajaron desde España a Suramérica o Estados Unidos y se condensaron en el Teatro Nacional, en un espacio que se nutrió con evidente generosidad musical.