El cantante estadounidense Marcos Witt es blanco de críticas en redes sociales por participar de un multitudinario concierto organizado en la Plaza de la Fe por una radioemisora cristiana en Managua, Nicaragua.
La participación del intérprete de canciones como ‘Renuévame’ ha sido criticado por amenizar una fiesta llena símbolos del régimen orteguista. El sábado 27 de abril la Plaza de la Fe fue decorada con “árboles de la vida”, también conocidos como “chayo palos”, unas esculturas encargadas y colocadas por Rosario Murillo en el país.
Varios de esos símbolos fueron derribados durante abril y mayo del 2018, cuando se iniciaron manifestaciones en contra de las políticas del gobierno nicaragüense.
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Además, el concierto llamado “Sanemos nuestra tierra” contó con la asistencia de Laureano Ortega Murillo, hijo del presidente Daniel Ortega y la vicepresidenta Rosario Murillo, y también estuvo presente la alcaldesa orteguista Reyna Rueda.
Al ser confrontado con datos sobre los muertos en las manifestaciones de Nicaragua, así como críticas por dar el concierto, Marcos Witt optó por bloquear a distintos usuarios de Twitter.
“Crecí escuchando su música, y hoy me bloquea, lo admiraba y respetaba y saber que solo comenté un tweet ni siquiera lo ataque ni nada por que no sabía ni qué pensar, pero bueno Dios sabe las intenciones del corazón de cada uno”, escribió una usuaria de Twitter, que adjuntó una captura de pantalla del bloqueo.
Marcos Witt no ha respondido a ninguno de los usuarios que le critican ni dado una explicación en su cuenta en Twitter.
Según reportó el diario La Prensa, de Nicaragua, esa fue la primera aparición pública de Laureano Ortega, “heredero político” de Ortega y Murillo, después de que la familia fuera sancionada por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos.
El diario también señaló el acercamiento de los Ortega-Murillo a los evangélicos, después de que la iglesia católica criticara fuertemente al gobierno. El pastor Omar Duarte, uno de los organizadores del concierto, respaldó las declaraciones que Rosario Murillo había hecho días antes, en las que pedía retomar el diálogo con el sector privado.