40 años de ‘Horses’, de Patti Smith, el bólido musical que encendió una época

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En la breve historia del rock & roll , algunos cuantos discos han erigido torres monumentales que miles de fans intentan alcanzar. Desde las alturas de Horses , el álbum que lanzó a la fama a Patti Smith en 1975, el rock se ve muy distinto.

Publicado el 13 de diciembre de hace 40 años, Horses fue un álbum iconoclasta que fusionó las vertientes creativas de la roquera de Chicago en una fiera propuesta que no se había escuchado antes.

El LP de ocho canciones mezcla rock , jazz y reggae en una energía particular a una cantante que, en su espíritu, es una poeta de la era romántica.

“Quería hacer un disco que hiciera no sentirse sola a cierto tipo de persona... Gente que era como yo, diferente. No apuntaba a todo el mundo. No estaba tratando de hacer un disco exitoso”, confesó Smith años más tarde.

Cuando a la madrina del punk le otorgaron el Premio Polar de música, la llamaron “Rimbaud con amplificadores”, refiriéndose a la profunda influencia que tuvo el poeta francés Arthur Rimbaud en la forma de escribir de Patti Smith.

Ascenso. Cuando el punk empezó a consolidarse como movimiento cultural, se basaba en una simplicidad musical que, en su aparente simpleza, retaba las nociones establecidas de la música. Cruda y violenta, su primera forma musical ofrecía a Smith una base sonora para desplegar una destreza verbal sin precedentes en el género.

No se puede decir siquiera que Smith “cante” en el disco; al menos, no en el sentido tradicional. Más bien, susurra, gime, grita y gruñe un entramado de versos que brota de Charles Baudelaire, William Blake, Rimbaud, la poesía beat , la Nueva York desgarbada de los años 70, y la experimentación musical del underground .

El productor del disco fue John Cale, de The Velvet Underground (el grupo que lideró también Lou Reed , contraparte masculina de Smith).

La liberación de las formas ofreció a Smith la posibilidad de transfigurar su poesía en la ambientación sonora de una época de cambio y crisis, de opacidad en el futuro y vacío en el pasado; a una roquera como ella, lo único que le quedaba era rasgar, incinerar y esbozar lo nuevo.

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Del disco, llegaron con relativo éxito a las radios su versión de Gloria , escrita por Van Morrison para su banda Them (a la que añadió las líneas: Jesus died for somebody's sins / But not mine , o Jesús murió por los pecados de alguien / pero no por los míos ) y Redondo Beach .

“Su música sería impensable sin sus palabras y su forma de articularlas –lo cual sigue siendo cierto incluso si ocasionalmente están sumergidas en sonido. Patti Smith es una chamana del rock & roll y necesita la música tanto como los chamanes siempre han necesitado la cadencia de su canto”, escribió John Rockwell en la reseña de Rolling Stone del álbum, en febrero de 1976.

Si alguien no ha escuchado la música de Horses , al menos es probable que haya visto la imagen indeleble de Smith en la portada, tomada por Robert Mapplethorpe. Allí, ella se fijó en la eternidad de la memoria pop: etérea, bohemia, única.