Treinta años después de su primera aparición televisiva, María Celeste Arrarás estuvo de invitada en un debate con el candidato más controversial de la campaña electoral estadounidense más agitada en medio siglo.
Frente a Donald Trump, la que fue por ocho años cara del escandaloso Primer Impacto (en Univisión), resaltó como lo que es hoy: una de las periodistas latinas más reconocidas y populares en el continente.
Arrarás, de 55 años, se convirtió en la voz latina que encaró al magnate y político republicano, que convirtió su campaña electoral en blanco de discursos xenófobos contra la comunidad hispana en Estados Unidos, principalmente hacia los mexicanos.
La actual presentadora y editora gerencial del programa Al rojo vivo , de la cadena Telemundo, estuvo en Costa Rica por 20 horas para participar de una fiesta privada y en el lanzamiento del carro Montero Sport 2017, que realizó la agencia de vehículos Veinsa en la Expomóvil 2016.
De su participación en el debate –organizado por las cadenas CNN y Telemundo el 25 de febrero en Houston, Texas– hasta de aspectos relacionados con su trayectoria laboral y personal, la comunicadora habló con Viva personalmente el jueves.
A continuación, un extracto de la entrevista.
¿Cuáles son los logros que destaca en estos 30 años de carrera?
Creo que lo principal es haber logrado cultivar el cariño del público: ese es mi mayor logro porque es lo que te llevas a la tumba. No es que esté pensando en retirarme ni nada por el estilo por ahora, porque si por mí fuera, me esperan 30 años más en la tele.
¿Cuánto ha cambiado el oficio del periodismo desde que usted inició hasta hoy?
Ha cambiado en que tristemente hoy, en términos generales, el periodismo es muchísimo más superficial porque hay menos presupuesto en los medios de comunicación para tener periodistas que estén dedicados exclusivamente a investigaciones especiales, entonces hay mucho tiempo por llenar y menos empleados.
¿Le costó abrirse campo en esta profesión?
Tuve que trabajar duro. Empecé desde abajo haciendo de todo: aprendí a hacer desde luces, edición, producción, escribir, estar en cámaras... Todas las cosas habidas y por haber que son parte de esta industria, pero fue chévere porque me ayudó a que al día de hoy esos conocimientos los uso a que el producto que hago se mantenga excelente. Lo duro fue encontrar esa oportunidad, encontrar la forma de meter el pie dentro de la industria. Una vez que lo logré me eché a correr, me esforcé y sacrifiqué mucho, y ahora tengo un trabajo idóneo.
¿Cómo llegó a tener tanta credibilidad viniendo de programas de características sensacionalistas?
Para mantenerte y lograr que la gente te acepte y te respete, que son aspectos tan importantes cuando das noticias, lo más importante es ser genuino, porque así la gente te conoce tal cual y eres hasta predecible que la gente sabe el tipo de persona que eres y sabe que eres una persona que tiene integridad.
¿Cuánta responsabilidad siente al saber que usted es una de las figuras hispanas más influyentes en el continente?
No me pongo presión con eso, porque si yo estuviera fingiendo ser otra persona entonces tendría miedo de desconcentrarme en algún momento y que se me saliera algo de lo que el público no conoce de mí, pero el público conoce también que soy una persona disciplinada, con una conducta intachable, seria, y una persona que hace las cosas bien, que al mismo tiempo es divertidísima y a la que le gusta disfrutar de la vida.
¿Qué le falta por hacer?
Tengo tantas cosas. En el futuro me gustaría empezar a desarrollar talento joven para que otras personas tengan las oportunidades que tuve yo. Me gustaría hacerlo porque cuando empecé en la tele a todos los que eran veteranos eran a quienes daban trabajo, a la gente joven no; entonces, me gustaría dejar un legado en el futuro de gente joven. Profesionalmente hablando, me gustaría producir programas, tantas cosas... Créame que yo toda la vida voy a seguir muy activa en esta industria.
¿Cuál fue el detonante para renunciar a Univisión e irse para Telemundo en el 2002?
Quería tener injerencia editorial en lo que hacía. Siempre he tenido un cerebro bien puesto y era más que una chica en minifalda leyendo noticias en un teleprompter. Para mí era importante ser partícipe de la decisión editorial, de cómo se manejaban los contenidos y de cómo evolucionaba el programa en el que estuviese. Quería tomar el control de mi carrera. Lo hice y fue la mejor decisión que he tomado.
Al rojo vivo, ¿qué significa para usted?
Es como un hijo del que estoy orgullosa.
Medios de Estados Unidos dicen que usted es la mujer hispana mejor pagada de ese país. Como periodista ¿qué siente cuando sus ingresos se convierten en tema público?
No creo que se convierta en tema de dominio público porque mi contrato está en una caja fuerte a la que no tiene acceso absolutamente nadie, y yo siempre he sido bien discreta en eso. Hay una cláusula de mi contrato que dice específicamente que si mi salario se revelara y fuera a través mío, podría quedar invalidado, eso número uno; y número dos, me parece de muy mal gusto hablar de dinero. Yo no sé cuánto ganan las demás personas. Sí te digo que yo gano muy bien y soy afortunada porque me pagan bien por hacer algo que adoro. Me pagan muy bien por hacer algo que haría gratis, así que tengo doble suerte.
Estuvo en el debate republicano donde estaba Donald Trump. ¿Cuáles fueron sus sentimientos previos a encararlo?
Estaba muy nerviosa porque era tanta información la que había acumulado en mi cerebro en las semanas previas con referencia a tantos temas y vertientes, pero quería hacer un muy buen papel. Era en inglés, un foro muy diferente al que estoy acostumbrada. Muchas veces estos candidatos no son fáciles y quería tener la oportunidad de hacer las preguntas y contraponer según lo que me respondieran. Tan pronto entré al escenario, se me quitaron los nervios.
¿Qué opinión tiene usted de Donald Trump, que la ha emprendido contra los latinos?
A mí no me pudo decir nada de eso por la forma en que me conduje y le pregunté, incisivamente pero con respeto, categóricamente, pero dejándolo también hablar. Eso ayudó a que el intercambio fuera productivo. Logré que Donald Trump me escuchara y yo lo escuché a él. Es el público el que decide qué pensar.
¿Lo vio tras el debate?
No. A él se lo llevaron a una entrevista con CNN para un programa que había en vivo después.
¿Aprovechará su popularidad para incursionar en la política?
Lo que sucede en la política es que yo que soy hija de un político y que sé cómo funciona, sé que para lograr consensos tienes que acordar cosas con las cuales no estás de acuerdo, y yo en la televisión fiscalizo, investigo y denuncio, así que me quedo con la tele.
Otras aristas. En la conversación con Viva , María Celeste Arrarás se refirió, entre otros temas, al amor, a los rumores sobre su muerte que agitaron las redes sociales hace un año y a cómo logra verse tan bien a sus 55 años.
En el amor, ¿ha tenido el mismo éxito como en su carrera?
Toda la vida he tenido buena suerte en el amor. He tenido relaciones que son muy importantes en mi vida. Nunca me ha faltado admiración del sexo masculino ni compañía... Lo que pasa es que soy discreta.
¿Cómo está su vida amorosa?
Siempre contenta en ese departamento.
Mantiene su vida privada fuera de foco. ¿Cómo hace?
Tiene que ver mucho con que los reporteros de la prensa de espectáculos son amigos y ellos me respetan cuando saben que no quiero hablar de ciertas cosas.
¿Cómo conserva su físico?
No hago mucho. Te soy sincera: debería de hacer más. Heredé los buenos genes de mi mamá. No tomo mucha agua como debería, pero sí dejé de tomar sol hace mucho tiempo.
En el 2010 usted aceptó haber sido víctima de violencia doméstica. ¿Cómo enfrentó esa etapa?
Mira, no quiero hablar de eso hoy.
Siendo tan ocupada, ¿cómo hace para darle tiempo de calidad a su familia?
El tiempo que tengo libre es única y exclusivamente para mi familia. Me gusta hacer cosas con mis hijos como si fueran adultos, ellos son tres adolescentes y trato de tener conversaciones con ellos que les sirva de legado para navegar en el turbulento mar de la vida para cuando yo no esté.
Hace un año tuvo que desmentir rumores de su muerte...
Eso me causó muchos problemas. Estas cosas en Internet vienen por oleadas: la primera oleada causó horror y amigos me llamaron diciéndome que se habían echado a llorar desesperadamente porque realmente lo creyeron y salió en un momento en el que estaba en un vuelo que tardaba cinco horas, todo ese tiempo incomunicada. Siete meses después me volvieron a dar por muerta. La noticia sorprendió a otras personas, incluida familia de Puerto Rico que básicamente estaban planeando una misa en el pueblo para velarme.