Joan Rivers, la adicta a las cirugías, cumplió los 80

Octogenaria famosa Desde Hollywood, esta leyenda viva del entretenimiento sigue como una figura vigente de la pantalla chica

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

“Creo en las cirugías plásticas”, ha dicho sin pudor alguno la controversial Joan Rivers, quien ayer sopló sus 80 velas. “Cada fin de semana, voy y me hago ‘algo’. Me hacen nueve y la décima es gratis”, confesó en una entrega de su más reciente reality show, Joan & Melissa: Joan Knows Best , el cual protagoniza junto a su hija.

Rivers admite haberse practicado más de 700 procedimientos de cirugía estética en su vida, desde inyecciones de bótox, hasta cambios en la forma de la nariz, liposucciones y levantamientos faciales.

Eso es solo un rasgo más de alguien a quien nadie le quita la fama de ácida e irreverente. Joan ha sabido ganarse esos apelativos tras más de cuatro décadas dedicada a la actuación, la comedia y a ser una inclemente crítica de modas.

La anfitriona del programa Fashion Police jamás aparenta los 80 años que cumplió, de los cuales ha pasado la mayor parte inmersa en el mundo farandulero y artístico.

Antes de ser exportada por la pantalla chica como “arpía de la moda” , esta neoyorquina tenía un bagaje amplio como humorista y se codeaba con grandes figuras de la TV estadounidense, como Johnny Carson y Ed Sullivan.

Ha escrito libros donde se mofa de sí misma y grabado discos que invitan a la risa (por uno de ellos, estuvo nominada a un Grammy en 1984). Probó también en la actuación, una carrera que, poco a poco, cambió por el stand up comedy . En sus días mozos, compartió tablas con una entonces desconocida Barbra Streisand. Actuaron juntas en la obra teatral Driftwood , a finales de los años 50. Poco después, tuvo un papel discreto junto a Burt Lancaster en The Swimmer .

El cine, sin embargo, no es lo que le ha dado de comer. Sus últimas apariciones han sido apenas minúsculos “cameos” en filmes como Los Pitufos y Iron Man 3.

La reputación de señora estirada le ha llegado por dos flancos: por sus comentarios picantes y viperinos y por su afición a las cirugías.

Desde Fashion Police, ha exaltado o ridiculizado los atuendos de cientos de estrellas de Hollywood. Y, sí: su veredicto pesa en la industria rosa.