Con la luna del sábado, emergieron el terror y la fantasía en el centro de San José.
En buses, taxis, en carros y hasta a pie, cientos de personas –en su mayoría jóvenes– se desplazaron a los diferentes bares y discotecas de la capital para celebrar Halloween; sí, la Noche de Brujas.
Los exteriores de Amón Solar (en barrio Amón), El Steinvorth y de los clubes El Teatro y BO estaban abarrotados de gente disfrazada y de otros que en las afueras esperaban el momento para ingresar a los recintos. Curiosos (que no se unieron a la celebración) se detenían para observar aquellas escenas, algunas macabras, otras sensuales, pero todas muy atractivas.
En El Steinvorth, los cuerpos se movieron con el sabor latino del grupo Jalamelule, mientras que Amón Solar los concursos se encargaron de entretener a un público que comía ansias por el concierto del décimo aniversario de la banda Los Cuchillos.
Como era de esperar, en los populares clubes de ambiente BO (antiguo Bochinche) y El Teatro la fiesta bullía entre música electrónica, luces neón, pelucas y excéntricos atuendos.
Populares. Cada lugar vivió el Halloween según su propia esencia; empero, hubo un común denominador en las distintas fiestas: los disfraces de esqueletos, del personaje del Guasón y de Catrina mexicana fueron comunes.
Entre pasillos repletos, también trataron de desplazarse demonios, dioses de la mitología griega, Rick Grimes (protagonista de The Walking Dead ) o la Emperatriz Furiosa de la película Mad Max .
El recorrido por esos sitios evidenció que la celebración foránea cada vez conquista más el gusto de los costarricenses.
Club El Teatro