​Enrique y ​Meghan​ ​sellan este sábado 19 de mayo su fulgurante historia de amor

​Menos de dos años después de conocer a la actriz de 'Suits', el nieto de Isabel II enloqueció el Reino Unido con su boda

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“El hecho de enamorarme de Meghan tan increíblemente rápido fue una confirmación de que todas las estrellas estaban alineadas. Todo era perfecto”, dijo el príncipe Enrique a BBC News en una entrevista que se transmitió tan solo horas después de que el palacio de Kensington oficializara su boda con la actriz Meghan Markle, a finales de noviembre.

Ambos caminarán al altar menos de dos años después de conocerse, sellando así una relación que creció fuera del foco de atención de los medios y que sobrevivió al hacerse pública de manera explosiva en octubre del 2016, cuando el diario The Sunday Express puso a la luz fotografías de ellos juntos.

Desde entonces, Enrique y Meghan disfrutan a todas luces de una fulgurante historia de amor que tuvo un inicio inédito en la realeza británica: se conocieron a principios de julio del 2016 después de que una amiga en común los presentara en Londres, durante unas vacaciones de la actriz de Suits.

Cuando la pareja se vio por primera vez para tomar una copa de vino –en el Soho House 76 Dean Street de Londres– se sorprendieron. Ella tenía 34 años (ahora tiene 36) y un divorcio sobre sus hombros; él, 31 (hoy 33), y arrastraba un pasado agitado y una carrera militar recién concluida luego de una década.

“Me quedé muy gratamente sorprendido cuando entré y la vi”, contó Enrique a la BBC. También reveló que antes del primer saludo, se dijo a sí mismo: “¡Voy a tener que estar realmente a la altura!”.

Nunca antes el hijo menor de los príncipes Carlos y Diana de Gales había escuchado hablar de Meghan ni había visto a la actriz en Suits, serie de televisión sobre abogados que ella protagonizaba. Tampoco Meghan sabía mucho sobre él.

“Solo le pregunté a mi amiga si era agradable”, refirió Markle a la BBC. “Para los dos fue realmente refrescante. Todo lo que sé de él, lo supe a través de él”. El flechazo fue inevitable.

Una semana después de aquel encuentro, Enrique la convenció de que se fuera con él a acampar a Botsuana, al sur de África. La salida dio “el gran salto” en la relación.

“Estábamos realmente solos, lo cual fue crucial para asegurarme de que teníamos la oportunidad de conocernos”, dijo Enrique, sexto en la línea de sucesión a la corona británica.

Al mismo tiempo en que se conocían, Markle continuaba con los rodajes de Suits en Canadá, pero con el inicio del noviazgo y previo al compromiso, Meghan renunció a su carrera y se mudó al palacio de Kensington.

Desde ese lugar, la estadounidense le terminó de dar forma a una mediática relación que recibió el beneplácito de Isabel II desde el inicio, y que fue aplaudida por una inmensa mayoría de británicos quienes celebran que Enrique haya encontrado la felicidad, luego de una vida algo eclipsada por distintos acontecimientos.

Años agitados

Con la boda, Enrique culminará su viaje a la madurez, periplo que inició accidentado por la muerte de su madre y que continuó por una adolescencia loca.

Son muchos británicos los que todavía guardan en la retina la imagen del adolescente, con el aire perdido, que caminaba junto a su hermano Guillermo detrás del féretro de la princesa Diana, por las calles de Londres en 1997.

Dos décadas después del fatal accidente que segó la vida de su madre en París, Enrique se sinceró sobre aquel golpe en un programa de la televisión ITV emitido en julio del 2017.

“Probablemente era demasiado doloroso. Sigue siendo doloroso”, dijo Enrique, quien reveló que necesitó ayuda psicológica para lidiar con el duelo.

"No hay un solo día en que Guillermo y yo no deseemos que estuviera viva. Nos preguntamos qué clase de madre sería ahora, qué papel público tendría”, afirmó.

Los hermanos se impusieron la tarea de elevar y cuidar el recuerdo de su madre, cuyo divorcio del príncipe Carlos la enfrentó a la casa real y la condenó al ostracismo institucional, pero no al del pueblo, que le dispensó unos funerales de reina.

La pérdida de su madre a los 12 años condujo al enérgico joven de cabello pelirrojo a una adolescencia movida: confesó haber fumado marihuana, apareció vestido de nazi en una fiesta y los tabloides publicaban regularmente fotos suyas a la salida de bares y discotecas, en compañía de bellas jóvenes aristócratas o de las que fueron sus novias en diferentes periodos, como la zimbabuense Chelsy Davy y, más tarde, Cressida Bonas.

El proceso de su redención lo inició con su alistamiento en el ejército. En 2008, tras una indiscreción de la prensa, se supo que se encontraba en misión en Afganistán, por lo que todo el país le acompañó en su decepción cuando tuvo que ser repatriado de urgencia por razones de seguridad a consecuencia de esa filtración.

Más tarde se supo que durante su estancia se comportó como un perfecto amigo, además de un excelente jefe de filas.

Aparte de unas declaraciones que rozaban el racismo sobre un colega militar paquistaní, por las que se disculpó, el príncipe nunca protagonizó otra salida de tono y pronto empezó con los actos oficiales, comenzando con una gira por el Caribe en el 2012 representando a su abuela, la reina Isabel II.

A partir de ese momento, conjugó su pasado militar con la beneficencia, con su iniciativa de los Invictus, competición deportiva internacional al estilo de los Juegos Paralímpicos y reservado a heridos y discapacitados de guerra.

Lo que sigue.

En el Reino Unido hay expectativa sobre el rol que ocuparán Enrique y Meghan luego del casamiento, aunque la prensa apunta a que la pareja servirá de enlace entre el pueblo y la corona.

Ninaki Priddy, amiga de la infancia de Meghan, declaró que la actriz siempre se sintió fascinada por la familia real. “Quiere ser la princesa Diana 2.0”, contó Priddy a Andrew Morton, quien escribió el libro Meghan: una princesa de Hollywood.

Por ello, la prensa británica especula que Enrique y Meghan están destinados a convertirse en una pareja activista que redefinirá esa monarquía.

“Meghan y Enrique serán una pareja con poder. Juntos pueden cambiar más cosas. Vamos a verlos más como activistas que a cualquier pareja anterior de la Casa Real”, consideró Morton en el texto.

El biógrafo pronosticó que mientras el príncipe Guillermo –hermano de Enrique y segundo en la línea de sucesión– y su esposa Catalina serán el rostro de la Corona en el Reino Unido, Enrique y Meghan pasarán más tiempo representando a la monarquía en la Commonwealth (organización de 53 países con lazos históricos con Reino Unido, encabezada por Isabel II).

Eso sí, Morton vaticinó que los cuatro serán los impulsores de un “cambio radical” de la monarquía. Ese cambio, dice el autor, lo promoverá Meghan, una mujer a la que tildó de ambiciosa, madura y centrada.

Meghan y Enrique darán el “sí, acepto” este sábado en la iglesia San Jorge del Castillo de Windsor, fortaleza ubicada al oeste de Londres y cuyos alrededores ya lucen abarrotados de “civiles” que esperan la hora cero para ovacionar a los nuevos esposos.