Choché, Tavo Gamboa y Jair Cruz: ¿Ser papás los pone serios?

El domingo, los reconocidos comediantes ticos festejaron la aventura de ser padres, unos que en casa pasan en un puro vacilón, pero en serio

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Sí, Choché Romano, Gustavo Tavo Gamboa y Jair Cruz han hecho reír a muchos con sus ocurrencias. La televisión, la radio, Internet y los escenarios de bares y teatros han sido su vehículo para llevar buen humor a los ticos, pero ¿cómo serán en casa como papás? ¿Son igual de graciosos o son más bien serios y formales?

Constantemente a estos tres comediantes los vemos compartir sus facetas como papás en sus redes sociales. La risa es parte de sus vidas privadas: son papás que pasan en un puro vacilón, pero cuando se trata de corregir con amor, aguantan la risa para que el regaño no pase inadvertido.

“Tengo que contenerme por dentro para que me vean serio. A veces les llamo la atención y me da mucha risa, pero tengo que controlarme”, contó Tavo, quien es padre de Saúl, de 9 años y de Mikaela, de 5 y medio.

Por su parte, Jair contó que algo que le divierte mucho es descubrirse expresando frases que sus padres solían decirle. “Uno comienza a decir cosas como: ‘Allá usted con su vida’ o ‘Yo a su edad...’. No puedo jugar de serio, pero a veces hay que enojarse, aunque por dentro ni yo me crea lo que estoy diciendo”, dijo el locutor.

Jair, a sus 45 años, es papá de seis hijos: María Angélica (26), Valeria (25), Fabiana (23), Camila (23), Jahir (18) y Camila (13).

Choché es el papá más nuevito. Sus carcajadas con las ocurrencias de su hija Leah, de un año y medio, son pan de su día a día.

“Yo pensé en algún momento que iba a ser la autoridad en la casa, pero esa es mi esposa, Ashley. Yo me derrito de amor. Es una vara preocupante, es una cosa de locos”, expresó el comediante de 37 años, quien está casado con Ashley García desde hace cinco años.

Otra situación que tienen en común Tavo, Jair y Choché es que todos vivieron etapas en las cuales tuvieron que trabajar de noche, ya sea animando eventos, conciertos, fiestas o haciendo stand up comedy en bares y teatros; trasnochar era algo común.

Los tiempos cambian y esas fiestas se transformaron en jugar con legos, muñecas, paseos familiares, cambios de pañales. Jair es un caso diferente ya que mientras trabajó de noche sus hijas mayores estaban en la infancia.

Este sábado 17 de junio Choché, Jair y Tavo presentarán el show de comedia ‘Papi es toda’ la Plaza Central de City Mall, en Alajuela, a partir de las 6 p. m. La entrada es gratis.

— 

Tavo, Saúl y Mika

Gamboa tuvo la suerte de casarse con su mejor amiga. La también locutora Vicky Fuentes y Tavo se unieron en matrimonio hace 13 años.

Cuando Saúl llegó a sus vidas fue un completo milagro debido a una situación de salud de Tavo que les impedía concebir. El pequeño fue fruto de un proceso de inseminación artificial.

“Después de toda la pulseada que fue Saúl porque no podíamos tener hijos y ahora ser papá de dos es muy bonito. Verlos cómo van creciendo, desarrollando su personalidad, en las cosas que se parecen a uno y en las que no.Es toda una aventura. Básicamente me río mucho con los dos, vacilamos mucho; se apuntan a todas las locuras que hacemos”, contó este papá.

Cuando se enteraron de que Vicky estaba embarazada de Mika fue una gran y grata sorpresa. Esa noticia no la esperaban.

“Después de que nació Saúl dejé de chequearme. Es un regalo de Dios tener la parejita porque creíamos haber llegado a la meta con Saúl, pero llegó Mika”, agregó.

Gamboa contó que Saúl se parece mucho a él en su gusto por el fútbol y en que cuando se enoja, se enoja de verdad. Mika es más relajada, al igual que su papá, tiene muchas ocurrencias y es muy graciosa; sin embargo, cuando se pone “chichocilla”, se le sale el apellido.

Jair más seis

Jair, con su acostumbrado sentido del humor, mencionó de primera entrada que ya está cansado de ser papá porque tiene muchos hijos y muchos años en esta labor. “¡Que me jubilen!”, dijo medio en broma y medio en serio.

“Hay que castigarlos, salen mal en los exámenes”, agregó.

Ya en serio, afirma que lo que más le enorgullece de sus hijos es verlos crecer y ser seres humanos trabajadores y luchadores.

“Gracias a Dios tienen mamás muy buenas que los han educado con valores, que es lo más importante. La mayor bendición que tengo es que mis hijos son responsables, muy cariñosos y cada quien tiene sus proyectos, han echado para adelante y luchado por lo que quieren”, expresó.

Jair fue papá muy joven. “Se imagina lo asustado que estaba cuando a los 18 años me dicen que voy a ser papá. No entendía cómo había pasado”, recordó.

La vida lo hizo madurar a punta de responsabilidad; sus trabajos nocturnos y compromisos laborales le quitaron mucho tiempo junto a sus hijas mayores. Aunque no se arrepiente de haber luchado por ellas, añora haber pasado más tiempo con ellas durante su infancia.

“No las disfruté tanto cuando eran pequeñas porque estaba enfocado en producir porque había una responsabilidad de por medio. No estaba en Navidades, en cumpleaños, en Semana Santa. Ahora que tengo tiempo y posibilidades los veo más, pero ya están grandes y ya me toca el segundo plan”, agregó.

Choché y Leah

Dice Choché que ni siquiera se plantea la pregunta de a quién habrá salido su hija Leah, porque la respuesta inmediata es que a él. “Es muy graciosa, me veo demasiado reflejado en ella”, aseguró.

Incluso en su carácter, Leah es muy parecida a su papá porque cuando dice no, es no.

“Ahorita hay unas gomitas de vitamina que le queremos dar, hemos intentado por todos los medios de que se las coma: se las mezclo con otras gomitas, se las deshago y cuando ella siente la textura y el sabor me vuelve a ver con esos ojos tan expresivos que tiene como diciendo: ‘Papá, en serio, no trate, no me las voy a comer’”, relató Choché.

Cuando toca ponerse serio con Leah, a Choché le cuesta mucho, pero afirma que poco a poco se van conociendo más y eso es parte de la maravilla de descubrirse como padre e hija.

“Ya nota mi tono de voz, me va entendiendo cuando algo no es negociable. Por ejemplo, pasa cuando toca bañarse o lavarse los dientes, ahí por más que llore, lo siento, toca”, agregó.

La paternidad llegó para Choché después de un largo periodo de planificación. Él y su esposa deseaban convertirse en padres, pero no lograban cumplir ese anhelo. Incluso intentaron con procesos de inseminación artificial y su esposa se sometió a varios tratamientos.

“Hubo muchas lágrimas cuando veíamos negativas las pruebas de embarazo. Nos abandonamos en Dios y esperamos a que fuera lo que él quisiera. Fue muy sorprendente porque cuando nos dimos cuenta del embarazo, a la semana falleció mi suegro, fue como montarnos en una montaña rusa de emociones”, recordó.