Anfiteatro de Villa, el secreto mejor guardado de Ciudad Colón que usted ya debería de conocer

Un belga soñador transformó un viejo tajo en un increíble complejo de túneles, arte y gastronomía en medio de un entorno natural de ensueño. Aquí le contamos todo lo que necesita saber para visitarlo.

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Atlas lleva el peso del mundo sobre sus hombros, imponente imagen de la fuerza y del castigo a la vez. Este es, además, el titán de mármol que recibe a los visitantes que se adentran en una aventura poco común: explorar túneles debajo de la tierra y, a la vez, aprender sobre arte.

En sus casi 10.000 metros cuadrados, el Anfiteatro de Villa reúne diferentes espacios para el disfrute de los visitantes: más de 500 metros de túneles, restaurantes al aire libre, decenas de esculturas de mármol y bronce y una hermosa vista de la naturaleza. Su dueño, el belga Benito Dessard, asegura que el anfiteatro es un centro de entretenimiento para toda la familia.

Les contamos por qué visitar el Anfiteatro de Villa, ubicado en Ciudad Colón, es toda una experiencia que lo hará salirse por un par de horas de la ajetreada vida citadina en un lugar cercano a la capital y que ofrece diferentes opciones de entretenimiento.

Primero, la majestuosidad del lugar. El espacio natural que aprovechó Dessard como anfiteatro para realizar conciertos y presentaciones culturales no fue intervenido por la mano humana en casi nada.

Es un viejo tajo que dejó de funcionar hace 25 años cuando los antiguos dueños ya no le sacaron provecho y lo dejaron casi abandonado. Debido a los trabajos de extracción de tierra y piedra que se habían hecho antes, se creó una especie de pared rocosa como una concha acústica perfecta para los espectáculos, ya que el sonido rebota en las paredes alrededor del anfiteatro y provoca que la música suene perfecto casi sin necesidad de amplificación. Frente al escenario que se montó, hay un espacio natural que sirve como gradería (con rocas y zacate).

La inauguración del anfiteatro se realizó en el marco del Festival Nacional de las Artes en el 2014 cuando el grupo costarricense Malpaís se presentó allí; esa noche el lugar pasó todas las pruebas de sonido.

Luego de apreciar la calidad natural del anfiteatro, podemos pasar a un recorrido artístico especial. Desde la entrada al lugar hay réplicas de diferentes esculturas de artistas famosos.

El primero, como comentamos, es Atlas. La réplica está elaborada en mármol, mide poco más de dos metros de alto y pesa 4.000 kilos.

De seguido aparece una reinterpretación de Cupido y Psique, inspirada en la obra original de Antonio Canova y que representa a Psique como la divinidad del alma reanimada por el beso que le da el dios del deseo. Así es como entre historias y mitos comienza un viaje sensorial por el Anfiteatro de Villa.

"El exponer las réplicas no es un capricho ni un lujo especial porque tengo un negocio de importación de cemento blanco y las esculturas también son parte del negocio", explicó Dessard, quien tiene 22 años de vivir en Costa Rica.

Entre las figuras hay copias de artistas como Gian Lorenzo Bernini, Auguste Rodin, Miguel Ángel, Alejandro de Antioquía y Gregorio Fernández. Las réplicas están inspiradas en dichas obras que son originales de países como Italia, Grecia y Francia.

“Las traemos de Bélgica y China. Los materiales con los cuales están hechas son, por lo general, bronce, mármol cultivado y mármol esculpido”, agregó Dessard.

Además de las esculturas, durante el trayecto, que se hace al aire libre y también bajo la tierra (más adelante les explicaremos cómo), hay otras figuras destacadas de la historia del arte y la cultura popular como el David, la Venus de Milo, la Bocca della Verità, el Cristo yacente de El Pardo y la imponente Fontana di Trevi, que está ubicada en el centro del anfiteatro para llamar toda la atención.

Bajo la tierra

Túneles de más de 500 metros, que se ubican a 40 metros bajo el nivel principal del lugar, son de los atractivos más llamativos del Anfiteatro de Villa.

¿Cómo se construyeron? ¿Qué hay dentro de ellos? La construcción de los túneles comenzó hace aproximadamente 10 años cuando los hijos de Dessard tuvieron la idea de crearlos inspirados en el videojuego Minecraft. La idea era una locura; sin embargo, gracias a la topografía del lugar y al material de origen volcánico del cual está hecho, la construcción se facilitó.

Así empezó aquella locura. “El macizo es de origen volcánico constituido por cenizas y piedras soldadas que llegaron aquí a alta temperatura luego de las erupciones del volcán Barva hace aproximadamente 10 millones de años. Esto es como una roca grande cuya consistencia no es ni dura ni suave, está justo en el punto; es un material parecido al que se encuentra en Capadocia, en Turquía”, aseguró Dessard, quien es ingeniero civil de profesión, lo cual ayudó mucho a la construcción y el diseño de los túneles.

El belga buscó ayuda y dirección de profesionales que le aconsejaron cómo podía intervenir el lugar sin afectar la naturaleza y aprovechar la topografía. Se hicieron movimientos de tierra para hacer los espacios dentro de la roca. La construcción, asegura, se hizo bajo estrictas normas de seguridad con excavación manual; las paredes no cuentan con varillas ni bloques de concreto. Dentro de los túneles no hay peligro de deslizamientos, subraya el encargado.

“La misma tierra dio el espacio. Es un estilo de construcción ancestral más ecológica; no hay impacto ambiental gracias a la forma de arco, que fue la que nos recomendaron los especialistas”, afirmó Dessard.

Bajo tierra, el viaje se hace por diferentes salas. Cada una de ellas decorada, iluminada, con salidas de emergencia, internet inalámbrico, aire acondicionado, más esculturas, servicios sanitarios, fuentes de agua, restaurante y cumple con las normas de la ley 7600 (Ley de igualdad de oportunidades para las personas con discapacidad).

De acuerdo con el dueño del lugar, lo único que se le agregó extra a la construcción de los túneles fue un refuerzo de mortero de un centímetro en las paredes para que no “soltaran” piedrilla.

“Hay espacios que se han alquilado para fiestas, bodas, cumpleaños, actividades de empresas. Es un lugar apto para cualquier tipo de actividad”, agregó.

Para llegar a los aposentos hay que hacerlo por una especie de laberinto. En cada uno de ellos hay muchas cosas que admirar y con las cuales aprender.

Hay esculturas que representan las cuatro estaciones, una copia de la impresionante obra Expansión, de la artista californiana Paige Bradley; una sala en homenaje al Infierno, del poeta italiano Dante Alighieri, donde se encuentra El Pensador de Rodin y una réplica de La máscara mortuoria de Dante.

Más por disfrutar

Por su ubicación y estructura, el Anfiteatro de Villa ofrece otros atractivos. Al fondo del lugar se puede apreciar una vista con el río Virilla como protagonista (lamentablemente el río es uno de los más contaminados del país, pero aún así es atractivo de lejos).

Hay escenas en las que la flora llama la atención de los visitantes ya que el lugar está lleno de diferentes árboles frutales (desde mango hasta guanábana) que atraen a mariposas y pájaros. Además, se han sembrado varios ejemplares de flores silvestres.

Detalles

También se ofrecen restaurantes al aire libre. Uno es una pizzería que tiene de fondo la vista natural y el otro es un comedor con menú estilo mediterráneo. Los precios con el IVA incluido oscilan entre ¢6.500 y ¢8.500 por platillo

Hay servicio de parqueo para unos 60 vehículos. El público puede visitar el anfiteatro para tomar un café al atardecer o cenar.

El horario es de miércoles a domingo de 12 m. a 10 p. m. Entre semana el ingreso es gratuito y si desea realizar el tour guiado por los túneles el valor es de ¢5.500; los fines de semana la entrada cuesta ¢5.500 con el recorrido bajo la tierra incluido y una bebida de cortesía.

El Anfiteatro de Villa se ubica 600 metros al este del centro comercial Vía Colón, en Ciudad Colón.

El lugar es un espacio apto para disfrutar de un buen rato, aprender y aventurarse. Aproveche el tiempo, vaya con su familia o sus amigos, le aseguramos que la va a pasar muy bien.