El sabor caribeño en dos ruedas

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Su bicicleta y un carretón es todo lo que Wálter Kelly Hanes necesita para llenar las calles de Puerto Viejo con el sabor de su repostería y comidas.

De martes a domingo, él prepara los tradicionales patí, plantain tart , galletas de coco, cocadas, budín de yuca, galletas de jengibre, budín de banano, rice and beans , pescado en escabeche y muchos más.

Cuando el reloj marca las 2 p. m., pone todos sus productos en el carretón y, con el impulso de sus piernas, comienza a recorrer el pueblo en bicicleta. Su ruta lo lleva a detenerse en algunos puntos estratégicos, como el parque, la escuela o la cancha de fútbol.

También tiene un recorrido que lo hace pedalear; este comienza en playa Negra, en una zona de distintos hoteles; luego, pasa por algunas calles del centro de Puerto Viejo y continúa con dirección al sector de Cocles; posteriormente, se devuelve.

Hay clientes fijos, incluso, algunos le encargan una bandeja completa de budín de yuca o galletas para eventos sociales.

En el recorrido es usual verlo acompañado de un pequeño entusiasta: su hijo de cinco años Keyrony. Antes viajaba en la misma bicicleta de su padre; ahora, viaja en una acorde a su tamaño.

Los fines de semana, con el incremento de turistas, son los días en que más vende. Hay ocasiones en que frente a su carretón, se encuentra una fila de personas esperando por un rice and beans o varios patí.

“Cuando uno tiene un restaurante, hay que pagar cientos en impuestos; en cambio, con mi bicicleta no tengo necesidad de alquilar local, pagar contador ni tengo a nadie encima”, aseguró Kelly.

Herencia. Este limonense de 51 años nació y creció en Puerto Viejo. Su tía abuela le sembró el amor por la gastronomía. Junto a ella, aprendió a hornear repostería, a preparar aceite de coco y cocinar.

Cuando joven, se fue a probar suerte a San José, trabajó en varios restaurantes, hasta que un día abrió su propia soda.

Diez años atrás, el deseo de volver al Caribe fue más fuerte, y todo parece indicar que ahí seguirá muchos años más.

Él está muy a gusto con su estilo de trabajo, aseguró que tiene tiempo suficiente para llevar a su hijo a la escuela, preparar sus productos y, a las 6 p. m., ya está de regreso en el hogar.

Algo que lo tiene muy entusiasmado es que su pequeño Keyrony lo acompaña cuando prepara la comida, por lo cual confía en que el legado de la cocina seguirá vigente en su familia.