San José, más de cien maneras de apropiarse de una ciudad

Ciudadanos propusieron más de 200 ideas para mejorar la urbe

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En esta ciudad se acostumbra caminar de prisa: porque se va tarde, porque sus calles huelen mal, porque se tiene miedo, porque en algún momento se abandonó el espacio público y ahora se prefiere ir al centro comercial antes que sentarse en el parque.

Sin embargo, ayer fue diferente . La gente, por iniciativa propia, tomó la ciudad y reconquistó sus espacios llenándolos de arte, música, cultura y causas sociales. Lograron que las personas se detuvieran, miraran y se sumaran con su sonrisa, su firma o acción.

El conglomerado de más de 200 ideas para mejorar la ciudad adoptó el nombre de 100en1día y vino a sumarse a otros esfuerzos como Enamórate de tu Ciudad y Transitarte . Todos persiguen lo mismo: devolverle la urbe a la ciudadanía.

San José se volvió Chepe. En 100en1día no mediaron marcas comerciales ni patrocinadores. Fueron personas haciendo cosas por otras personas.

David Bonilla y sus compañeros del Instituto Tecnológico de Costa Rica invitaron a los transeúntes a sentarse en la sala de la casa que construyeron en el parque Central. “Queremos que la gente se apropie del parque, así que nos propusimos hacer una sala donde uno comparte y recibe a las visitas. Es un lugar donde uno siente que pertenece”, manifestó Bonilla.

A una cuadra, un grupo de jóvenes daba serenata a los vendedores ambulantes. “Es tratar de generar conciencia de que el vendedor ambulante es importante en la ciudad, es parte de la vida urbana. Son personas que están trabajando y quisimos darles un regalo”, dijo Paola Aguilar.

Con un rótulo que lucía similar al muro de Facebook (aunque el suyo se llama Cara de Chepe), Sofía Arias caminó por la avenida central conversando con cuanta persona encontraba. “Nuestra intervención es una crítica a las redes sociales. Ya la gente no sale, no se socializa y se limita a poner un estado en redes sociales. Queremos retomar ese contacto entre personas”, dijo.

Su espectáculo de títeres duraba solo un minuto y muchos ni siquiera terminaron de verlo. “Ahora que estoy aquí sentado, me doy cuenta de lo rápido que vive la gente en San José. Hay que darse un respiro y parar”, comentó Marino Madriz del Colectivo El Queso.

A unos cuantos metros, un grupo de mujeres vestían a la Chola, escultura de Manuel Vargas, con ropas del tipo Yarnbombing, técnica de tejido urbano. “Estamos vistiendo a la ciudad”, dijo Jeannette Pérez, conocida como Craftica.

“Yo solo le pregunto a la gente si quiere contarme una historia sobre andar en bicicleta y no solo se alegran sino que la petición les recuerda a su niñez. La bicicleta es el primer vehículo con que se toma una ciudad”, comentó Luis Diego Ramos quien regalaba papeles de colores para que las personas contaran sus anécdotas y las pegaran en una bicicleta situada en media plaza de la Cultura.

El olor a café atrajo a más de uno al puesto que Iván Solano y su esposa pusieron en el parque Morazán. En el “Café de los 15 minutos” se regalaba esta bebida caliente a cambio de conversación.

“A mi esposa y a mí nos encanta tomar café, se nos van las noches conversando y pensamos que es algo muy nuestro que propicia sentarse a hablar. Nos gustaría tener una cafetería, entonces nos improvisamos una”, comentó Solano mientras ultimaba detalles para la presentación de dos amigos que regalarían su música.

Alguien tejió una telaraña de cuentos entre los árboles y otra persona prestó sus libros para que la gente se sentara en el zacate a leer.

Juan Pablo Carranza colocó un tendedero entre los árboles, el cual usó para colgar sus fotos de la urbe. La prensa era una invitación que nada más decía “gratis”.

Otros aprovecharon las áreas verdes para organizar clases de yoga y meditaciones.

“Nosotros hicimos un mural donde la gente puede expresar lo que siente sobre la ciudad. Empezamos con ‘había una vez’ y la gente siguió la historia”, comentó Alejandro Morales quien colaboró con la intervención llamada Apropiaciones, ubicada entre los árboles de corcho del Jardín de Paz.

Voces con causa. El espacio público se construye a partir de la diversidad de sus voces y algunas buscaron ser escuchadas este sábado.

Jóvenes contra la Violencia es una iniciativa que promueve la paz en Centroamérica, y por ello están presentes desde Belice hasta Panamá. En la avenida central pidieron a la gente dejar un mensaje en una manta y así sumarse a la campaña “Yo le digo sí a la paz”.

“La idea es que todos puedan expresar sus sentimientos alrededor de la cultura de paz”, declaró Bolívar Araya.

En la otra esquina, personeros del Instituto sobre Alcoholismo y Farmacodependencia (IAFA) invitaron a las personas a entrar en una cabina donde un espejo los confrontaba consigo mismos.

“Ese es el reflejo de uno y las decisiones que se tome en la vida, en materia de alcohol, siempre van a afectar a las personas. Quisimos que la gente se viera reflejada para que las decisiones que tome en su vida sean solo para mejorar”, explicó Belkis Orozco del IAFA.

Mientras los artistas de La Zarigueya retrataban a la gente frente al Teatro Nacional y otros regalaban abrazos, el grupo Beso Diverso abogaba por que a las personas homosexuales se les reconozcan sus derechos.

Por su parte, estudiantes de medicina veterinaria pintaron sus rostros para simular animales y así abogar para poner fin al maltrato animal. “Los seres humanos compartimos el mundo con los animales. Queremos que la gente se ponga en sus zapatos y vea que maltratar un animal es como si le hiciéramos daño a una persona”, mencionó Esteban Palacios.

Al caer la tarde, las “intervenciones” seguían. Ya nadie tenía prisa, tampoco miedo. Todos tuvieron un espacio, las calles se llenaron de ideas. San José fue ciudad.