Rius: “Soy un irreverente con más conocimiento”

El mexicano dice que nació para ser ateo, invitar a la gente a no votar por la derecha y ser predicador de la comida vegetariana

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Tiene 79 años, y hace 52 la caricatura lo encontró, “por accidente”, en la funeraria Gallardo, donde trabajaba como velador. No obstante podría decirse que su llegada al humor gráfico fue una cuestión de vida más que de muerte.

Eduardo del Río, conocido como Rius , se define como un hombre que llegó a este mundo para ser ateo, invitar a la gente a nunca votar por la derecha y ser un predicador de la comida vegetariana. Precisamente está a la espera de que publiquen su nuevo libro, en el que aborda esta última temática.

Mientras recuerda que ha escrito 100 libros, que se multiplican a 140 si incluye las recopilaciones, Rius asegura que es un hombre irreverente, que hizo todo lo que pudo, pero que antes de morir espera lograr más. Con un hablar pausado y un tono de voz que resulta más que ameno, Rius es uno de esos hombres con el que cualquiera debería conversar.

¿De qué forma siente que ha evolucionado el género en 50 años?

La tradición de la caricatura en México era de personas muy bohemias que se la pasaban en cantinas o en cafés. Afortunadamente eso ha ido cambiando. Ahora encuentra uno muchos caricaturistas que han pasado por una universidad y que, incluso, militan políticamente. Eso ha hecho que el nivel de la caricatura en México haya subido, no solo en el dibujo sino también los conceptos y en los mensajes.

Usted es autodidacta. ¿Qué ha descubierto en su camino?

Descubrí, con mucha tristeza, que no tengo a quien echarle la culpa de mis errores y de mis metidas de pata, y ese es el problema de ser autodidacta. Los que tienen la dicha de haber pasado por una universidad sí tienen a quien culpar de sus errores (ríe). La verdad es que yo he tenido la dicha de crear mi propia universidad, pero me di cuenta de que leyendo podía suplir con creces la falta de no haber ido.

Está a la espera de que le publiquen un nuevo libro. ¿Qué nos puede contar sobre él?

No voy a revelar aún el nombre, pero se tratará del ser vegetariano. Desde que empecé en esto de la caricatura me di cuenta de que estábamos comiendo muy mal, no solo en México sino en toda Latinoamérica. Eso cada vez está peor, porque la manera en la que se están criando los animales para que uno se los coma es algo realmente atroz. Ahora todo es comida artificial.

¿A quién admira Rius?

A los que aguantan a su mujer (ríe). Porque, a veces es difícil que la mujer lo aguante a uno. Artísticamente o no, solo admiro a aquellas personas que siguen luchando por cambiar su mundo, sobre todo a los que tienen que luchar contra su propia familia, por ejemplo, para dejar de ser católicos . Esa gente es admirable, así que les deseo que siempre triunfen (ríe).

Algunos de sus colegas lo definen como un hombre irreverente e incisivo. ¿Considera que es cierto?

Tienen toda la razón y creo que es la mejor definición que se puede hacer sobre mí. A veces quisiera ser mucho más irreverente, pero la verdad es que a veces Rius dice cosas que Eduardo calla. En realidad, ahora soy un irreverente con mucho más conocimiento, y antes lo era por mi forma de ser. Siempre he sido rebelde ante la autoridad.

Usted ha dicho que su humor gráfico es para educar. ¿Siempre trabajó bajo esta premisa?

Creo que desde el momento en el que uno decide trabajar en esto, debe decidir si quiere estar del lado de los jodidos, de los pobres y nacidos para perder, o de los millonarios. Yo, desde el primer momento, siempre supe que sería del primer grupo, y la verdad es que no me arrepiento para nada de ello. Siempre he hecho un buen esfuerzo para que la gente cambie.

En uno de sus libros, usted argumenta que el español es un idioma que nos desune a todos. ¿Sigue pensando así?

(Ríe) Sí, lo dije. Creo que el español es aparentemente la lengua que hablamos en toda América. Pero cuando vamos a Chile, Colombia o Venezuela, y no entendemos nada de lo que ellos están hablando, es que nos damos cuenta de que el idioma realmente nos desune. Esa ha sido una cuestión que nos ha incomunicado un poco.

¿Qué ha sido lo más difícil de expresar en una caricatura?

Yo creo que el dolor y la tragedia que a veces se puede llegar a vivir. Por ejemplo, uno se pregunta cómo hacer una caricatura del terremoto de México o sobre la tragedia de Japón con el “surimi” (hace referencia a Ninel Conde), digo, sunami (ríe). Es muy difícil poner en buen humor lo que es una tragedia.

¿El humor es solo para buenas noticias?

No necesariamente, pero nadie puede negar que con la risa se pueden decir cosas terribles y la gente como que las acepta más. En cambio, si uno transmite un mensaje enojado podría llegar a distorsionarse. Si existiera una mayor comunicación con humor entre los seres humanos estaríamos muchísimo mejor.

Algunos de sus colegas lo consideran el mejor genio crítico de la historia mexicana. ¿Así se siente?

Me considero un crítico, más no un genio. Esto del reconocimiento y de la fama algunas veces me llega a incomodar un poco. Bueno, en realidad esto tiene sus dos caras. Afortunadamente, muy poca gente me conoce todavía, pero no es nada agradable el ser tan conocido. Este tipo de actividades son buenas porque te permiten conocer y compartir con la gente que te lee. Lo que no me gusta es tener que firmar autógrafos y tomarme fotos porque me hace sentir como alguien de Hollywood y nunca quiero verme así.

Quién es más curioso, ¿Rius o Eduardo?

Rius es un hombre sumamente curioso. Es una característica de todos los humoristas, porque eso nos permite analizar de una mejor manera cómo son los miembros de la sociedad.

¿Por qué dice que es un pesimista de nacimiento?

(Ríe) Porque los pesimistas basamos nuestro punto de vista en la realidad, mientras que los optimistas lo hacen en la ilusión. No hace falta aclararte que la realidad es muy cabrona, con el perdón de todos aquellos ilusionados.