Nicanor Parra: adiós al primer antipoeta de Chile

Uno de los más célebres poetas en lengua española, pasó sus últimos días en Las Cruces. Fue Premio Cervantes en el 2011.

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El célebre "antipoeta" de Chile, Nicanor Parra, falleció este martes 23 de enero a los 103 años. El longevo autor era una de las voces más reconocidas de la literatura en lengua española, y tanto con su personalidad como su obra generaron admiración y debate en el mundo de la cultura iberoamericana.

La noticia fue confirmada en Twitter por el ministro de Cultura de Chile, Ernesto Ottone. Parra, hermano de la folclorista y cantante Violeta Parra, (1917-1967) falleció en Las Cruces, a 132 kilómetros de Santiago.

Su sobrino, el músico Nano Parra, le dijo al periódico español El País que fue una muerte tranquila.

“Su salud estaba un poquito deteriorada, pero falleció a causa de los años. Nada más, eso es todo”, dijo el pariente del escritor. “Lo vamos a despedir bailando y cantando”.

Parra también es conocido por ser hermano de la folclorista y cantante Violeta Parra, (1917-1967).

Reconocimientos

El chileno fue postulado al Nobel de Literatura en cinco ocasiones. En el 2011, a sus 97 años, obtuvo el Premio Cervantes.

Entre otros de sus reconocimientos más brillantes, recibió el Premio Nacional de Literatura, en 1969; el Juan Rulfo, en 1991; la Medalla Gabriela Mistral, en 1997, y el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, en el 2001.

El académico chileno Juan Durán Luzio describe a Parra como “el primer gran reaccionario, en un sentido positivo, contra la poesía del nicaragüense Rubén Darío”.

Durán Luzio tuvo la oportunidad de conocer al poeta mientras ambos fueron profesores en la Universidad de Chile – durante muchos años, Parra fue profesor de Física–.

“Él tuvo una vida de poeta exitosa porque fue cambiando la física por la poesía y, por su tradición familiar, se fue inclinando más al arte. Era un hombre ocurrente, de salidas, de bromas y de bromas inteligentes”, lo describió Durán Luzio.

El académico señaló que Parra junto a Vicente Huidobro (1893-1948) son los “dos grandes pilares de la nueva nueva poesía chilena”.

“Nicanor impuso una nueva poesía a partir de la forma que él creó, a la que nombró antipoemas”, explicó Durán Luzio.

La montaña rusa del antipoeta

Parra hizo su misión traer la poesía a la tierra, a un lenguaje limpio y descarnado, frecuentemente teñido de humor ácido y gran deleite en el ritmo y la limpieza de expresión.

“Lo que hace es introducir, por primera vez, una poesía antilírica y que desconfía de la metáfora. Algo que en la actualidad es común en la tradición literaria de Latinoamérica y España”, explicó el escritor costarricense Carlos Cortés.

Desde Poemas y antipoemas (1954), Parra desafió convencionalismos y ahondó en una búsqueda que refrescó el ámbito de la poesía latinoamericana.

Otros de sus libros fueron Artefactos (1972), El Anti-Lázaro (1981), Poesía política (1983) y Hojas de Parra (1985).

Para Cortés, su creación literaria tuvo un relanzamiento en los últimos 15 años con la publicación de sus obras completas y varias antologías.

“Es posiblemente el último gran poeta iberoamericano del siglo XX. Era capaz de reírse de todas las convenciones literarias. Es un poeta antiliterario y combate la figura del poeta como embellecedor de las palabras”, describió Cortés.

El humor fue un elemento clave en su "antipoesía", definida en oposición a las letras más elucubradas y hasta rimbombantes de otros poetas iberoamericanos en los años 30, cuando publicó sus primeros poemas (Cancionero sin nombre es de 1937). Su trabajo fue de este modo liberador para muchos otros poetas iberoamericanos.

“Durante medio siglo la poesía fue el paraíso del tonto solemne. Hasta que vine yo y me instalé con mi montaña rusa” , dijo Parra, recordó Associated Press. “Suban, si les parece. Claro que yo no respondo si bajan echando sangre por la boca y narices” .

Más allá del ámbito de la lengua española, era considerado uno de los poetas más importantes de América, par quizá a Pablo Neruda y, para el crítico influyente Harold Bloom, incluso asimilable al estadounidense Walt Whitman.

Pero la voz de Parra fue personalísima, siempre en torno a un mundo salido de su eje, algo cruel, algo tormentoso, atado a las preocupaciones del ser humano común y corriente, pero vigilante de sus lados sombríos.

Parra rehusó siempre las etiquetas que buscaban acomodarla en una u otra visión política, a pesar de su evidente crítica social y cultural en abundantes poemas (Como su nombre lo indica / el Capitalismo está condenado / a la pena capital: / crímenes ecológicos imperdonables / y el socialismo burrocrático / no lo hace nada de peor tampoco).

Célebre es su dictamen de que "La izquierda y derecha unidas, jamás serán vencidas".