El pintor Luis Tenorio nos ofrece una íntima mirada al ser

Identidad en crisis. Con 'Más-caras del Soñador', Luis Tenorio ofrece su más reciente serie de retratos.

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En L'Ame de Napoléon (1912), Léon Bloy afirmó que no hay un ser humano capaz de declarar quién es con certidumbre. Esto desanima a muchos, pero no a Luis Tenorio: él lo ve como una oportunidad para que desentrañemos nuestro verdadero yo.

Para apoyarnos con la ardua empresa, Luis creó Más-caras del Soñador, una serie de nueve retratos que se exhiben en la Sala León Fernández Bonilla del Archivo Nacional. Con estas obras, el pintor costarricense nos invita a hacer una introspección y objetar los valores y las normas que impone la sociedad.

“Todos los días disfrazamos, transformamos y exhibimos una identidad, pero ¿qué queda cuando salimos del contexto social y quedamos a solas?”, nos pregunta Tenorio por medio de una leyenda en una de las paredes de la galería.

Los cuadros son una secuencia que ilustra los diferentes estados emocionales y de conciencia por los que pasa una persona que descubre su propia identidad. Al inicio se nos presenta un sujeto ensimismado y reflexivo; luego nos dirige la mirada confrontándonos y retándonos a hacer lo mismo.

“En mi cosmología, las personas tienen que despertar y preguntarse si sus aspiraciones provienen de sus deseos o si son adoptadas por lo que dictan las instituciones, como la familia, la escuela, la iglesia y otras”, dice Luis.

El pintor redujo la paleta de colores a blanco y negro. “Exploré está combinación porque es tan básica como el tema de mi exposición: cómo nos mostramos y quiénes somos realmente. Me encantó el resultado”, afirma el artista.

Los elementos en las obras son pocos, pero suficientes: un rostro detallado y el contorno de un cuerpo que se mimetiza con el fondo blanco. Esta unión es una metáfora de la inevitable fusión entre el sujeto y el entorno, que aniquila la individualidad. La utilización del blanco es una alusión a la muerte; Luis se inspiró en la tradición costarricense de pintar las tumbas con ese color.

Tenorio nos advierte que el rostro definido de las pinturas es una máscara originada en las expectativas del círculo familiar y la sociedad. “Estoy haciendo una crítica a los roles y estereotipos que nos son impuestos y definen cómo debemos ser y actuar. Por medio de las obras les pregunto a las personas: ¿van a hacer lo que esperan de ellas o lo que realmente quieren hacer?”, comenta el retratista.

Miradas en acrílico. Las obras que conforman Más-caras del Soñador fueron con elaboradas con acrílico y “agua bendita” en tela. Tenorio bendice el agua antes de pintar para que se impregne de sus buenos deseos y energías. En la serie se encuentran cuadros de formato mediano y grande.

“Me gusta el acrílico: es muy maleable y puede aplicarse casi en cualquier superficie. Utilizo mucho las manos para modelar la pintura. Hago los detalles y la penumbra con los dedos. También uso pincel, brocha y espátula cuando es necesario”, explica el pintor.

Tenorio se interesa más por el soporte que por el acrílico. Le gusta experimentar pintando en telas, mantos grandes, vidrios, maderas, piedras y láminas de oro. Para elaborar sus retratos, Luis comienza pintando los ojos. “Al hacer la mirada, logro darle una psicología al sujeto; luego continúo y pinto el resto del cuerpo”, dice el artista.

El pintor procura que la muestra conjugue bien con el espacio en que se exhibirá. Afirma que el lugar debe contribuir a contar “la historia” que hay en la exposición.

En la mayoría de sus exhibiciones, Tenorio utiliza un solo modelo. Nos explica: “Esto sirve para que la gente no se centre en la persona, sino en el concepto. Mi intención es comunicarle al público que, aunque siempre sea el mismo individuo, hay algo más en las pinturas que merece su atención”.

Artista de nacimiento. La niñez y la adultez de Luis Tenorio están definidas por la misma palabra: pintar. Recuerda que desde pequeño retrataba a su abuela cuando ella tejía; ahora, su rutina no es muy diferente.

“Tuve la gran suerte de tener el papá más inteligente del mundo. Él se dio cuenta de que yo no iba a llegar lejos con una bola de futbol, pero con los lápices y los colores sí; siempre me incentivó a que hiciera obras de arte”, recuerda Luis Tenorio.

Luis pasó su niñez en museos y teatros. A los 16 años fue presa del existencialismo; desde entonces, ha mantenido la buena costumbre de cuestionar el mundo que lo rodea y sus propias actitudes. Lo hará hasta la senectud.

Contra todo pronóstico, Tenorio decidió estudiar administración de empresas y mercadeo en el Instituto Tecnológico de Costa Rica. No sabe por qué, mas no se arrepiente. “En retrospectiva, mis formación académica me ha dado mucho fundamento y orden en mis procesos de investigación. En mis exposiciones siempre hay conceptos y justificaciones”, afirma.

Sus conocimientos en bellas artes se deben a clases particulares que recibió de grandes maestros, como José Miguel Páez y Donald Jiménez.

Además de pintar, Luis ha realizado instalaciones pictóricas utilizando esculturas efímeras, monigotes y cortinajes en la Galería Nacional y la Zona de Entrenarte. “Lo mío es pintar retratos. Si alguna vez llego a hacer performance, llevará un retrato pintado por mí: es mi sello, lo que me caracteriza”, asegura el pintor.

Tenorio admira a los barrocos, como Diego Velázquez y Francisco de Zurbarán. Al igual, el tenebrismo ha ejercido una gran influencia en su desarrollo plástico.

Otros artistas que han influido en sus retratos son el chino Yue Minjun y el escultor australiano Ron Mueck; también siente un gran respeto por Ai Wei Wei debido a la manera en que utiliza el arte para objetar al sistema político.

Luis Tenorio es un ávido lector, y esto se refleja en los conceptos de sus exposiciones. Entre los autores que más disfruta están Carl Jung, Martin Heidegger y Gianini Vattimo.

Este retratista afirma que pinta lo que piensa; por suerte, piensa mucho. “Todo el tiempo estoy generando conceptos. Trabajo desde la mañana hasta la medianoche. Si me toca viajar, me llevo los dibujos y las bitácoras donde apunto todas las ideas”, comenta el artista con entusiasmo.

Para el 2014, Luis Tenorio prepara tres exposiciones de retratos: una serie pintada en vidrio, más 30 rostros de niños bribris –obra ejecutadas en láminas de oro que tratan la riqueza de las culturas indígenas– y, por último, una colección de 100 retratos de diferentes personas –el tema es la diversidad–.

El último retrato de la serie Más-caras del Soñador nos despide de la sala con una ligera sonrisa de complicidad: la persona representada se ha encontrado con su propio yo y espera que nosotros también.

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Más-caras del Soñador estará abierta hasta el 6 de septiembre en la Sala León Fernández Bonilla del Archivo Nacional, ubicado 900 metros al sur y 150 al oeste de Plaza del Sol (Curridabat). Horario: de lunes a viernes de 8 a. m. a 3 p. m. La entrada es gratuita. Teléfono 2283-1400.