Crítica de música: Sinfónica Nacional ofreció romanticismo intimista y extrovertido

Música de Schubert y Wagner al lado del talento joven costarricense en el V Concierto de la orquesta.

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Como la mayoría de la buena música sinfónica, la pieza Venus del joven costarricense Gabriel Morera, estrenada en el V Concierto de Temporada de la Sinfónica Nacional, tiene a su haber múltiples influencias. La presencia de recursos impresionistas, que el mismo autor reconoce, es solamente uno de los registros estilísticos que se perciben en ella. A lo cual prodríamos sumar sonoridades wagnerianas, recursos melódicos y formales al estilo de Heitor Villalobos, pinceladas de Rajmaninov y Samuel Barber e incluso, ¿porqué no?, algo de música de salón, de la que tanto gustaba a los compositores costarricenses de la primera mitad del siglo XX.

No obstante, lo que resulta más evidente al escuchar esta partitura sinfónica, la segunda de Morera, es un fuerte rechazo al atonalismo, por lo que la podríamos considerar en el ámbito de la música neotonal. Ojalá que esta reacción, lógica por demás ante los excesos de la segunda mitad del siglo pasado, no implique en la futura actividad artística de Morera una renuncia total a la innovación creativa.

Antes del intermedio, además, Carl St. Clair nos ofreció un acercamiento íntimo, casi contemplativo y muy personal de la Sinfonía No.8 de Franz Schubert, conocida como Inconclusa; quizás para provocar una especie de contraste premonitorio frente al romanticismo exaltado de la música de Wagner, que nos esperaba en la segunda parte del programa.

No obstante, debo señalar que este tipo de propuesta preciosista de la música de Schubert, con tempos algo más lentos de lo usual y atención en cada detalle armónico y contrapuntístico en concordancia con sus maravillosos Lieder; requiere ante todo de una interpretación extremadamente pulida, muy difícil de conseguir si no se realiza un trabajo arduo y minucioso de preparación previa, lo cual es justamente la mayor debilidad del titular de la Sinfónica. Dignos de destacar en ese sentido fueron, sin embargo, los bellos solos de los principales de oboe y clarinete, así como la participación notable de las secciones de violas y violonchelos de nuestra orquesta.

En la segunda parte del programa, para regocijo de los presentes en el concierto del pasado domingo en el Teatro Nacional, el fuego wagneriano conjuró cualquier debilidad humana anterior.

Nunca había escuchado juntos y conectados entre sí, como un Poema Sinfónico, y a modo de tragedia griega, los tres famosos extractos del Ocaso de los Dioses, y debo decir que fue una experiencia extraordinaria que me trajo a la memoria aquel comentario de Chaikovsky en el que el compositor ruso afirmaba que Wagner debía haber compuesto sinfonías y no óperas.

Aquí tampoco podemos hablar de especial pulimento: hubo un buen número de desafinaciones y pasajes ásperos especialmente en los metales, los cuales revelaron una insuficiente preparación. No obstante, enmarcado todo en las grandes líneas melódicas y el exaltado temperamento wagneriano, estos defectos resultaron insignificantes al oyente. Sí que podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que la batuta de St. Clair es capaz de lograr algunos de los más emotivos contrastes dramáticos que nuestra orquesta haya producido en toda su historia. Baste para ello recordar por mucho tiempo esta emocionante interpretación de la música de Wagner.

Notable, además, fue la participación de la soprano canadiense Tracy Cantin, quién sin llegar a poder ser considerada como una verdadera soprano wagneriana, ni por el color ni la potencia de su voz; sonó fenomenal en el poderoso monólogo de Brunilda frente al cuerpo de Sigfrido, que conduce a la apoteosis no solo de esta ópera sino de toda la gigantesca tetralogía.

Recuerdo hace muchos años haber visto una memorable puesta en escena del Teatro Bolshoi de Moscú en la que en medio de la conjunción de las llamas de la pira funeraria y las aguas desbordadas del Rin, y por sobre la destrucción del mítico Walhalla la pareja de héroes asciende hacia lo alto del firmamento. Ahora no podría decidirme que fue más impactante si aquella puesta en escena o la abstración absoluta de la versión sinfónica wagneriana que nos brindó St. Clair.

Ficha artística

Orquesta Sinfónica Nacional, V Concierto de Temporada 2019

Director: Carl St. Clair

Solista: Tracy Cartin, soprano

Música: Wagner, Schubert y Gabriel Morera

Fecha: Domingo 30 de junio, 10:30 am

Lugar: Teatro Nacional