Francisco Zamora, el aliado de Maikol Yordan en la lejana Europa

Tres ficciones ticas que se han filmado en el Viejo Continente, tienen a este productor de campo como protagonista. Gracias a su trabajo, El Vaticano, el Museo del Louvre y otras bellezas “del otro lado del charco” se aprecian en los lentes criollos.

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Francisco Zamora se fue de “viaje” para Europa, pero nunca estuvo "perdido”.

Allá se hizo director de cine, se forjó como productor audiovisual y, por si fuera poco, se convirtió en el anfitrión de Maikol Yordan Soto Sibaja, el día en el que el campesino más famoso de Costa Rica se montó en un avión, se puso la gorra amarilla y se fue al Viejo Continente para intentar salvar la finquita de la familia.

Zamora, para ser más claros, fue el productor de campo de Maikol Yordan de viaje perdido (2014) en Europa. Él fue el encargado de gestionar las bellas e icónicas locaciones que se ven en la película y que significaron un punto de quiebre en el desarrollo de las ficciones en Costa Rica.

“Es que nunca antes una ficción tica había hecho esto, al menos no con ficciones”, comenta Zamora con orgullo.

Para cambiar el paradigma, y solo por mencionar algunos ejemplos, imágenes captadas en el El Vaticano, el Museo del Louvre y los clásicos teléfonos públicos de Londres destacaron en el filme más taquillero de la historia tica. Gracias a sus clásicas “PacoAventuras”, como le llaman con cariño a sus locos esfuerzos por lograr lo que se propone, la odisea de La Media Docena se hizo realidad hace seis años.

“Él, sin duda, tiene un gran mérito. Sino fuera por Francisco no sé que hubiéramos hecho”, dijo Daniel Moreno, de La Media Docena.

“Cuando nosotros escribimos el guion de Maikol Yordan ni nos cuestionamos cómo lo íbamos a realizar, no nos limitamos en la creatividad. Ya cuando teníamos listo el guion vino el problema de conseguir cómo hacerlo, pues nunca se había filmado una ficción tica en el extranjero. Entonces apareció Francisco y todo comenzó a caminar”, agregó Moreno.

Su trabajo fue tan bueno que pronto iba a tener más encargos. El cineasta Miguel Gómez, quien precisamente lo conoció dirigiendo Maikol Yordan I, requirió los servicios de Zamora para Amor viajero (2017), y para cerrar la tanda volvió a ser reclutado para la segunda aventura de La Media Docena en el otro lado del mundo: Maikol Yordan: la cura lejana (2018).

Pero, ¿qué es exactamente lo que hace Francisco?

Como si fuera una carta al Niño, los realizadores le piden a Zamora las locaciones en las que desean grabar. Él, valiéndose de contactos en Europa, conocimiento de la cultura y aspectos legales de cada país, se encarga de convencer a las autoridades para que se otorguen los permisos correspondientes.

No es una tarea fácil, a veces se consiguen los objetivos, otras veces no. Se trata de países muy formales y estrictos en sus normativas fílmicas -sin contar las diferencias culturales- por lo que muchas veces fue necesario agregar a la receta un poco del poder de persuasión que tiene Francisco, su talento de improvisación y entusiasmo.

“Es todo un personaje Francisco. De verdad. Es muy gracioso, muy singular”, comenta Gómez.

“Por ejemplo, una vez le dije que había visto un restaurante en París que me parecía soñado para grabar una escena de Amor viajero. Mi sorpresa fue que me consiguió justo el que le pedí, pero con un detalle: había una un montón de trabajadores martillando en el segundo piso y era un escándalo para filmar", agregó el cineasta.

No se sabe cómo hizo Francisco, pero a su estilo logró convencer a los obreros de adelantar una hora su espacio de almuerzo para lograr las tomas requeridas.

“De pronto teníamos a todos los trabajadores, almorzando, viendo como espectadores cómo hacíamos la película. Fue muy gracioso, en eso ayuda mucho la personalidad de Paco", recordó Gómez.

La cosa es que Francisco se mueve como un pez en el agua en Europa. No es casualidad, llegó a Francia en el 2005 y desde entonces ha sido su casa, lugar de trabajo y estudio. Más que eso, París se ha convertido en la vorágine de sus sueños.

Determinación.

Con escasos $1.000 que le dio una fundación local, fue que en 1998 Francisco cumplió el sueño de cruzar el charco. Llegó a Bélgica, como un estudiante de intercambio.

Tras un año regresó a Costa Rica pero siempre soñando con volver.

“Volví al país arrastrando los pies, pues Europa me había marcado definitivamente”, confesó.

Como siempre quiso estudiar cine trató de hacerlo en Costa Rica, pero no fue admitido en la carrera de producción de la Universidad de Costa Rica (UCR). Por si fuera poco no tenía los medios económicos para financiarse la carrera por lo privado.

Entonces decidió estudiar francés y para quemar fiebre en horario nocturnos se inscribió en unos cursos de técnicas de cámara que impartía el Instituto Nacional de Aprendizaje (INA).

Pero apenas obtuvo el título de francés se fue a la caza de sus sueños. En el 2005 regresó a París y para empezar se desempeñó como asistente de español en una casa de educación de clase alta.

“Ahí yo era el asistente del profesor. Era un lugar dedicado a las hijas de de los militares franceses que han ido a la guerra. Ese fue el lugar donde me reinventé, mi comodín para salir adelante, pues yo no vengo de ninguna familia de apellido, no provengo del Colegio Franco Costarricense ni nada de eso”, comentó Zamora.

“Con los ahorros que hice me inscribí en la carrera de Dirección de Cine de la Universidad de París 8. Allí, con mucho esfuerzo, saqué licenciatura, maestría y ahora estoy a las puertas de presentar un doctorado, estoy haciendo la tesis luego de hacer una especie de maestría en la Universidad of Massachusetts ”, agregó.

Durante su periplo de estudiante Zamora fue asistente de producción en la película El Camino (2008), de Ishtar Yasin. Además, fue asistente en películas de William Karel–uno de los mas grandes documentalistas franceses– y trabajó en el making off de El liston blanco, de Mickael Haneke.

Pero lo más importante es que tuvo chance de formar su propia empresa: Cymbiola Films, con la que desarrolla comerciales, cortometrajes, videoclips y con la que está a las puertas de desarrollar su primer largometraje.

El filme que llevaría a la pantalla grande es Cartas en la Nieve, inspirada en la vida del actor nacional Álvaro Marenco. En el 2020 la cinta se rodaría en Francia y otra parte en Costa Rica.

Todo ese trance lo llevó a tener contacto con los muchachos de La Media Docena, a quienes solo conocía por sus shows de la ‘tele’.

Los de La Media Docena, en cambio, no sabían nada de Francisco; Daniel Moreno cuenta que fue por recomendaciones que lo llegaron a fichar.

“Cuando ya teníamos el guion de Maikol Yordan I lo que se nos ocurrió fue comenzar a llamar a las embajadas en Europa, para ver cómo nos podían ayudar", dijo Moreno.

“Nos hablaron de un cineasta tico que vivía en París. Era Francisco. Para nosotros fue como un ángel caído del cielo, aunque a decir verdad de angelito no tiene nada”, agrega entre risas.

Hubo una llamada, se pusieron de acuerdo y Francisco se montó en el barco. De inmediato se puso a trabajar, sin imaginar que su labor como productor de campo iba a trascender.

“Me siento muy orgulloso de ser parte de esto. A La Media Docena y a Miguel Gómez les estoy muy agradecido por la confianza, pues esto es un trabajo de equipo, yo no podría hacerlo todo”, dijo Zamora.

“Pero lo que sí hay que decir es que junto a La Media Docena abrimos brecha, pues esto no se había hecho antes. Ahora, conociendo la receta, más producciones se han animado a hacerlo y eso es bueno”, agregó.

Las ‘pacoaventuras’.

Gracias a Cymbiola Films, su empresa, Francisco tiene más facilidades de conseguir permisos para filmar en exteriores e interiores. Gracias a su negocio puede hacer declaraciones juradas para gestionar rodajes.

A Francisco ya lo conocen en aquellos lares y eso es una ventaja.

Sin embargo, no es todo lo que se necesita. Viajar, conseguir extras, servir de traductor y entablar decenas de conversaciones forman parte de sus “PacoAventuras”.

“Con Maikol Yordan y las otras películas uno le explica a los encargados de los permisos que son producciones pequeñas, de países que no tienen industria. Que son crues (equipos de trabajo) pequeños", comenta el productor.

“Con Maikol Yordan todo fluyó en ese sentido. Había muy buena energía y creo que no hubo complejidad. Aunque bueno, en El Vaticano, por ejemplo, tuvimos unas complicaciones. No hubo permisos”, agregó.

Daniel Moreno se refirió al caso, indicando que algunas tomas que vemos en la película son reales y otras son recreaciones que se asemejan al entorno.

Gracias a la experiencia de Francisco, esa combinación de imágenes se lograron realizar con tremendo éxito.

“En la cinta vemos El Vaticano por fuera, pero como no hubo permisos para interiores, entonces Francisco nos consiguió una estructura cercana muy semejante, una catedral. Ya se había utilizado para otras producciones con el mismo objetivo y Francisco lo sabía. Él consiguió locaciones maravillosas ”, explicó Moreno.

Al filmar en escenarios europeos, otro de los riesgos que existen son los de derechos de autor. Algunas estatuas, pinturas u obras artísticas en general tienen ese sello, por lo que si aparecen en una película alguien podría demandar.

“Sí, eventualmente puede pasar. Por ejemplo, la Torre Eiffel iluminada tiene derechos. Pero bueno, todas las películas que hemos hecho acá tienen esa seguridad, por la gestión que hicimos”, confesó.

¿Y han tenido algún problema con la policía? ¿Les han parado el rodaje alguna vez?

Pues sí les pasó. En plena zona roja holandesa, donde las prostitutas se exhiben en las vitrinas de los establecimientos, el inocente de Maikol Yordan estuvo husmeando.

Como las producciones son dinámicas y las tomas surgen muchas veces por inspiración del director, a Moreno se le ocurrió hacer un plano general de esas famosas vitrinas.

“Error. Llegó la policía, nos reclamó y nos dijo que no podíamos grabar nada en ese lugar. Además, había un proxeneta que estaba vigilando la zona y cuando me vio me quiso armar un pleito. Fue un momento tenso, pero no fue culpa de Francisco. Fue un susto que no pasó a más”, contó Moreno.

Dice Francisco que, por lo general, los policías tienen cosas más importantes que parar filmaciones, pero eso no quita que de vez en cuando lo hagan.

A Gómez, por ejemplo, le tocó también. En Londres, en el río Támesis, el cineasta intento hacer una toma con una cámara RED.

“Fue con Amor viajero. Ahí no teníamos permisos y le advertí a Miguel. Él hace el plano del primer personaje y al llegar al segundo llegó la policía. Quedó incompleta la toma”, recordó Zamora.

Pero bueno, como dicen que “echando a perder se aprende”, tanto La Media Docena como Miguel Gómez han sacado espuela gracias a sus experiencias en Europa y “las echadas de mano” de Francisco.

Los de la Media Docena, ya más atrevidos, se atrevieron a filmar luego en Egipto (África) y Miguel Gómez ha vuelto a Europa a realizar documentales y la serie de ficción Compas, en Rusia.

“En Compas ya no participó Francisco. Ya uno se va dando cuenta de ciertas legislaciones y va agarrando el toque”, dijo Gómez.

Pero Francisco es feliz con eso. Para él lo importante fue estar allí, haber puesto su grano de arena y hacer historia. Se muestra dichoso de colaborar con una industria costarricense a la que le ha seguido el pulso a la distancia, que ama con locura y a la que añora sumarse con sus propios proyectos fílmicos.

“Eso para mí es lo bonito. Ahora he visto muchos proyectos de ficción que se vienen para acá y eso me satisface. Me pone muy contento. Haber abierto trecho junto a La Media Docena y Miguel", expresó un Francisco, aguardando ansioso por su próxima aventura.