Exfuncionario del Centro de Cine: “Eso que dijo la ministra (de Cultura) no es verdad. El Variedades no se compró por ocurrencias”

Roberto García rechazó las recientes declaraciones de Sylvie Durán, ministra de Cultura y dijo que la crisis de la Cinemateca Nacional es lamentable y tiene responsables políticos

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Roberto García, quien por 37 años laboró en el Centro Costarricense de Producción Cinematográfica y fue un testigo cercano de la compra del Cine Variedades, en el 2013, lamentó que el sueño de tener una Cinemateca Nacional se encuentre en crisis y señaló que la no ejecución del proyecto tiene responsables políticos.

Además, García contradijo unas declaraciones recientes de Sylvie Durán, ministra de Cultura, quien afirmó que el cine Variedades “se compró sin evaluar la condición del edificio”.

“Eso que dijo la ministra no es verdad. El Variedades no se compró por ocurrencias, como quien compra un carro antojadizamente. Yo doy fe que cuando se adquirió se cumplieron con todos los procesos previos para hacer la compra”, afirmó García, quien en el Centro de Cine se desempeñó como promotor cultural y ahora está jubilado.

En una amplia entrevista, García detalló los procedimientos que se siguieron en la administración Chinchilla Miranda para adquirir el inmueble y los planes originales que se tenían para convertir al Variedades en la Cinemateca Nacional.

Para García, que las administraciones Solís Rivera y Alvarado Quesada decidieran mantener el cine cerrado durante los últimos siete años, así como plantear un proyecto de Cinemateca más ambicioso de lo imaginado, dieron al traste con los esfuerzos originales y encarecieron la obra.

En este momento, para concluir la Cinemateca Nacional, existe un faltante de más de ₡4.000 millones.

¿Porqué el gobierno de Laura Chinchilla se interesó por comprar el Variedades y hacer allí la Cinemateca?

La idea de adquirir el cine Variedades viene de muchos años atrás, más o menos desde que se hacía la Muestra de Cine y Video, allá por el año 95. Desde esas épocas ya se habían venido dando conversaciones para adquirir el cine, como un deseo de todo el sector de adquirir el cine Variedades y hacer la Cinemateca.

”Pero cuando Laura Molina fue la directora del Centro de Cine, en el gobierno de Laura Chinchilla, junto a Manuel Obregón e Iván Rodríguez (jerarcas de Cultura de aquel entonces), se empezaron a hacer gestiones más en serio. Entonces se hizo toda la tramitación lógica y, cuando ya hubo más o menos un acuerdo para comprarlo, se hicieron todas las gestiones pertinentes”.

¿En qué consistieron esas gestiones?

Todo se hizo a derecho. Se hizo todo un papeleo con la Contraloría General de la República y con el Centro de Patrimonio. Incluso, se tardó el proceso por todo lo que implicaron esas gestiones, donde papeles van y papeles vienen.

”Incluso yo participé en la redacción de varias de esas misivas, no técnicamente, sino ayudándole a Laura Molina a fundamentar mejor algunas cosas. Al final, la compra se concreta tras una larga gestión y con criterio para hacerlo”.

Pero entonces, ¿porqué Sylvie Durán dice que el cine Variedades se compró “sin evaluar la condición del edificio”?

Sí hubo estudios, que fueron aprobados por la Contraloría y Patrimonio. Incluso, se puede buscar en los archivos del Centro de Cine, en el Ministerio de Cultura y en el mismo despacho de Patrimonio, toda esa tramitación.

”Las declaraciones que hizo la ministra, de que el Variedades se compró sin estudios previos sobre su condición, deja la impresión de que el cine se compró como quien compra un carro casi sin revisarlo. Y no fue así”.

Al adquirir el Variedades ¿cómo se pretendía convertirlo en la Cinemateca Nacional? ¿Cuáles eran los planes originales de la administración Chinchilla?

En ese tiempo Laura Molina, que era la directora del Centro de Cine, no pretendía cerrar el cine. Incluso, cuando el cine se compró continuó funcionando diariamente.

“El propósito de doña Laura era, una vez adquirido el Variedades, ir arreglando el cine poco a poco, comenzando con lo más urgente. Pero siempre mantenerlo abierto, porque vos comprás una casa nueva y la cerrás, al cabo de un año se deteriora sola. Ella quería que el cine tuviera continuidad y, poco a poco, irlo transformando en la Cinemateca.

¿Y qué pasó con esa idea?

Los planes cambian. En el 2014 se da el cambio de gobierno y asume Max Valverde como director del Centro de Cine, con doña Elizabeth Fonseca como ministra de Cultura, nombrada por Luis Guillermo Solís. En ese tiempo (ya sin Laura Molina en la ecuación) Max plantea hacer un proyecto de Cinemateca Nacional muy ambicioso y es allí donde se comienza a gastar dinero en estudios, pues se pidió a una compañía externa que lo diseñara. Repito, era un proyecto muy ambicioso.

”Luego renuncia Elizabeth Fonseca del ministerio de Cultura y llega Sylvie a ocupar su puesto. Max pasa a ser viceministro de Cultura y Fernando Rodríguez toma las riendas del Centro de Cine y se continúa trabajando sobre la base de ese nuevo proyecto”.

Es decir que para usted hubo dos errores: el primero fue que se cerrara el cine y el segundo que se optara por un proyecto más ambicioso que el original, no tan aterrizado a las condiciones económicas del país.

Así es. Lo más razonable era mantenerlo abierto e irlo restaurando. Si vos compras una casa no muy buena, pero te vas a vivir en ella, poco a poco las vas arreglando. O cuando comprás un carro usado, primero le cambiás las llantas y el motor, y ya cuando haya pasado un tiempo y te hayas recuperado de la compra del carro invertís en pintarlo.

”En estos 7 años, aunque seguro ahora van a decir que no, nosotros insistimos en varias reuniones de que el cine no se podía cerrar, pero la tesis de ellos era que había que hacer un proyecto nuevo. Al punto que se gastó una suma adicional de dinero expropiando el parqueo que quedaba lateral al cine.

”En síntesis, el peor error fue cerrarlo y no ponerle ni un clavo. Ponerse a armar un nuevo proyecto con el cine deteriorándose, solo viendo pasar el tiempo, como la Puerta de Alcalá”.

Pero el Ministerio de Salud siempre ha alegado que por cuestiones de seguridad no se puede abrir el Variedades al público.

Sí, posiblemente. Pero el cine siempre había funcionado así. Si en algún momento se veía que el edificio se iba a caer pues no se seguía. Pero la verdad es que sí convenía seguir arreglándolo desde adentro. Hacer los arreglos graduales para poder hacer la Cinemateca Nacional. Creo que todo fue cuestión de procedimiento.

En este momento el proyecto de la Cinemateca parece bastante lejano. Se necesitan más de 4.000 millones para concretarlo. ¿Cómo analiza la situación?

Mi posición es que hay que hacer algo, por lo menos reforzar las estructuras del cine. Hacer algo, aunque ahora con la pandemia es recontra difícil.

“Para mí, desde hace mucho se debió hacer una campaña para recuperar el cine y ponerlo a funcionar, con organismos interesados en preservar los edificios históricos. Pero bueno, en este momento va a hacer difícil”.

Don Roberto, para usted, ¿quiénes son los responsables de que no haya pasado nada con el Cine Variedades? Además, en el caso hipotético de que el edificio llegara a perderse y todo el dinero invertido, de ¿quién sería la culpa?.

Siete años sin ponerle ni un tornillo, señala culpables. Obviamente, las autoridades políticas, que asumieron el Ministerio de Cultura en el Gobierno de Luis Guillermo Solís y el de Carlos Alvarado.

“Para mí hay una responsabilidad política. Que cada palo aguante su vela”.

¿Cómo ve usted la posibilidad de que el proyecto de la Cinemateca se salve con una alianza pública-privada?

Lo veo superbien. Estoy de acuerdo. Así funcionan un montón de actividades privadas como los conciertos que patrocina Credomatic, los Museos del Banco Central. Con el presupuesto que maneja el Ministerio de Cultura no se puede hacer nada, por eso pienso que se puede hacer una especie de cruzada nacional para salvar el Variedades.