¿De qué hablarían el Papa Francisco y Benedicto XVI? La controversial respuesta está en ‘Los dos Papas’

Un debate político, religioso y artístico se desata con la cinta que llega a Costa Rica previo a su estreno en Netflix. Anthony Hopkins y Jonathan Pryce ofrecen una imagen idéntica a los sumos pontífices por medio de una charla ficticia

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¿Qué mejor historia que la del vicario de Dios en la Tierra? Pues existe la respuesta: que no sea la de un solo sumo Pontífice, sino de dos.

Desde que Netflix se amarró los pantalones para producir cintas que puedan competir en temporadas de premios (Historia de un matrimonio y El Irlandés entran en ese mismo paquete), uno de los títulos más anticipados fue Los dos Papas, cinta que recrea una imaginaria charla entre Joseph Ratzinger, el papa Benedicto XVI en el momento en que ocurren los eventos del filme; y su posible sucesor, Jorge Mario Bergoglio, quien se convertiría en el papa Francisco. Sus planteamientos diametralmente opuestos son el caldo de cultivo de un guion original que abre un debate que, más allá de lo artístico, desata en lo político y religioso.

La gran tertulia

Cuesta creer que la historia de un Papa que decide ser emérito al corto tiempo de asumir su puesto haya tardado relativamente tanto tiempo en llegar al cine, considerando que en el 2005 Joseph Ratzinger dejó su puesto como sumo Pontífice.

Este insumo basta y sobra para crear una serie de conversaciones ficticias que anteceden el ascenso de Jorge Mario Bergoglio al puesto de Papa. Según los primeros visionados, la historia resulta completamente creíble a pesar de que estas charlas han sido declaradas ficticias.

Las tertulias derivan en un viaje al pasado de ambas figuras, con un especial enfoque en el papa Francisco.

El Bergoglio pontífice pasa a través el filtro de las preconcepciones argentinas: es un amante del tango, es un fanático del fútbol, pero poco a poco accedemos a sus enrevesados inicios en la vida sacerdotal. Es ahí cuando el aplaudido Jonathan Pryce cede su personaje bonachón al actor argentino Juan Minujín (El marginal, 100 días para enamorarse) para conocer la historia poco conocida de la vida del actual Papa.

Allí es donde la película confiesa sus intenciones de ser poco complaciente, pues muestra a Bergoglio durante la última dictadura militar de Argentina, cuando vio a sus compañeros jesuitas ser secuestrados y torturados por las fuerzas paramilitares. La película de Meirelles muestra el vínculo del ahora papa con Eduardo Massera, el oficial naval argentino, y la acusación que recibió de parte de sus colegas de “venderse al mejor postor” tras negociaciones con la Junta Militar. Aún así, el guion busca el equilibrio y muestra la versión de Bergoglio, quien asegura que quiso salvar a sus compañeros.

Por otro lado, está Joseph Ratzinger, el Benedicto XVI encarnado con toda la “alemaneidad” del caso. Quien interpreta es el mítico Anthony Hopkins, quien muchos consideran que ofrece su mejor actuación desde El silencio de los inocentes.

Ratzinger, el erudito hombre seleccionado por la Iglesia por su conocimiento teológico, queda expuesto como el hombre que no supo manejar los escándalos sexuales dentro del clero. Los puntos altos dramáticos aparecen cuando las tesis de cada uno se enfrentan (Ratzinger conservador; Bergoglio más liberal) y la sucesión del sumo Pontífice se complica.

Estos pasajes en el pasado de cada personaje se muestran sin concesiones y total transparencia. Los méritos de esta decisión se dirigen al guionista Anthony McCarten quien tiene experiencia en los biopics pues los textos de La teoría del todo (vida de Stephen Hawking), Las horas más oscuras (historia de Winston Churchill) y Rapsodia Bohemia (ascenso de Freddie Mercury) llevan su firma.

Fernando Meirelles, recordado por su maravillosa película Ciudad de Dios, es el director brasileño al que se le encargó este proyecto. En una entrevista a Infobae, el cineasta dijo que la cinta es “una historia de tolerancia, de culpa y perdón. Creo que el mundo está precisando mucho de esas cosas, entonces es una película que le toca a mucha gente”, expresó.

La historia inevitablemente se ha comparado con la emprendida por Paolo Sorrentino en The Young Pope, serie en la que cuenta la historia del ficticio Papa Pio XIII, un hombre ultraconservador.

El director Meirelles ha sido claro que, más allá de las reminiscencias, se trata de una historia arriesgada.

Al portal Otros cines, el brasileño dijo que “es muy difícil hoy que un estudio de Hollywood dé luz verde a un proyecto de estas dimensiones y riesgos”.

Es así como en Los dos Papas se encuentran dos visiones opuestas sobre la Iglesia y el mundo. Dos hombres cardinales en la historia del mundo miran su pasado en busca de una redención personal, como si la película quisiera decirnos que los Papas también necesitan confesar sus penas.