Crítica de cine: 'Pequeña gran vida'

El buen director Alexander Payne regresa con una sátira más sobre el estilo de vida humano

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Tenemos en cartelera una nueva película del buen director Alexander Payne, nacido en Nebraska, en 1961. El filme en cuestión se titula Pequeña gran vida (Downsizing, 2017) y es la primera incursión de dicho director en el llamado género fantástico, esta vez dentro del espacio de la ciencia-ficción.

A propósito del director Payne, su anterior y excelente película, Nebraska (2013), pese a estar postulada a seis premios del Oscar, no llegó a Costa Rica y, curioso, la misma casa distribuidora tampoco concede permiso para que se exhiba en cineclubes. Ni pica leña ni presta el hacha, dice el refrán.

Con los antecedentes sobre la filmografía de Alexander Payne y con algunos comentarios por ahí escuchados, imaginé que con Pequeña gran vida iba a estar ante un filme excelente, pero no fue así, aunque no puedo negar que se trata de una película de calidad bastante estimable.

Alexander Payne mantiene su estilo satírico, esa especie de burla cruel o demoledora de la sociedad moderna, consumista, carroñera, poco solidaria y sin preocupación alguna por un mundo que se le escapa de las manos hacia su punto final. Lo suyo es la sátira social y la sabe explotar en sus filmes, a veces de manera delirante.

Pequeña gran vida narra la historia matrimonial de Paul y Audrey, agotados ellos por los líos que les depara una sociedad futurista que es reflejo del ordenamiento social de hoy. De pronto, una empresa anuncia su gran invento: el poder reducir de tamaño a las personas que lo deseen y ubicar a los “miniaturizados” en pacíficas ciudades especiales.

Cada ciudad de esas es una especie de Liliput del futuro, a manera de aquel país insular en donde recaló el conocido Gulliver, en la primera parte de la conocida novela escrita por Jonathan Swift, otro maestro de la sátira.

Sin embargo, no todo sucede como lo pensaba Paul (excelente actuación de Matt Damon) y pronto los dilemas son parte de una trama cuestionadora. Con un metraje más alargado de la cuenta, nos daremos cuenta de que la naturaleza humana puede ser igualmente mezquina o excepcionalmente generosa, no importa el tamaño que tengamos.

A la par de esa ciudad de trazo feliz, especie de Arcadia que se desgasta por la debilidad humana, hay una ciudad proletaria, pobre y cargada de inmigrantes, todos reducidos de tamaño y al servicio de los liliputienses adinerados. El filme no explica por qué aparece ahí (falla narrativa, al igual que con personajes que no aparecen más así porque así).

Aquí la película asume su carácter de crítica social, reflejo de un mundo con pésima distribución de la riqueza y en el cual la tecnología solo es un delirio para acentuar el individualismo. El problema del filme es la pérdida de intensidad dramática en estas secuencias y aparece la desigualdad de su ritmo.

Por lo demás, Pequeña gran vida es cine que debo recomendar, porque –con fino humor– revisa la desmesura egoísta y la ambición utilitaria de la sociedad, convalidadas por la expresión social del capitalismo y por el pragmatismo como su marco teórico.

Ficha técnica

EE.UU. 2017

GÉNERO: FantásTICO

DIRECCIÓN: Alexander Payne

ELENCO: Matt Damon, Hong Chau

DURACIÓN: 136 minutos

CINES: Magaly, Nova, Cinépolis, CCM, Cinemark

CALIFICACIÓN: TRES ESTRELLAS DE CINCO POSIBLES