Crítica de cine de la película ‘Contra lo imposible’: Particular mezcla de gasolina con la adrenalina

Un nuevo filme con carreras de autos transita por pistas ya conocidas en el cine.

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Con los conceptos individualistas tan llenos de modernidad, de hace algunos años para acá, lo que se manifiesta dentro de la competitividad humana se mide en términos de rentabilidad económica.

Sin querer queriendo, eso lo refleja bien la película Contra lo imposible (2019), dirigida por James Mangold, a partir de un guion con exceso de manos metidas en el libreto, a saber: Jason Keller, James Mangold, Jez Butterworth y John-Henry Butterworth.

La película no trata de una competición entre dos empresas de automóviles para aportar al bien común, sino que es una dura competencia para la vanidad de sus marcas, sus relaciones con las ventas y, en suma, para obtener dólares y prestigios comerciales en una sociedad carcomida por las apariencias.

Las compañías metidas en esa especie de duelo vaquero –con carreras de automóviles– son la italiana Ferrari y la estadounidense Ford, dos de las compañías automotrices más famosas del mundo.

Lo que hay es un vanidoso duelo de engreimientos con muchos dólares de por medio y bastante corrupción, en uno de esos tantos recreos burgueses que, al ruido de las muflas, nos hacen olvidar las hambrunas de otras partes del mundo.

Por su condición elitista, dudo siquiera que las carreras de automóviles puedan catalogarse como un deporte, pero esta parte no le interesa a la película sumida en la mera competencia de autos. El filme ve su argumento como un hecho y no como un valor.

Mientras la película está ubicada en las pistas de carrera, no aporta nada interesante a su propia trama: es cine del montón, nada que ver con otros filmes valiosos sobre el tema. Cuando el argumento se sale de las carreras propiamente dichas, Contra lo imposible se torna más interesante para mostrar el mundillo empresarial en que se mueven los poderosos de los motores (los que ponen los millones de dólares).

El filme tampoco explota bien las relaciones familiares de los corredores, aunque necesario es reconocer que no olvida mencionar la angustia adentro de los hogares, cuando las familias viven entre la alegría del triunfo y el temor por el acecho de la muerte.

La película no logra adentrarse con más y más pasión en lo que escribe el estudioso M.H. Wallon: “Desde el momento en que una actividad se hace utilitaria y se subordina como medio a un fin, pierde el atractivo y los caracteres de un juego”.

No es que desdeña señalarlo y lo que sí trabaja bien, con ayuda de efectos visuales y de un ritmo intenso, es que las carreras de autos tienen su unidad intrínseca, son una especie de mundo cerrado. Aunque muchos lleguen a verlas, para sus actores es otro mundo.

El buen trabajo histriónico de Matt Damon y el de Christian Bale nos ayudan a entender esa faceta a partir de personajes bien diseñados, tanto como el buen diseño de la banda sonora, para un filme que uno puede recomendar y a cuya trama se le puede sacar alguna punta conceptual.

Ficha técnica

Título: Contra lo imposible.

Título original: 21 Bridges.

País y año: Estados Unidos, 2019.

Género: Policial.

Dirección: Brian Kirk.

Elenco: Chadwick Boseman, Sienna Miller.

Duración: 99 minutos.

Cines: Nova, Cinemark, San Pedro, Cinépolis, CCM, Studio.

Calificación: Tres estrellas de cinco posibles.