Crítica de cine de ‘Aladdín’: Al frotar la lámpara se tiene un cuento

De nuevo tenemos al genio de la lámpara maravillosa, quien llegó al cine desde la literatura

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En la época en que los cuentos infantiles se sobreponían al cine, conocimos a Aladino con ese nombre: Aladino. También supimos de la alfombra voladora, de una bella princesa y de la lámpara que, al ser frotada, salía de ella un genio llamado Genio.

Sin embargo, en 1992, aparecieron los estudios Disney con un delicioso filme de dibujos animados y Aladino pasó a llamarse Aladdín, así como la princesa Yazmín pasó a ser Jasmine. Por obra de Disney, mucho varió este cuento en la imaginación colectiva.

El cuento de Aladdín fue incorporado a la literatura exótica presente en el libro Las mil y una noches tiempo después. Lo hizo, en el siglo XVIII, Antoine Galland, primer traductor europeo de las tantas noches afamadas por la literatura.

Aladdín era una especie de personaje como los que encontraríamos luego en la literatura picaresca. Con la ayuda de un humanizado genio, Aladdín pasa por un proceso de mejoramiento social y amoroso, luego de aventuras en las que debe enfrentarse a ciertas fuerzas del mal, personificadas por el visir Jafar.

Fueron John Musker y Ron Clements quienes dirigieron la inolvidable versión animada de 1992. Ahora es el director Guy Ritchie, quien cambia su estilo más conocido de hacer cine, y lo hace para repetirnos el cuento con estilo visual refulgente.

El filme de hoy, 2019, conserva el título de Aladdín, pero hace a un lado los dibujos animados para presentársenos con actores reales, lo que en inglés llaman live-action. Esta nueva costumbre de los estudios Disney por hacer refritos de sus clásicos nos ha dado y nos dará otros títulos.

Uno puede repetir aquí aquella constatación hecha por el lingüista búlgaro Tzvetan Tódorov: “El interés que se tiene por el pasado del pensamiento nace casi siempre del deseo de hacer de él un nuevo uso”. Así, aunque esta versión con actores de Aladdín sea copia de la animada, siempre con tono de opereta, ahora le da más presencia al personaje de la princesa y subraya los posibles elementos feministas.

Igual sucede con otros conceptos, como los de libertad (la de Genio, por ejemplo), solidaridad (amistad entre Aladdín y Genio) y respeto a las diferencias (las económicas).

El filme persiste en que la princesa es la llamada a gobernar en el reino de Agrabah, por eso el buen diseño de su personaje y al que responde bien la actriz Naomi Scott con secuencias destacables.

Will Smith jalona bien como Genio y con él se siente la dinámica positiva del filme. Es con el personaje de Aladdín y la mala actuación de Mena Massoud donde se crean los baches del filme, cuando se le siente menos soltura lírica y menos fuerza épica.

Los demás es esa admirable y millonaria puesta en escena, propia del gran espectáculo justamente manejado, rebosante de imaginación. Aladdín es un bien inspirado filme comercial.

El pícaro mono Abú y el malévolo loro Yago, nombre shakesperiano, dan el tono para redondear un filme que, con pocas novedades en la trama, vuelve a recrearnos desde el arte del refrito.

ALADDÍN

Título original: Aladdin

Estados Unidos, 2019

Género: Fantástico

Director: Guy Ritchie

Elenco: Will Smith, Mena Massoud, Naomi Scott

Duración: 128 minutos

Cines: Nova, San Pedro, Cinépolis, CCM, Citi, Cinemark

Calificación: TRES estrellas ( * * * ) de cinco posibles