En octubre del 2010, el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) lanzó un plan piloto para los clientes que deseaban generarse su propia electricidad.
Tanto interés atrajo, que su plazo de vigencia creció de dos a cinco años y su meta se amplió.
En vez de cinco megavatios (mW) de potencia instalada al final del proyecto, la meta hoy es diez mW al 2015, explicó Alexandra Arias, encargada del plan.
“Nuestras expectativas se superaron por completo; el interés es muy fuerte”, expresó.
Actualmente tienen 169 proyectos de energías limpias interconectados a la red del ICE que equivalen a 600 kW instalados.
Sin embargo, la entidad hoy tramita 230 solicitudes que sumarían siete mW. Un mW equivale a 1.000 kilovatios (kW).
Entre solicitudes y plantas interconectadas, 95% son sistemas fotovoltaicos (panel solar).
“Inicialmente eran proyectos residenciales de uno o dos kilovatios, pero desde el año pasado recibimos hasta de 100 procedentes de hoteles, industrias y comercio”, agregó la ingeniera.
Empero, el éxito de la iniciativa hoy presiona al ICE por la lentitud que empresas y clientes atribuyen a la entidad otorgando los permisos de interconexión.
En promedio, ese trámite consume de dos a tres meses de espera, afirman empresas que instalan estos sistemas.
Arias lo sabe, pero recordó que, por razones técnicas, el ICE verifica que las plantas sean seguras para el abonado y la red de distribución y que la potencia instalada es la acordada antes de admitir una nueva planta.
Arias admite que ya apuran la capacitación de más funcionarios para trámites e inspección debido a la demanda.
El mes pasado, en el diario oficial La Gaceta se publicó un marco legal para las plantas solares de generación, señaló.
Así, una vez que concluya el plan piloto, el ICE y otras empresas estarán autorizadas para dar el visto bueno a los clientes que estén interesados en adquirir dichos sistemas.
Nueva cultura energética. Mientras ese futuro llega, la experiencia actual del ICE también contribuye en la formación de cultura entre abonados actuales que podrían sucumbir a la tentación (y oportunidad) de ahorrarse el pago de casi toda la factura de electricidad mensual.
“En San Isidro de General, hubo una familia que colocó paneles sobre el techo de su casa. En un plazo de tres meses, recibimos cinco solicitudes más de ese mismo barrio”, apuntó Arias.
El plan, de paso, también le aporta inteligencia de mercado al ICE al identificarle hábitos e intereses entre quienes invierten en este tipo de electricidad limpia. El asunto, afirma, va más allá del ahorro económico.
En visitas de seguimiento a casas donde hay sistemas solares interconectados, los residentes se vuelven muy ahorrativos y conscientes del uso de la energía.
“Como ahora generan su propia electricidad, evitan el desperdicio porque esa energía eventualmente llega a la red principal y se traduce en un crédito de energía para el hogar que se usará en el futuro”, recordó la también coordinadora de proyectos especiales del ICE.
“Apague luces que no esté usando”, “apague el televisor”, “Abra la refri solo si necesita algo”; ejemplifican el tipo de “letreritos” que han hallado en estas casas. Usualmente, refirió Arias, adheridos a la puerta de la refrigeradora.
Otro rasgo de estas personas es su sensibilidad hacia el cuido del ambiente. “Para estas personas esta inversión representa una oportunidad para cuidar la naturaleza y a la mayoría se les nota ese genuino interés en preservar el ambiente”, concluyó.