Drones tendrán reglas para surcar cielos costarricenses

Reglamento busca educar a usuarios y así evitar accidentes en aire y tierra

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Con el fin de prevenir tragedias en tierra y en el aire, la Dirección General de Aviación Civil propone normas para regular los vuelos de drones en el país.

Un dron es, en esencia, un avión sin piloto que vuela en forma autónoma o dirigida con un control remoto, según la definición de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), la cual regula mundialmente el sector y a la cual está adscrita Costa Rica.

Aviación Civil enviará en abril una directriz operativa al Consejo Técnico de Aviación, en donde incluirá las nuevas disposiciones luego de que expiró el periodo de consulta pública el cual dio inicio en diciembre.

La directriz operativa que se remitirá propone distintos grados de requisitos para volar drones en el país según su empleo.

Así, liberaría de la mayoría de cláusulas a quien los use solo con fines deportivos o de recreo; situando esas prácticas en el ámbito del aeromodelismo.

En cambio, si son de uso profesional para fines comerciales, científicos, humanitarios, atención de emergencias y otros, los requerimientos serán mucho mayores para sus encargados.

En tales casos, los responsables de los aparatos y los pilotos deberán poseer –entre otros requisitos– registros técnicos de las naves, manuales de operación, una certificación de la Dirección General de Aviación Civil e incluso deberán suscribir pólizas de seguro por daños a terceros.

Las que sí regirían para todo usuario, sin importar para qué utilice el dron, son restricciones por razones de seguridad general, enfatizaron Manuel Protti, jefe de Control de Operaciones de Aviación Civil, y Rolando Richmond, subjefe de Navegación Aérea.

“La mayoría de drones pesan dos kilos: el peso de un pato. En el pasado, esas aves han hecho caer aviones al ingresar en sus turbinas. Los drones representan ese riesgo”, recalcó Richmond.

Restricciones. Por ejemplo, se prohibirán vuelos a menos de ocho kilómetros de aeropuertos y aeródromos, a no ser que haya un permiso expreso de la Dirección de Aviación Civil.

Tampoco se podrán operar a más de 120 metros de altura (así se evita la zona donde hay naves tripuladas) y solo autorizarán sus desplazamiento de día y solo si las condiciones del clima posibilitan al piloto el contacto visual permanente con el dron.

Por razones de seguridad y privacidad, tampoco se podrán volar sobre aglomeraciones humanas, de edificios, barrios o casas, ni a menos de 30 metros de una persona, inmueble o vehículo.

La propuesta incluiría sanciones contempladas en la Ley General de Aviación Civil para quien incumpla las normas.

La posición de Aviación Civil refleja la pauta internacional dictada por OACI, para la que, lejos de ser un juguete, un dron es otra aeronave más en el cielo.

“La prioridad es la seguridad, y, por ello, aspiramos a que quienes usen estas aeronaves comprendan la necesidad de cumplir ciertas pautas”, explicó Protti.

Protti afirmó que ocho empresas interesadas en certificarse con fines comerciales enviaron observaciones a la directriz propuesta. Para él, ello refleja el creciente interés local en este nuevo sector de la aviación mundial.

Una necesidad. “Me parece bien y lógico que las autoridades hagan esto por razones de seguridad y privacidad; también apoyo la idea de distinguir entre fines recreativos y comerciales o de otro tipo”, señaló Sergio Ballester, empresario y dueño de la compañía Indigo Drones.

Su firma está por ofrecer servicios de revisión y vigilancia de plantaciones agrícolas.

Lee Jones, vocero regional de una de esas compañías, llamada Aibotix (dedicada a fabricar y programar drones), cree indispensable que el país posea normativa para estos aparatos.

“A nosotros nos interesa que haya seguridad y pilotos debidamente entrenados”, señaló.

Lee agregó que será necesario certificar a aviadores; su empresa tiene interés tanto en comercializar drones como en certificar pilotos y dar asistencia técnica.

Nelson Mattie, de la empresa Altec Group, centrada en servicios de video y fotografía con drones, consideró que cuando la opinión pública sepa de estas reglas “pocos se sentirán tentados a violar la reglamentación y la población se sentirá más segura”.

Ambos señalaron que, junto con técnicos y otras empresas, están creando la Asociación de Operadores de Aeronaves Pilotadas a Distancia (Aoapa).

Su fin sería organizar a distintos actores ligados a estas aeronaves y,, desde ese foro ofrecer entrenamiento y guía al sector.