Crece campaña contra ‘antisociales’ que nunca sueltan el celular

Acto de olvidar al prójimo por ver una pantalla es conocido como ‘phubbing’

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San José

Lectores de nacion.com se refirieron al "phubbing":


Cynthia Díaz Oviedo:

“Por desgracia todos lo hemos hecho, se lo hacemos a nuestros hijos, a los miembros de nuestra familia, lo hemos recibido y lo hemos hecho. Es verdad: se siente terrible”. .

Sara Pereira:

“El Internet móvil es una herramienta poderosa, pero como todo quien lo utiliza debe ser educado para no caer en esta situación que aleja a las personas de la realidad e inclusive de sus seres mas queridos y cercanos. La calidez humana nunca podrá ser sustituida por un aparato electrónico”.

Juan Matías:

“Tenía un par de amigos así. Si el teléfono es tan importante nos vemos otro día. Se los dije un par de veces y listo, volvieron a ser gente normal”.

Bernardo Sánchez:

“Claro que nos pasa. En estos tiempos la tecnología abre brechas en las relaciones personales. Es una lástima que la gente a nuestro alrededor no se de cuenta de lo que esta pasa. No hay nada mejor que una taza de café y una buena conversación frente a frente con la persona que amás o un buen amigo. Claro que es de mala educación no poner atención a quien nos habla”.

Milly Ramírez:

“Es fatal. Lo siento más grave cuando lo hacemos frente a la conversación de un adulto mayor o un niño. Increíble la falta de respeto. A mí me da pena ajena cuando lo veo en otras personas”.

La escena se repite una y otra vez. Usted habla frente a frente con alguien cuando una llamada o una alerta al celular cortan la plática. Pasan unos segundos. Nada. Pasan unos más. De nuevo, nada. La conversación previa se detuvo.

La escena termina como siempre: el aparato para unir a personas a larga distancia, ha distanciado a dos que segundos antes se regalaban compañía cara a cara.

La desatención, no obstante, provoca una reacción en contra.

A inicios de mes, Alex Haigh, un australiano de 23 años, creó una página llamada stopphubbing.com que utiliza como un alfiler para pinchar esa burbuja donde la gente se aísla del resto por bajar los ojos sobre una pantalla.

La palabra phubbing resulta de la abreviatura de phone (teléfono) y snubbing (desaire) y en el sitio ese vocablo se define como: “el acto de desairar a alguien en un entorno social por mirar al teléfono en vez de poner atención”.

Con más de 12.000 seguidores en Facebook, el sitio está atrayendo la atención de la prensa (incluida la revista TIME y el diario The Guardian ) por su afán de resaltar el problema de las caras iluminadas en lugares públicos, los dedos enviando texto en cenas supuestamente íntimas y reuniones que podrían haber sido por chat dado el tiempo invertido en pantalla.

“Imagine a las parejas del futuro sentadas en silencio. Las relaciones basadas en actualizaciones de estatus. La habilidad de comunicarse o hablar cara a cara, completamente erradicada. Algo tiene que hacerse y tiene que hacer ya” , propone la página.

Miles están acudiendo al llamado contra esta paradoja de la tecnología moderna cuyo repudio compite con el acto de meterse un dedo en la nariz en la cena.

Un sondeo en el sitio de la campaña dice que 88% de usuarios (casi 14.000 votos) rechaza ese acto.

La página pide ayuda para acabar con la “epidemia” mediante el envío de fotos de celebridades que cometan phubbing y solicitan fotos de amigos en tal actitud para exhibirlos. Además, ofrecen fondos de pantalla para descargar y hasta un formulario para enviarles a sus seres queridos, haciéndoles notar su obsesión telefónica. El mensaje, seguramente, lo verán en el teléfono.

Fenómeno local. Costa Rica tampoco escapa al asunto en un país donde, solo en el Valle Central, 481.000 personas acceden a Internet desde sus celulares, señala el informe Red 506, retrato del consumidor digital 2012 , elaborado por Unimer Centroamérica.

“Esto es como si años atrás se reunieran unos amigos a conversar y uno decide ponerse a leer un periódico. Es una clara grosería”, explicó ayer Miguel Casafont, profesor universitario, artista, chef y experto en etiqueta y protocolo.

Casafont considera que en Costa Rica se olvidaron normas básicas de respeto y convivencia como decir “gracias”, “con permiso” y “por favor”.

Esto, agrega, creó un menosprecio hacia las reglas de urbanidad, lo cual se refleja en el comportamiento y el lazo que las personas tejen con sus aparatos.

“Hoy la regla debería ser que en la mesa no se ponen los codos, ni el celular ni el iPad”, enfatizó.

Su receta contra esta desatención hacia los demás está en la mente: ante una llamada, la persona debe imaginarse que está en la fila de un banco; ese sitio donde está prohibido usar el teléfono.